Venecia y Stephen volvieron a casa, apenas entraron les indicaron que tenían una visita que se había quedado desde ayer, ambos se mostraron confusos, hasta que Venecia vio a Liv y la abrazó con fuerza —Lamento llegar de repente y sin invitación. —No te preocupes, Liv, tú siempre serás bienvenida —dijo Stephen y las dejó subir a la habitación para que platicarán La empleada se acercó a Stephen y le entregó una carta que había llegado para él, miró el remitente, era de Aretta, la abrió en su despacho y leyó «Querido primo: Lamento no haber podido estar en tu matrimonio, deseo la felicidad ferviente para ti, sé muy bien cuanto amor profesas a tu esposa, así que solo deseo lo mejor para ustedes. He enviado está carta para pedirte un gran favor, como debes saber, he sufrido un revés gran