Capítulo Dieciocho: Jackson es inocente

1521 Words
Jackson llevó a la chica a enfermería, cargándola en sus brazos, apenas llegaron, vino la madre y Sabrina. —Señora, la chica está bien, solo está un poco mareada, estará por un momento recostada y podrá irse —dijo la enfermera. —¿Usted es el profesor Lusiak? —preguntó la madre de Adeline ÉL asintió, la mujer quiso pegarle, pero Madison la detuvo. —¡Basta, por favor! Calma, señora, vamos a hablar sobre esto, por favor, Sabrina lleva a la señora y al profesor Lusiak hasta mi oficina. —¡Tiene que pagar por lo que le hizo a mi hija! —¡Yo no hice nada! Jackson se veía desesperado, luego salieron hasta la oficina. Madison sentía una opresión en su pecho, algo en su interior le decía que era imposible, que Jackson no pudo hacer eso «Él mató a Albert…» de pronto se dio cuenta de que ni siquiera creía en eso, sus pensamientos se volvieron extraños. —Señorita directora, ¿Qué pasará con el profesor Lusiak? ¿Irá a prisión? Madison miró a Faith. —Si él es culpable, sí, irá a prisión. Faith bajó la mirada. Madison notó su turbación. —Dime, Faith, ¿Tú sabes la verdad? ¿El profesor Lusiak lo hizo? Faith se puso muy nerviosa. —No, señorita directora, Adeline me dijo que él no lo hizo, pero, no me dijo quien fue, ¡Por favor, no le diga que se lo conté! ¡Me odiará! —exclamó Madison tomó su mano. —Está bien, quédate con Adeline, volveré. Madison fue a la oficina, Jackson y la madre de Adeline discutían. —Por favor, señora, lo mejor será que hablemos con Adeline, vaya por ella, dejemos que Jackson y ella hablen a solas, así, podremos llegar a un acuerdo económico, primero entre ellos, y luego la involucraremos a usted. —¿Económico? Quiero que este hombre responda como padre de su hijo que se case con mi Adeline, no me importa, ni su edad, ni nada, ¡Mi hija no será madre soltera! —Está bien, la entiendo, solo vaya por su hija. Jackson iba a hablar y Madison lo detuvo, la mujer salió. —Nada de esto es verdad, esto se puede comprobar —dijo Jack. —Yo le creo a Jackson, Madison, es que, no podemos acusar sin pruebas. —Te creo, Jackson —dijo Sabrina muy segura, tomando la mano de Jack, Madison observó como esa mano se entrelazaba y sintió un miedo en su interior, debió la mirada. Jackson agradeció, y soltó la mano de Sabrina, miró a Madison. —Te creo, también te creo, Jackson… —dijo Madison, pero él la interrumpió —¡No soy culpable…Madison… crees siempre lo peor de mí…! ¿Qué dijiste? —exclamó incrédulo al entender sus últimas palabras. —Que te creo, pero, ahora debes hacer que Adeline confiese la verdad, no solo que no eres el padre de su hijo, si no también, quien es el responsable, presiento que estamos ante un depredador de niños, y que está aquí en la escuela. Jackson y Sabrina se quedaron perplejos, asustados. —¿Qué harás? —exclamó Jackson —Vamos a la cámara Gesell, los alumnos no saben dónde están, despues de todo, casi no la usamos, ahí charlas con Adilene, intenta sacar toda la verdad que puedas, mientras nosotros, escucharemos y veremos todo, desde el otro lado, sin que ella lo sepa. Jackson asintió, y sonrió leve, admiró a Madison, era una mujer inteligente. Adeline y su madre volvieron minutos despues, Madison las dirigió hasta un lugar al fondo. —Adeline, ¿Estás mejor? —la chica asintió—. Pasa a ese salón, alguien quiere hablar contigo. Ella titubeó. —¿Quién? —Es el profesor Lusiak. La niña se tensó —Yo entraré con mi hija. —No, señora, dejemos que ellos hablen, tiene mucho que arreglar, y en cuánto terminen de hablar, lo haremos nosotros con ellos, vamos, Adeline. La chica tuvo miedo, Sabrina llevó a la madre a otra habitación al lado. —Señorita directora, usted y el señor Lusiak ¿Se aman? Ella la miró turbada. —Adeline, olvídate de eso, y ve a hablar con él. Adeline caminó con debilidad, al final entró a la habitación. Madison fue del otro lado. Jackson miró a la chica. —Adeline, ¿Por qué estás mintiendo sobre mí? Sabes bien que mientes, no soy el padre de tu bebé, nunca te he tocado ni un cabello, jamás te tocaría, ni pensaría de ti algo inapropiado, por favor, di la verdad, me enviarás a la cárcel, ¿No sabes que todo el mal que haces, tarde o temprano vuelve a ti? La chica hundió la mirada, las lágrimas fluyeron por su rostro. —Yo… yo… lo siento, profesor… —Tú sabes que yo jamás te he tocado, ni he estado contigo de ninguna forma romántica, ¿Verdad? —la chica lo miró, asintió despacio—. ¿Por qué lo haces? —Porque, ¡Yo lo amo! Puedo ser feliz a su lado. Intentó acercarse y él retrocedió. —No, Adeline, yo soy un adulto, tú eres una niña, nunca es correcto una relación así, lo que sucede es que me has idealizado, eso es todo, déjame ayudarte, dime quién es el verdadero padre de tu bebé, de todas forman, juro que no estarás sola, yo te apoyaré. Adeline lloró. —No puedo… ¡No puedo…! —¡¿Cómo puedes hacerme esto, Adeline?! ¡Eres una mujerzuela! La madre entro enfurecida, estuvo a punto de abofetearla, pero Madison sostuvo su mano con fuerza. —¡No lo hará, no pegará a ningún niño frente a mí! ¿Qué no se da cuenta de que su hija fue abusada? —¿Es eso cierto? —exclamó mirando a su hija. Adeline bajó la mirada, la madre tomó su mano. —No permitiré tal humillación. Llevó a la joven casi arrastras, fuera de ahí, Madison sintió que su corazón latió con fuerza, sintió pesar por la chica, fue tras ellas. Faith corrió con su amiga, y Madison las detuvo. —Señora, hablemos, por favor. —Escúcheme, no se meta, mi hija no volverá al colegio. —No puede hacer eso, yo la ayudaré, no dejaré que Adeline pierda sus estudios, es muy inteligente, no puede perder su futuro, ¿Qué hará despues? —¡Lo arruinó todo! ¿No se da cuenta? Lo arruinó como yo —la madre se echó a llorar—. Me esforcé tanto para que no cayera en la misma trampa que yo, y ¡Es tan idiota! —No diga eso —Madison sostuvo su mano Adeline escuchó todo, y caminó alejándose, con los ojos llorosos —Adeline está sufriendo, y sé que usted también, pero, es la adulta aquí, debe ayudarla, usted le demostró que salió adelante, debe ayudarla de nuevo. —Ya no sé cómo hacerlo. —Claro que sí, porque la ama, es su hija, nunca la dejaría sola. La mujer negó. —Nunca… —Yo las ayudaré, y no crea que no cumpliré, le aseguró que no dejaré de apoyar a Adeline, será una mujer exitosa, por encima de cualquier dificultad. La mujer la miró con esperanza. —Gracias, ahora me iré, Adeline y yo, tenemos mucho que hablar. Madison asintió. Faith alcanzó a Adeline. —¡Aléjate, Faith! —No, no te enojes conmigo. —Todos me odian ahora, estoy maldita, nunca podré volver, y odio a este bebé, no lo quiero… Faith la abrazó. —Dime quién es el padre, lo obligaré a que te cuide, a ti y a tu bebé. Adilene sollozó. —Me… violó… Faith la miró con ojos asustados, las lágrimas rebotaron por su rostro. —¡¿Quién?! Dímelo, Adeline… Adeline le habló al oído. —El profesor Blake… Faith dio un paso atrás, asustada. La madre de Adeline tomó la mano de su hija y salieron de ahí a toda prisa. Faith estaba perpleja, corrió para alcanzar a Madison Cruise. Blake había estado acechando desde hace rato que observó todo el movimiento que armaron Madison y el profesor Lusiak, y sospechó que Adeline había dicho toda la verdad a su compañera, fue tras ella. Faith se encontró con Madison, quien se detuvo al ver que la llamaba. Estaban cerca del bosque, en la puerta trasera del colegio, donde no había guardias, ni nadie ahí, estaban a una cuadra del estacionamiento. —¿Qué pasa? —Sé quién dañó a Adeline. Madison la miró impactada —¡¿Quién fue?! —¡El profesor Blake! —¿Blake? ¡Blake! —exclamó asustada al verlo llegar detrás de Faith y notar que escuchó todo El hombre tomó a la joven con violencia, y la empujó con fuerzas al suelo. Empujó a Madison haciéndola caer, tomó a la niña y golpeó su rostro con el suelo, haciendo que Faith quedara paralizada por el dolor, Madison se levantó, intentó defenderse, gritó, pero él cubrió su boca. —Tú vendrás conmigo… Faith miró asustada, como ese malvado hombre llevaba a la directora lejos de ahí.
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