—¡Sígueme!
Jack fue tras ella.
—¿A dónde vamos?
—Irás a limpiar baños, ya te lo dije.
—¡Profesor! —exclamó una alumna, era Adeline
—¿Profesor? —preguntó Madison confusa, luego tuvo una idea vaga—. Ve a tu salón ya mismo, Adeline.
La chica retrocedió y obedeció, conociendo el mal carácter de la directora.
—¿Profesor? —exclamó reprochándole
—Bueno, ese es el puesto que me asignaron.
—¡Mientes!
—¡No soy un mentiroso!
—Eres un asesino, seguro también un mentiroso.
—¡Ya basta…! —exclamó
De pronto el sonido al unísono de alumnos gritando, impidieron su pelea.
Madison clavó sus miradas en casi veinte alumnos que se acercaban a ellos.
—¡directora Cruise! No estamos de acuerdo con que haya expulsado a Lena Miles, era buena alumna, ella no tuvo la culpa de las fotos que su novio subió a internet, ella es una víctima, usted debe apoyarla, ser sorora.
Los ojos de Madison los miraron con rabia.
—¡¿Qué dices?! Vuelvan a sus salones, ¡Ahora mismo!
Los adolescentes estaban molestos, Jack podía notarlo, observó sus manos con huevos, y comida.
—Espera… —susurró
—No te metas.
—Mira sus manos.
Ella los vio.
—¿Qué creen que hacen?
Los jóvenes la miraron desafiantes
—¡Es injusta y cruel! —exclamaron
—Respeto a Lena, es una víctima de su novio y lo lamento, y sus padres están ayudándola, pero, eso no significa que toleraré que ningún alumno use las instalaciones del colegio para algo indebido, mucho menos que para lo que pasó, si eso me hace injusta y cruel, ¡Está bien! Lo acepto, pero sé que tengo la razón, no bajaré mi cabeza ante sus equivocaciones.
Jack notó que la furia incrementaba, y cuando sintió que la atacarían, como si fuera un impulso, la giró por detrás de él, cubriéndola con la espalda.
Ella gritó asustada, mientras Jackson recibía los huevos, tomates y otras comidas encima de su cuerpo.
Una vez que acabaron, los guardias llegaron. Madison los miró rabiosa.
—¡Están expulsados!
Los adolescentes se miraron asustados, murmurando si hablaba en serio.
—Largo de mi vista, ¡Ahora! —gritó la mujer
Los estudiantes corrieron rápido, lejos de ella.
Madison recuperó el aliento, sentía que temblaba de rabia, miró al hombre.
—Luces asqueroso —sentenció
Él la miró con decepción
—Gracias.
—Ve y date una ducha en las regaderas del campus.
El hombre obedeció, se sentía sucio.
Madison caminó, y recordó que él no tenía ropa, encontró a una empleada que estaba dando las gracias por aceptar becar a su hijo.
Ella sonrió, estaba por irse, pero se detuvo
—¿Tendrá ropa de hombre de afanador?
—Claro, señorita directora.
La mujer la siguió hasta el cuarto de trebejos, la mujer le dio un uniforme, Madison fue hasta las duchas.
Pensó que el hombre aún estaría bañándose, pero de pronto se cruzó frente a frente con él, no tenía toalla, pues estaba por cambiarse la ropa, y ella pudo verlo, desnudo.
Sus ojos se abrieron, la ropa cayó al suelo, ella gritó, y cerró los ojos
—¡Maldición! —exclamó Jack enrojecido, pensando que era el peor día de su vida, había tenido muchos así, pero este era la cereza del pastel.
—¡Degenerado, cúbrete! —exclamó, mientras cubría sus ojos con su palma abierta, dejando una ranura para medio mirar.
Él tenía un aspecto tan musculoso, como si fuera chico de gimnasio, además tenía muchos tatuajes, debía reconocer que era guapo, pero lo odiaba hasta rabiar.
Cuando lo pensó se maldijo entre dientes.
—Lo siento.
Se cubrió con la toalla y levantó las ropas de afanador.
—Esa es tu ropa, y no eres más un profesor, eres un limpiador, cuando termines búscame en la cafetería, limpiarás todo.
Él la miró con rabia
—¿Te diviertes humillándome?
Ella se detuvo, miró sus ojos.
—Esposo —rio divertida—. ¡No sabes cuánto! —dijo irónica, una sonrisa siniestra se dibujó en su dulce cara
No podía creer que fuera tan mala, la vio irse.
Jack se visitó y su estomago gruñó recordó no haber comido nada en todo el día.
En la cafetería
Ella lo esperó, al llegar vio el desastre, los empleados lo miraban con rareza
—Entones…
—Pueden irse —dijo Maddie
Los empleados no podían creer que les dejara ir con el trabajo a medio hacer.
—Quiero que limpies todo esto, Jackson, solo así tendrás algo de comer —dijo con voz severa
Jack tragó saliva, soportó muchas humillaciones en su vida, su orgullo estaba más abajo del suelo, pero de forma extraña le dolía más la forma en que esa mujer le trataba.
—Vale.
Él comenzó a limpiar, pronto vio restos de comida, no era comida sucia, parecía en buen estado, y comió manzanas, tenía mucha hambre, en prisión acostumbraba a comer siempre el mismo menú, pero a cierta hora, si algo pasaba podrías perder tu hora de comida, y si derramabas la comida, nunca habría otro plato.
Entonces, acostumbrado al hambre comió.
Maddie lo vio, sintió algo en su corazón, una compasión que creía olvidada llevaba un platillo con comida, se lo iba a dar, pero un recuerdo estrujó su alma
Flashback
«Ella tenía solo ocho años, caminó hasta ese jardín, era una mansión preciosa, cuando llegó a la mesa, observó esas fresas, sin dudar y sintiendo el dolor de hambre, comió una, luego otra, un puñado en su boca
—¡Oye, son mías! —dijo Albert Preston
Ella le miró asustada, aun masticando
—Yo… lo siento… tengo hambre.
Albert observó su cara, sonrió
—¿Tienes hambre?
Su madre se acercó a ella, en aquel entonces su madre tenía cáncer, estaban mal, arruinadas, su padre las abandonó, y no tenían dinero ni para comer.
—Hija, no hagas eso, disculpa, por favor.
Sarah Ziegler apareció.
—Mami, ellas tienen hambre, ¿Podemos darles comida, por favor?
Sarah sonrió tierna.
—Claro que sí.
—Soy Bertie, ¿Y tú?
—Soy Maddie.
—Yo te alimentaré, Maddie, nunca más tendrás hambre.
Maddie supo que ese día no solo alimento su estómago, sino también su alma,
Ellos las dejaron entrar en su casa, y nunca se fueron, cuando su madre murió ellos cuidaron de Madison»
Volvió a la realidad, sintió la mirada de Jackson, y él vio oscurecer esos ojos verdes.
—Esta es tu comida, Jackson, pero comerás como los de tu clase, como los perros.
Ella arrojó la comida al suelo, y se fue.
Jack observó el plato, sintió un nudo en su garganta, ganas de llorar por ser tratado de una forma tan terrible.