Me miro los ojos fijamente en el espejo. No hablo, ni siquiera muestro alguna expresión. Mentalmente me digo que todo saldrá bien, que es natural sentir miedo, pero que no debo preocuparme por nada. He bailado desde mis veintiún años frente a más de quinientas personas; desfilar no se compara, pero será básicamente la misma cantidad de personas que me estarán mirando esta noche. Ya sé lo que es tener cientos de ojos sobre mí. Ya sé lo que sucederá en pocas horas cuando salga a desfilar al fin. Ya sé lo que sentiré y solo espero dar la talla. Estuve un año entero preparándome para esto, desde que firmé para la campaña. No falté a ninguna de las clases de modelaje que Aurelia me impuso para esta noche, aprendí de los mejores maestros de pasarela con años de experiencia. Aprendí que no na