Capítulo III

1806 Words
Voy por el nivel 35 de 115, a veces juego con mi hermano, otras con mi papá y cuando Bárbara pasa la noche en casa, con ella. Entonces comenzamos a jugar... la emoción subió. —¡Mierda! ¿por qué no lo mataste? ¡hay como nueve encima de mí! —Grito Bárbara. Me reí. —Es que tengo otro plan ya verás... —Replique mientras inflaba de aire mis cachetes. —¡A comer! —Grito Damian. Mi papá se despertó y nos sentamos todos a comer. —Suculenta comida ¿quién la hizo? —¡Oh! que pregunta... el chef de la casa, o sea, yo pa' —Dándose golpes de pecho. —Que ego... ¡tan grande! —Susurre. —Te estoy escuchando, Emma. —Bla, blá... —balbucee. Terminamos de comer y volvimos a sentarnos a jugar, mi hermano esta vez conectó un tercer control para poder jugar los tres. Y de pronto las luces comenzaron a parpadear, todos nos miramos las caras hasta que las luces volvieron a la normalidad. Sin darle importancia seguimos jugando cuando entonces... definitivamente se fue la electricidad. Todo quedó a oscuras. Fui a la cocina a buscar unas velas y unos fósforos. —Ahss ¡qué rabia! íbamos en la mejor parte —dijo Bárbara mientras encendía las velas conmigo. —¡Pero a mí me atacaba el estúpido zombie mayor, el policía! —dijo Damian alzando una ceja. —Eh ¡Hola? es a lo que me refiero. —¡Qué desagradable eres! —Repuso Damian. Abrí las ventanas para que entrara la luz, pero había mucho viento así que apague la velas, Damian se fue a dormir y Bárbara estaba con su celular, yo me coloque una bufanda tejida negra y me senté de rodillas en el mueble que estaba en frente de la ventana mientras veía los árboles y pensaba, al hacerlo un gran frío me abrazaba por completo. —¿Qué tienes, Emma? —Nada, estoy aburrida. —Busca tu teléfono para enseñarte los mensajes y las llamadas perdidas; —repuso enseñándome su teléfono moviéndolo de derecha a izquierda— ¿no lo cargaste al llegar de anoche? —No, caí como muerta en la cama. —Además de quedar anonadada por lo que me había ocurrido, pero claramente no le iba a contar eso a Bárbara —Aquí está. Tomó el chip de mi celular y la colocó en el suyo. —Okay, ¿te dije que no había cobertura verdad? —Sí, si lo hiciste ¿por qué diste un paseo por ese bosque tú sola? ¿Estabas consumiendo drogas o qué? —No iba a perder mi viaje, y es más, no había nada raro, el ambiente era relajante. —Mis mentiras eran tan patéticas que pensé más tarde en buscar técnicas para mentir en Google. —Dices tú, cuando llegue a aquel lugar mi... —La interrumpí y le dije que iba a salir un rato, abrí la puerta y salí, Bárbara estaba diciéndome cosas, pero no le estaba prestando atención, solo pasaba por mi mente los ojos grandes y perfectamente grises de aquel chico, el numero Diecisiete... el espectro. Salí corriendo, no tenía idea de lo que estaba haciendo pero me sentía bien, Bárbara estaba gritándome que me detuviera, pero no le hice caso y me adentre en los árboles, cuando me di cuenta que estuve lo suficientemente lejos de ella me detuve y no escuché más nada, Bárbara no estaba. De repente, reaccione. Me pregunté a mi misma por qué hice eso, cuando me doy la espalda y doy un paso alguien me tomó del brazo, voltee y no había nadie, quise gritar, pero solo me salió un pequeño gemido. —No temas. —Una voz me susurro en el oído. Voltee a mi derecha y estaba él, recostado del tronco de un árbol. Tenía una camiseta negra, unos vaqueros negros tipo slim fit para ser exacta y estaba descalzo, haciendo su... su media sonrisa. —¿Tu...? ¿cómo llegué aquí, y qué haces aquí? —El solo balanceo su cabeza hacia su hombro izquierdo aun sonriendo. —Prometiste que nos veríamos, si no es por mí no vienes... por cierto tienes lindos pies. Me miré, estaba descalza, había salido corriendo de mi casa ¡descalza y en short! al menos no era tan corto. —¿Qué fue lo que me hiciste? ¿Acaso me... —Y me interrumpió. —¿Acaso es ilegal hipnotizarte un poco? Fruncí el ceño y algo me pico el pie. —Aush... —Dije cojeando hasta recostarme de otro tronco. —Permíteme ver... —No gracias. —Intervení, rascándome, ya se me estaba tornando rojo. —Eres un desastre total, déjame ver. —Insistió. —¡Todo esto es por tu culpa! —le dije alejándolo. —Te queda lindo ese short, pero me gusta más los jeans negros y blancos, te hacen ver... Me sonroje, no lo deje terminar y continúe —Eh… estoy alucinando eso es lo que pasa, me voy a mi casa. —Tú no puedes irte... Me paralice y de nuevo sentí esa sensación, ese gran frío que me envolvía. Me quedé pensando y me voltee —¿Qué rayos quieres? —Tu alma. Hubo un silencio tétrico que atormentaba ¿Espera, que? Se formó un nudo en mi garganta. —¡Naah...! solo bromeo, —se acercó a mí muy cerca, a lo que yo di un paso hacia atrás— Te quiero a ti. —Deja ya las tonterías y dime qué quieres. —Te quiero a ti... solo eso. —Luego se acercó y me tomo el cabello— tu cabello es... disculpa, pero no es nada lindo. Asombre mis ojos. -¿Qué? Déjame en paz. —Me retiré. Él me estaba siguiendo, voltee y no había nadie, pero podía escuchar sus pasos. —¡Deja de seguirme! Me detuve y él también, continué caminando y sin razón alguna me salió un suspiro con una sonrisa. —¿Ves que si te agrado? —Aún seguía siendo invisible. El me tomó de la mano, al hacerlo mi piel se erizo y lo solté. —Tu mano está helada ¿sabes? es de día y hay ¡luz! —¡Que preocupada...! ¿Que no ves que hay muchos árboles? y además te estoy siguiendo y tú vas caminando por toda la sombra... no es mi culpa pelirroja. Cuando dijo eso... > pensé, y me aparté inmediatamente viendo el suelo para no pisar nada que me lastime. —Te veré esta noche. —Dijo haciéndose visible. —Ni en sueños. —Eso no fue una pregunta pelirroja... nos vemos. —Voltee y me guiño el ojo. Mientras caminaba iba pensando cómo me iba a defender delante de mi hermano y Bárbara, ¿y si le dijeron a mi papá? también. Y como Bárbara me vio correr sin razón alguna descalza dentro del bosque ¿qué le iba a decir? —¡Al fin llegaste! ¿Dónde estabas? ¿Estás consumiendo drogas? —Mencionó Bárbara muy seria y sin quitarme los ojos de encima. —Solo fueron ¿qué? doce... diez minutos, fui a caminar quería despojar mi mente ¿sí? —Te busqué por todo y no te encontré, no le dije nada a Damian porque estaba dormido al igual que tu papá, sabía que volverías, pero no lo hagas más ¿sí? Me preocupas. —Discúlpame, Barbie, no lo vuelvo hacer. Siempre le digo "Barbie" a Bárbara cada vez que ella se enoja conmigo, no porque la compare a una Barbie, pero tampoco es que ella no sea atractiva, sino porque es su muñeca favorita desde pequeña y le encanta, le trae buenos recuerdos y como que se amansa por decirlo así, cuando la llamo de esa manera; la verdad es que Bárbara es muy simpática, ella tiene el cabello liso con mucho volumen de color castaño, es alta y tiene piernas muy sexys para ser sincera, y sus ojos son grandes, nunca le falta un chico que le eche el ojo, pero ella ahora tiene una regla de "No Novios por este año" desde que Freddy, su ex novio la traiciono. Después de la pequeña discusión con Bárbara, llegó la electricidad, y encendí el computador, conecte los auriculares a la corneta, y busque en YouTube mi canción de "pop" favorita: Nightingale de Demi Lovato; la verdad es que escucho muy poco ese género de música, solo escucho rock, pero esa... es la excepción ya que me gusta mucho. Al cabo de una hora me salí del computador y saque un libro de mi mochila de nombre: "¡Preparaos para Morir!", voy por el capítulo veintidós, ¡es súper genial! Cuando termine de leer mi papá se dio una ducha, arreglo sus maletas y encendió el auto. —¿Papá, ya te vas? creí que era a las tres —le pregunté, mientras le pasaba la maleta para que la colocase dentro del maletero del auto. —Sí, Emma, pero me llamaron y me necesitan urgentemente, si necesitan dinero hay en el gavetero y si necesitan algo más... no sé cualquier cosa, me llaman. —Bueno... —hice un puchero de lado y lo abrace -supongo que no queda de otra, te extrañare. —Y yo a ustedes —envolviendo sus brazos alrededor de mí. En ese momento llegó Damian con Bárbara, Damian se pasó la mano por un lado de la cara y dijo: —Pa' entonces ¿vienes el sábado? —Sí, cuida de Emma y Bárbara, los quiero —montándose en el asiento del auto y cerraba la puerta— Se portan bien... —Okay pa', —dijimos todos en excepción de Bárbara que dijo en vez de pa', señor Thompson— Cuídate te queremos. —¿Y ahora qué? —dijo Damian alzando las cejas. —Pues me da igual... —replique entrando a la casa. —Colocare música —dijo Barbara. —¿Alguien me acompaña a comprar una peli de terror? —Preguntó mi hermano y nadie contestó... —Tomaré ese silencio como "me muero por ir contigo, pero eres tan encantador que me intimidas" —Tomó las llaves del Fiesta Tuning n***o y se fue. Fui a la cocina en busca de un té de Jamaica de los que preparaba mamá para relajarse, me sentía atemorizada, pero a la vez desconcertada, nunca antes me había sentido así, era un sensación muy incómoda que me poseía o absorbía todo mi cuerpo y mente. Y tomando el té... recordé a mamá y me sentí peor, pero trate lo más posible de contenerme y de no llorar. La razón por la que mi mamá ya no estaba con nosotros, es que... ella murió. Murió de un infarto.
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