Levantarse de la cama esa mañana requirió una gran cantidad de fuerza de voluntad por parte de Sasha. No había nada urgente que tuviera que hacer hasta la hora del espectáculo y si hubiera estado en la comodidad de su propia casa, habría sido uno de esos raros días en los que se quedaba acurrucada en sus cálidas sábanas y dormía todo el día. En cambio, sacó el teléfono celular que Arlet le había dado de debajo de la almohada y miró a escondidas en ese momento. Quería gemir cuando vio los números 10:47 resplandeciendo hacia ella. ¿De verdad era tan tarde? Una noche tarde y su horario de sueño ya era loco. Le costaría un poco acostumbrarse después de todos los turnos de madrugada en el hospital en los que había estado trabajando en Hidden. Se deslizó de su cama y pudo escuchar a Misaki res