El viaje a Tromsø fue largo y agotador, viajaron en un barco, y fue muy difícil que Venecia subiera, si no fuera porque era de madrugada, hubiesen despertado la curiosidad de las autoridades.
Ella se metió al camarote, pero estuvo vigilada por los guardias, se negó a comer, o beber algo, solo lloraba, de todas formas, Stephen se quedó en vela, a unos pasos de la habitación, pronto llegaron a Tromsø, con un frío espeluznante, pero la terquedad de Venecia fue tal que no quiso portar ningún abrigo.
Subió a regañadientes al auto, y viajaron a la mansión de Olsen, ella conocía ese lugar, pues había sido ahí donde se habían escondido de la invasión nazi junto a su familia.
Al llegar, ella se aventuró a abrir la puerta y salir corriendo, Stephen se bajó, pero hizo una señal a uno de sus guard
