No pensé que fuera tan fácil que Sofía me firmara el divorcio. Pensé que me costaría convencerla, darle algunas propiedades, acciones, la casa, dinero, pero no. En cambio, me dijo que podía quedarme con lo que quisiera.
Sé que Sofía proviene de una familia de prestigio, y esa fue una de las razones por las que me casé con ella. Sin embargo, considerando su naturaleza frívola, vanidosa, ambiciosa y fría, pensé que me exigiría más en el divorcio. En ocasiones llegué a pensar que quizás sentía algo por mí, lo que justificaría su obsesión por casarse conmigo y su elaborada mentira que lastimó a Elisa, mi dulce Elisa, tan hermosa, inocente y pura. Esa mujer la destruyó, arruinó nuestros planes, nuestro futuro y nuestra familia.
Ella tuvo el descaro de preguntarme y actuar como si no supiera lo que había hecho, aunque sus ojos reflejaban curiosidad y desconcierto; definitivamente es una buena actriz.
Quería y quiero divorciarme, entonces no entiendo por qué me molesté en que firmara el divorcio tan fácilmente y esté esta mañana en la oficina... ¡Qué descarada y coqueta, asumiendo la presidencia con tanta superioridad como si yo no hiciera falta, como si mi trabajo allí no significara nada! Y esos hombres, todos embobados por ella, la manera en que la miraban con ese vestido... ¿No podía ponerse otra cosa? ¿Siempre va de ese modo, solo para llamar la atención?
No la soporto, menos mal ya me separé de ella. ¿Será verdad que ya recogió sus cosas de la casa? ¿Qué quiso decir con que esa casa se parece a mí? La odia, pero bien que la disfrutó por estos años.
—¡Ángel! — me gritan. Es mi madre, me mira como si esperara una respuesta. ¿Qué se supone que debo contestar?
—No hay necesidad de gritar, madre, estoy aquí.
—Sí, pero tu mente al parecer no lo está. Estaba diciendo que sería buena idea no decirle al abuelo que ya te separaste de la arpía de Sofía, al igual que tu padre. Se van a enojar, y aunque me agrada que Elisa esté de regreso, no lo van a tomar bien por la prematuridad de las cosas.
—Madre, no voy a ocultar mi separación. Tarde o temprano lo sabrán, y los accionistas ya lo saben.
—Seguro, esa mala mujer te pidió hasta el último centavo, pero tú no le vayas a dar nada.
—Para tu tranquilidad y la de la familia, extrañamente, no me pidió nada y no quiero hablar más del tema. No es el momento — me mira sorprendida por lo que le dije.
—Igual estate alerta, porque seguro te sorprende. De esa mujer se puede esperar cualquier cosa, no es como Elisa, ella sí es educada y tranquila, es la chica para ti.
—No solías decir eso hace cinco años cuando me hicieron casarme con Sofía.
—Hijo, la decisión de tu boda fue tomada por tu padre, ya lo conoces, no hay quién lo contradiga. Además, necesitábamos establecer nuestro estatus social para que la gente nos respetara y llegar a esos lugares nacionales e internacionales a los que no podíamos acceder.
—Sí, claro, la sociedad. Ya tenemos eso, no necesito seguir casado. Elisa está aquí, me creyó que nunca la engañé, aunque eso no cambia el daño que Sofía le hizo.
—Lo sé, hijo, pero eso ya está en el pasado. Ahora vas a rehacer tu vida y olvidar que esa mujer alguna una vez existió en tu vida.
Escuchamos a Elisa y Angélica entrando al recibidor con unos obsequios.
—¿Niñas, pero qué traen ahí? — pregunta mi madre cuando ve las manos de Elisa y Angélica ocupadas con bolsas y cajas.
—Ángel y yo les trajimos unos presentes del viaje, esperamos que les gusten, ¿verdad, amor? — confirmo con una sonrisa.
Recuerdo que entramos a una tienda porque quería comprarse un vestido y recordé comprarles los presentes a mi familia, una manía que Sofía me implantó. Las pocas veces que viajamos juntos por negocios o veníamos a las reuniones, ella entraba a una tienda y compraba algunos presentes. Aunque sabía que mis padres y Angélica no la querían, adoraban sus regalos. Cuando estaba de viaje, me mandaba un mensaje recordándome traer presentes para la familia, así que me quedé con esa costumbre.
—No me extraña, Ángel siempre nos trae obsequios de sus viajes, cosa que antes no hacía.
—Son simples detalles madre.
—Detalles o no, son preciosos. Siempre nos trae cosas de última moda, incluso algunas que no han llegado al país — interrumpe Angélica. La verdad es que Sofía era quien escogía los regalos y cuando yo estaba de viaje, me mandaba sugerencias de lo que debía comprarles porque, si es por mí, cualquier cosa sirve.
—Ángel me dejó escoger los presentes, espero que les gusten.
—Claro que sí, hija, tú siempre has tenido buen gusto — la miró. Se ve tan fresca como si fuéramos los mismos de siempre.
—Buenas noches. — escuchamos a mi padre entrar al recibidor. Se queda viendo a Elisa y luego a mí — Elisa, cuánto tiempo. Bienvenida.
—Gracias, señor Leffman — se levanta y lo saluda con un abrazo. —Vine con Ángel.
—Era de esperarse. Y trajo presentes, ¿estabas con él en su viaje? — Elisa se ruboriza.
—Nos encontramos en Londres, papá, y decidió venir conmigo.
—Qué casualidad, pues bienvenida nuevamente a casa.
—Buenas noches — llega el abuelo. Por alguna extraña razón se queda muy serio cuando ve a Elisa. Al abuelo nunca le ha caído bien.
—¡Buenas noches! — respondemos todos.
—¿Abuelo, te acuerdas de Elisa? — le digo mientras afirma — vino a cenar con nosotros el día de hoy y trajimos presentes — él los ve y luego a nosotros sin mencionar ninguna palabra.
—Buenas noches, señor Leffman — interrumpe Elisa con discreción. Esta vez no se acerca. El silencio se hace incómodo e interviene mi madre.
—Estábamos esperando por ustedes para cenar — expreso mientras mando a servir la mesa y pasamos. —Con permiso — se retira mi madre diciéndole algo a mi abuelo que solo ellos escuchan.
—¿Nos sentamos? —ofrece mi padre, mientras todos obedecemos. "Elisa, cuéntanos de ti", añade.
Angélica se entretiene abriendo sus regalos. Mi abuelo está atento a cada palabra de Elisa. De todos en la familia, él es al que más respeto. Siempre ha confiado en mí y en mis capacidades. Cuando me fui a casar con Sofía, fue el único que me dijo que si no quería, que no lo hiciera. Aún tengo sus palabras en mi cabeza.
*Flashback*
Me estaba preparando para ir a mi boda, un infierno, mientras mi corazón estaba roto; iba al altar con la mujer a la que odiaba en lugar de amar. Jamás pensé que ella haría algo así.
—Mi nieto se ve muy guapo — entró mi abuelo, sacándome de mis pensamientos.
—Abuelo, tú también pareces un galán. Parece que tú eres el novio.
—Tengo una cara más feliz que la tuya, pareces que vas a un funeral en lugar de a tu boda— expreso, con una sonrisa burlona.
—Sabes por qué me caso, abuelo —exprese frustrado.
—Complacer a tus padres, eso no está bien; en la vida, el matrimonio es sagrado, no por ceremonias, sino por lo que representa.
No digo nada. Se acerca para acomodar mi corbata y mi traje.
—Es un compromiso en el que te unes con otra persona para compartir metas, gustos, dificultades, felicidad y amor; si no tienes eso, vas a vivir un infierno.
—Es lo que debo hacer.
—No, no debes. Sé que deseas que la novia sea otra, aunque a mí no me agrade, pero eres un hombre adulto e inteligente. No te faltan mujeres que saben hablar, pelear y exigir, así que no puedes decirme que estás obligado a casarte. Si te casas, es porque quieres.
—Abuelo...
—Te conozco. Cuando te enteraste de este absurdo matrimonio, te opusiste, peleaste y al mes decidiste aceptar. Fue tu decisión, no la de tus padres. Tienes dos opciones:
Una: llamas a esa hermosa mujer que está al otro lado, vestida de novia, y le dices que no te casas. Estoy seguro de que no va a decirte que no. O dos: pones tu mejor cara, caminas hasta el altar y aceptas convertirla en tu compañera de vida. También sé que no se va a negar — sonríe y me da un beso.
—¿Qué dirían mis padres si los pongo en vergüenza? ¿Permitirías poner en vergüenza nuestro apellido, abuelo?
—Solo es un apellido, hijo. La felicidad es lo más importante, ya pasará. Ayer hablaron de una familia, hoy hablarán de nosotros, y mañana quién sabe. Pero recuerda, la decisión que tomes, yo te apoyo.
—Gracias, abuelo.
—Por cierto, debo decirte que la novia está muy, pero muy hermosa, —lo miró y me guiña un ojo, —aunque sea no es fea. — Reímos. Tal vez no sea fea físicamente, pero por dentro es un demonio.
Final del Flashback.
Así quedé pensando y mi decisión ya la conocen, quizás sí debí tomar la primera.
—Podemos pasar a la mesa— nos interrumpe mi madre.
Nos dirigimos hacia el comedor y nos sentamos todos. Elisa se sentó a mi lado como corresponde, pero algo se sentía diferente.
—Elisa, espero te gusté la comida. Cuando supe que venías decidí hacer tu plato favorito — dice mamá.
—¿Dónde está Sofía? — escuchamos de repente la voz del abuelo. En toda la noche no había mencionado ninguna palabra.
—Suegro es evidente...
—Estoy preguntándole a mi nieto querida nuera, es él quien debe responder — mi madre se queda en silencio al igual que mi padre y me miran. Elisa se ruboriza nuevamente. —¿Dónde está tu esposa?
—Sofía, no va a venir abuelo.
—Eso es evidente, Ángel. Soy anciano, pero no tonto. Sería estúpido e irrespetuoso tener a tu exnovia cenando con la familia y a tu esposa del otro lado. ¿Dónde está?
Es una buena pregunta, ¿en dónde estará esa mujer ahora?
—¡Ángel! — me grita el abuelo — estoy esperando una respuesta.
—No quería informarles así, pero lo haré. Sofía y yo decidimos divorciarnos, de hecho, ya está hablado el acuerdo de divorcio, así que no la van a ver más por aquí — mi padre me mira al igual que mi abuelo. Mi madre y Angélica sonríen, aunque tratan de disimular mientras que Elisa me da una mirada significativa —Elisa y yo decidimos intentarlo de nuevo una vez que se concrete el divorcio. Espero su apoyo."
—¡Claro que sí, hijo! —interrumpe mi madre.
—Hermano, en mí siempre puedes confiar, — le sonríe a Angélica y prosigue, —además, Elisa siempre nos cayó muy bien, más que Sofía.
—Obviamente, —interrumpe mi abuelo, —una mujer con independencia, poder, con ganas de comerse al mundo, no pierde tiempo en frivolidades como ustedes.
—Abuelo, — le reclamé con la mirada. No puede hacer sentir mal a mi novia, a mi madre y a mi hermana.
—No estoy diciendo nada que no sea verdad. A ver, niña, — se dirige a Angélica, —¿qué haces con tu vida aparte de ir de compras, salir de fiestas y estar con tus amigos? Ni siquiera vas a la universidad. Y tú, querida nuera, haces exactamente lo mismo: estar de compras, en el club o chismeando por ahí con las otras viejas sin oficio de este país.
—¡Padre! —escuchamos a mi padre, que antes no había querido interrumpir.
—No me grites. ¿Acaso me equivoco? Me imagino que sí regresaste con Elisa, eso no es de ahora, sino de hace meses, ¿no es así? —me pregunta.
—No es el momento de hablar de eso, abuelo. Hablamos después.
—Tú sacaste el tema, ahora no quieres hablar.
—Solo les notifiqué mi decisión.
—Está bien. ¿Y tú niña? — se dirige a Elisa —¿Qué haces con tu vida?, desde que llegaste solamente he escuchado que has viajado por el mundo. ¿En qué trabajas?, ¿a qué te dedicas? ¿estudias?
—Me gusta el arte, por eso decidí viajar, de esta manera decidía que estudiar, pero me gradué en contaduría.
—Ya veo. Es decir, no estudias ni trabajas, pero vives de lo que tiene tu familia.
—Abuelo —, sé lo que intenta hacer y no puedo permitirlo.
—Solamente quiero saber que ha hecho durante todo este tiempo que ha estado afuera.
Elisa sé incómoda — Regrese con ese objetivo señor, lo más seguro es que trabaje en los negocios de mi familia — eso me toma por sorpresa, la miré sorprendido. Elisa nunca se ha interesado en los negocios de su familia.
—Qué bien, eso es bueno. Recuerdo que tu familia se dedica a la industria de la moda — interrumpe mi padre.
—Así es, mi hermano mayor es quien dirige todos los negocios en este momento y ha hecho un buen trabajo. Nuestras empresas son reconocidas mundialmente, eso no es fácil de lograr.
—No lo es, tus abuelos y tus padres se han esforzado mucho — escuchamos al abuelo — conozco a tu hermano, es David Dente, ¿cierto? — afirma —buen muchacho, con su visión y proyectos, les hace la competencia a las empresas de moda más importantes del país como LiaAndio.
—Sí, pero esa empresa es relativamente nueva, lleva a penas unos cuatro años en el mercado, no puede competir con la de nuestra familia.
—Pero en sus cuatro años ya es una empresa reconocida internacionalmente, ocupa uno de los primeros tres lugares del mercado empresarial en moda, dejando en el sexto o séptimo lugar a tu familia — dice mi abuelo —el año pasado recuerdo que hizo un lanzamiento que dejó a todos sorprendidos.
—Sí, lanzó un nuevo modelo de carteras, perfumes y calzado llamado “La nueva era” — dice emocionada Angélica — yo tengo varios, son maravillosos y tiene para todos los gustos y colores. Es mi tienda favorita — mi mamá le pega un codazo y Angélica solo puede decir — Pero la de tu familia también.
Mi abuelo se ríe.
—Hasta lo que sé, nadie sabe quién es el dueño de esas empresas. Pero, quién sea es un buen empresario, ha hecho crecer su empresa en menos de cuatro años y aún va en alza como las sociedades Let-tecnología — termina de comentar mi abuelo.
—He escuchado de esa empresa — intervengo —Creo un nuevo sistema operativo muy competente a nivel empresarial y una plataforma de comunicación muy avanzada. Nada que envidiarle a las que ya están.
—Hemos manejado ese sistema en nuestras empresas y ha resultado mucho mejor, sobre todo para las conferencias —, expresa mi padre.
—También es útil para los jóvenes. A mí me sirve para comunicarme con todo el mundo y tiene un sistema de seguridad muy bueno contra robos o bloqueos —interviene mi hermana.
—Manejo esa plataforma y también brinda opciones de ubicación, compras, videos y negocios. Es muy buena — comenta Elisa. Miro a mi abuelo riendo.
—¿Emocionado abuelo?
—Encontrar un tema de conversación que les guste a todos en esta mesa es digno de mi admiración — es cierto, nadie puede llevarse bien en esta mesa con un mismo tema.
—Otra de las empresas que me llama mucho la atención y está subiendo rápidamente es Autos-let — miró a mi padre porque esa es mi empresa —aunque lleva muy poco en el mercado, hay que admitir que ha creado buenos automóviles y su sistema es eficiente.
Me llena de orgullo que diga eso, tal vez sabe que es mi empresa. Sofía debió decirles cuando se enteró —Quisiera saber quién es el dueño. Es bueno conocer a la competencia, pero ha sido difícil, nadie sabe dar razones. ¿Tú no sabes quién es Ángel? —termina de decir mi abuelo.
—Sea quien sea, sabe muy bien lo que hace porque se ha hecho de fama en menos de tres años a nivel internacional — dice mi abuelo, es decir que no saben que es mía porque Sofía no les ha dicho. ¿A qué juega esta mujer?
—¿Será que tiene algo que ver con las empresas Let- tecnología? — dice mi hermana — digo por el nombre.
—No — respondo sin pensar —si lo fuera, sus modelos tendrían un sistema más avanzado y desarrollado, sería un gran golpe. — Tan pronto susurro esto último, pienso que esto no lo había considerado.
—Tienes razón hijo — expresa reflexivo mi padre —Tenemos que asociarnos con esa empresa para que los nuevos diseños de automóviles salgan al mercado con un sistema operativo avanzado. Así, nadie nos ganaría.
Justo lo que estaba suponiendo, como fui tan imprudente.
—Por cierto, ya que te separaste sin ni siquiera pedir nuestra opinión — ya llegó el reproche, se estaba tardando —¿cómo queda la empresa?
—No te preocupes papá, todo en la empresa avanza igual. Sigo siendo parte de ella y de los negocios.
—¿Seguro?, no quiero mi empresa en manos de esa familia.
—Esa familia es lo que nos ha llevado a dónde estamos. Te recuerdo que, si no fuera por su poder y liderazgo no estaríamos aquí. Además, les guste o no la astucia de Sofía para moverse en este mundo, ha sido crucial. Sino fuera por ella, tus mujeres no estarían disfrutando de esos lugares que les encanta tanto. Se agradecido —me recrimina mi abuelo.
—Mi hijo es quién ha llevado nuestro nombre a lo alto padre. Estamos en donde estamos, por su esfuerzo e inteligencia.
—No digo lo contrario, mi nieto saco la inteligencia y astucia de su abuelo, pero — me mira —sin ofenderte, sabes bien que Sofía y su familia han sido un pilar fundamental para llegar y conseguir todo lo que has querido. No puedes ser mal agradecido y no verlo.
Me mira de una manera significativa, será que si sabe lo que estado haciendo.
—Suegro, eso ya es pasado. Sofía y Ángel están divorciados. Mi hijo ha hecho un gran sacrificio y ha logrado todo lo que se ha propuesto, no está bien mencionar a esa mujer ahora que ha salido de nuestras vidas y mucho menos con Elisa presente. Es irrespetuoso como bien dice.
—Decir la verdad no es ser irrespetuoso, pero a ustedes se les olvida cuando les conviene ciertos eventos. Además, la joven no puede sentirse ofendida, porque hablamos de la esposa de mi nieto.
—Abuelo, por favor.
—Yo no la estoy ofendiendo. Ella debe saber que mientras la resolución no salga es y seguirá siendo tu querida esposa — me sorprendo de que diga eso. De repente Angélica deja caer el vaso de agua y mis padres se miran entre sí. Observo a Elisa y se ruboriza.
—Discúlpenme, debo ir al baño — se levanta de la mesa y Angélica la sigue.
—Suegro, eso fue ofensivo.
—Abuelo te pasaste. Elisa es la mujer que quiero, es mi novia. Debes respetarla y hacerte a la idea de verla más seguido.
—La mujer que no se respeta a sí misma, no merece ni puede exigir respeto.
—¡Abuelo!
—¿Cuánto tiempo tienes de divorciado?, ¿un día, unas horas o es más tiempo y no nos habías dicho nada?
—Eso es irrelevante, sabes que mi matrimonio es una farsa. Todo fue un contrato.
—Un contrato que esta familia ha sabido disfrutar muy bien, pero farsa o no, Sofía es tu esposa, la dama y señora. Si te presentas ahora con tu exnovia y apenas anuncias tu divorcio, ¿qué crees que pensará la gente? ¿Cómo dejará a la familia y a ti? Le fuiste infiel a tu esposa.
Estoy sorprendido, no esperé que fuera el quién me dijera justo eso.
—Mi suegro tiene razón en eso. Hijo, deberías ser discreto, sería bueno, al menos por un tiempo.
—No podemos caer en vergüenza, hijo. No es que me importe que te separes de esa mujer, después de todo, ya conseguimos lo que queríamos de ese matrimonio. Más bien, habías tardado, pero no se vería bien que salieras con otra a unas horas de anunciar tu separación. Esto es increíble.
—No se preocupen, no lo haré, pero no por ustedes, sino por ella, por Elisa no quiero que la prensa la humille considerándola mi amante o la mujer que destrozó un matrimonio de mentira.
—Se humilla ella sola al meterse con un hombre casado o venir como si nada a cenar con tu familia, aun cuando ni siquiera nos habías anunciado tu divorcio.
—¡Abuelo basta!
—No, aun no acabo. ¿Cómo tomo Sofía el divorcio?, ¿le dijiste que es por Elisa?
—Lo tomo muy bien, para ser realista —cuando recuerdo la facilidad con la que firmó los papeles de divorcio, aún me molesta —¿Te preocupa?
—Sí y no. Sofía ha sido tu esposa durante casi cinco años, y, mentira o no, se aprenden costumbres como traer regalos de los viajes y cenar los viernes, entre otras cosas. Me preocupa cómo está tomando esto. Por otro lado, es una mujer que nunca ha necesitado de hombres para salir adelante, se vale por sí sola, es inteligente y astuta. Hasta su padre se ha dado cuenta de eso. Si a eso le sumas que es una de las mujeres más bellas del país, no le faltarán hombres que se mueran por ella.
—Ella es libre de hacer lo que desea con su vida y con quién quiera, eso a mí no me importa — ese comentario me irritó mucho más, sobre todo recordando lo coqueta que fue esta mañana en la junta.
—Me alegra, porque conozco a más de uno que querrá saltarle encima, incluyendo a tu ahora cuñado. Ese sí va a estar feliz de tenerla libre. —Mi ira sube con cada palabra que dice.
—Pues, bien por ella. A ver si consigue un hombre que este a su altura.
—No te extrañe que ya lo tenga — interrumpe mi madre.
—¿Qué quieres decir con eso? — los tres la miramos con interrogante — ¡¿Me estás diciendo que Sofía me ha sido infiel?!
—No hijo, solo que conociéndola sería muy raro que no tuviera a alguien. Además, la han visto varias veces con un hombre muy guapo en reuniones, restaurantes, incluso en fiestas.
—¡¿Quién es ese hombre?!
—Qué importa quién es — comenta mi abuelo —tú te has divertido con Elisa, volviste con ella, Sofía tiene el derecho de hacer lo mismo. ¿Crees que una mujer como ella no tendría a más de uno a sus pies? — ¡NO!, es mi esposa.
—Ya basta de esta conversación tan estúpida de quién o no sale con Sofía — dice mi padre — Hijo solamente se discreto. Esa familia no se va a quedar quieta, sabiendo que te separaste de ella.
—Con permiso — regresa Elisa y Angélica.
—¿Estás bien querida? — le pregunta mi madre, pero ya mi humor está arruinado.
—Elisa, nos vamos. Despídete.
—Hijo, pero aún no hemos hablado.
—Después padre, ahora no. Abuelo, hablamos más tarde.
—Claro hijo, estaré justo aquí.
Elisa se despide de mi familia y salimos de ahí en el auto. Pasamos un buen rato en silencio antes de que ella hable.
—No estés molesto por lo que dijo tu abuelo, es normal que piense que soy tu amante.
—No te preocupes, no quiero que te ofendas por lo que dijo — le sonrío.
—No lo estoy, nada más me tomo por sorpresa. Lo importante es que ya están los trámites del divorcio y pronto serás solo mío.
—Claro que sí, como ha debido ser — me sonríe, pero mi cabeza no puede dejar de pensar en lo que dijo mi abuelo y mi madre.
Sofía con otro, ¿por qué me irrita saber eso? ¿Será por ese hombre que firmó el divorcio tan rápido, sin condiciones? ¿Me ha engañado?