11:24 PM
Cleo no podía contener su emoción y a cada rato daba vueltas en su cama sin poder conciliar el sueño. El hecho de que mañana trabajaría en la empresa de uno de los mayores CEO del mundo era simplemente increíble, claro que ella sabía a la perfección que solo sería por un mes y sería solo para tener experiencia, ayudar en el negocio de su jefe Roswell, y ser en pocas palabras una pasante. Pero no le importaba, el hecho de que en una semana tendría un buen dinero significa mucho para ella. Podía ahorrar para un nuevo hogar, comer decentemente o cosas mejores de la que comía. Además de comprarse cosas, la lista de las cosas que gastaría con el dinero iban en aumento. Y en ese momento se dio cuenta de algo…
Ella ya no estaba pensando en Lucas, ahora poco a poco pensaba más en ella. No tanto, pero si lo hacía. En sus gastos que pensaba hacerlo en un futuro se veía ella sola en ciertos momentos. Pero no quiso seguir reflexionando en ello, tenía todo listo para mañana. La tarjeta de trabajadora que le habían dado ese mismo día, la ropa que usaría y a la hora que llegaría. Lo único que faltaba era que ella durmiera.
(…)
7:24 AM
La de cabello rizado caminaba al lado de Vigga quien le estaba guiando por la empresa para que conociera el lugar, Cleo miraba todo con atención y recordando cada detalle. Cada piso era uno diferente, hasta tenían una cafetería que servían las mejores comidas y no tenían que pagar nada. La rubia se detuvo en una cafetera y comenzó a hacer tres cafés, el primero que hizo había sido un café oscuro y con uno de azúcar, el segundo había sido uno oscuro y amargo sin azúcar.
― ¿Cómo te gusta tu café? — Aquella pregunta la había desconcertado, pero le respondió.
― Café suave con tres de azúcar… — Vigga hace una mueca al escucharla, nunca le había gustado el café suave y con mucha azúcar como a Cleo.
― Vaya, te gustan las cosas dulces. — Su tono era normal y ante el comentario, la de cabello rizado solo sonrió recibiendo su taza de café.
― Gracias... ¿Para quién es el otro café? — Le pregunta con curiosidad mientras las dos caminaban por el pasillo llegando al ascensor.
― Es para el señor Ragnhild, a ese hombre no le gusta nada dulce. — Rueda los ojos fastidiada, mientras toca el botón del piso donde estaba la oficina de ella y el del CEO. — Hoy tenemos un día ocupado, tenemos que estar en una reunión con unos empresarios rusos que han llegado y quieren un negocio con nuestro jefe. Luego tenemos que ir a la empresa del señor Nash para hablar sobre los productos que queremos proveer con ellos, y nuevamente venir acá a terminar de revisar unos documentos. Aunque se escuche algo no tan ocupado es muy movido, te lo digo yo que tengo experiencia.
(…)
La reunión con los rusos había sido perfecta, cada uno había obtenido todo lo que querían. La empresa Ragnhild le había ofrecido la mejor calidad para el producto de un videojuego que sería popular entre los jugadores, y en ese momento Cleo se encontraba con una carpeta en su mano caminando hacia la oficina del CEO, tocó la puerta dos veces y espero una respuesta del otro lado.
― Pase… — Cuando la de cabello rizado entro noto como este estaba corrigiendo algo en su computadora, así que solo se acercó y le coloco la carpeta en su escritorio.
― Debe de firmar y releer varios documentos que se encuentran allí, petición de su secretaria. — Ivar suelta un bufido al escuchar aquello, lo que menos quería era tener que leer todo lo que estaba en el documento. — Disculpé, pero me tomé el atrevimiento de haberle un resumen de todo lo que está en la carpeta. Son las tres primeras hojas, por si le interesa. Con permiso… — El CEO únicamente observó como la mujer se retiraba, y al abrir la carpeta se mostraban varios documentos. Agarro las tres primeras hojas y lo que había dicho Cleo era cierto, por dentro agradecía aquello porque su secretaria Vigga nunca hacia eso y aunque se lo pidiera siempre le decía lo mismo.
«“— No pienso hacer doble trabajo para que tú tengas menos…”»
De solamente recordar lo que le decía le daba cierto fastidio, rueda sus ojos sabiendo que nadie lo estaba viendo. Aunque quisiera negarlo en el fondo, Ivar agradecía el gesto de Cleo, pero nunca se lo diría, al menos que fuera necesario.
(…)
Las tres personas estaban en una camioneta, la cual estaba siendo conducida por un chófer privado. Ellos estaban pendientes de sus cosas, sin darse cuenta de que un carro atrás los estaba persiguiendo con mucho sigilo.
― La secretaria del señor Nash me informa que ya prepararon todo para reunirnos en su empresa. — Vigga quien se encontraba a su lado la mira sorprendida, Cleo estaba con su Tablet respondiendo al correo que le habían enviado. La secretaria del CEO le había mandado un mensaje temprano a la empresa del señor Nash, pero este no le había respondido y solo tenían la cita acordaba.
― ¿Te estás mensajeando con su secretaria?… Ayer solamente me informo que la cita sería para hoy y cuando le mandé un mensaje hoy para confirmar la cita no me respondió. — En la voz de la rubia se podía escuchar cierta molestia que todos notaron, Cleo lo que menos quería era tener problemas, aunque no los traía.
― La conozco por las visitas a la empresa del señor Nash, así que mantenemos contacto. Pero me parece un poco raro que no le haya respondido… — Ivar estaba pendiente de la conversación, pero se mantenía callado ante todo. La camioneta negra se detuvo y el CEO fue el primero en bajarse, luego Vigga y al final Cleo. Todos entraron siendo recibidos por la secretaria que al ver a Cleo la saludo con un fuerte abrazo mientras le hacía el recorrido por el lugar.
El auto que los seguía se detuvo en el otro lado de la calle y el sujeto que estaba adentro saco su teléfono para marcar el número de una persona.
«— ¿Diga?… — La voz del otro lado del teléfono se hizo presente, era de un joven.
― El CEO Ivar Ragnhild está en la empresa de carros del señor Nash, vente y trae a varias personas. Necesitamos esto en la primera portada de la revista.
― Voy enseguida. — Su voz sonaba motivada y divertida, haciendo sonreír al sujeto que estaba al otro lado del teléfono.»
(…)
Los dos hombres se encontraban reunidos en una sala de conferencias, las mujeres estaban en una pequeña sala de descanso charlando entre ellas sin darse cuenta de que afuera de la empresa se formaba un montón de paparazis listos para tirarle fotos a la persona más importante que estaba dentro.
― ¿Ya no sigues trabajando en el otro trabajo? — La secretaria del señor Nash, le hace la pregunta a Cleo, quien sonreía alegremente por volver a verla. Vigga estaba revisando algunas cosas en su teléfono, pero estaba pendiente de su conversación y la pregunta que había hecho la otra mujer sí que le estaba interesando.
― No, me despidieron por faltar un día. — Hace una mueca al recordar ese día, el día en que Lucas la había traicionado.
― Oh, qué mal. Pero así es mucho mejor, siempre que íbamos a la empresa del señor Nash solo te podía ver por dos horas porque llegabas en el horario nocturno.
― ¿Horario nocturno?… — La pregunta que había salido de los labios de Vigga había sido de manera inconsciente, más bien había querido formular la pregunta en su mente. Las dos miradas de las otras mujeres se posaron en ella, y está por dentro se insultaba a si misma por lo que hizo. — Perdón, no quise meterme en su conversación. — Aunque dijera aquello, en realidad estaba un poco interesada.
― No, tranquila. Yo anteriormente tenía dos trabajos, uno de esos con el señor Roswell y el otro con una pequeña empresa. — Vigga se sorprende mucho al escuchar aquello, porque en realidad no se lo esperaba. El potencial que había visto en Cleo ayer había sido tan sorprendente que no pensaba que tenía que trabajar en dos empresas diferentes.
― Tu currículum dice que trabajaste con una línea de supermercado por un largo tiempo, pero lo que no entiendo es porque no seguiste allí si ahora les va muy bien. — Cleo sabía perfectamente de que trabajo, estaba diciendo Vigga, ese había sido uno de sus trabajos en el cual le pagaban bien y tenía oportunidad de subir de ascenso. Pero todo había terminado cuando Lucas lo arruinó con su en ese momento jefe.
― No quiero hablar eso. — El tono de voz de Cleo había cambiado tan drástico que las dos mujeres se sorprendieron, su tono amable y con un poco de felicidad había cambiado a uno apagado.
― ¡Señoritas, con que aquí están! — La voz de Nash había llegado a la sala con el CEO, las mujeres se levantan. — Ya hemos terminado nuestro negocio. ¡Cleo, de verdad es un gusto haberte visto! Por favor dile a Martin que todo está bien.
― Con mucho gusto, señor Nash. Hasta luego, Sindy. Seguiremos hablando… — Sindy quien era la secretaria del señor Nash abrazo a Cleo también despidiéndose.
― Fue un placer haber cerrado nuestro trato, señor Nash. — Los dos hombres se estrechan las manos. — Nos veremos pronto, hasta luego… — Las mujeres se despiden y comienzan a salir de allí, pero en el momento en que cruzaron la puerta una oleada de paparazis comenzaron a rodearlos por completo sin la posibilidad de volver dentro de la empresa.
― ¡Señor Ragnhild! ¿¡Cómo sigue su relación con la supermodelo Emma!? ¿¡Seguirá saliendo con otras mujeres!?
― ¿¡Cuando piensa tener una relación seria!? ¿¡Acaso no le gusta!?
Miles de preguntas iban y venían, las cámaras no paraban de tirarles fotos. En ese momento para Cleo era la primera vez que estaba rodeada de tanta gente, su corazón latía demasiado rápido, se sentía sofocada y no le gustaba para nada. Odiaba la sensación que sentía en ese momento, se sentía abrumada, le faltaba el aire, el hecho de que los flashes de tantas cámaras le pegaran en su rostro le era desagradable porque no podía ver por dónde iba.
Cleo comenzaba a sentirse mal…