Capítulo II

1808 Words
A la mañana siguiente me levanté tarde, muy atrasada para ir al colegio. —Se suponía que debía estar a las ocho en punto, y ya son las ocho con dieciséis minutos… ¡Malvado sueño pesado! —Exclame muy alterada. Me fuí al baño y me di una ducha pensando en todo lo que me había ocurrido anoche y preguntándome > Todo fue tan rápido y aún no lograba creer lo que me había ocurrido con el Diecisiete. Me cepillé los dientes, luego me puse una camiseta negra, con un suéter azul marino, un jean blanco rasgado en la parte de las rodillas y unas zapatillas deportivas negras. Está demás mencionar que amo los colores oscuros. Bajé corriendo por las escaleras muy agitada dirigiéndome a la cocina. —Papá es tarde ¿por qué no me despertaste? —Buenos días, hija, si dormí muy bien aunque me duele un poco la cabeza, pero todo estupendo. —Lo dijo con una media sonrisa y un tono sarcástico, mientras comía una tostada y miraba su teléfono. —Lo siento, buenos días pa', es que estoy atrasada ¿y Damian? —Se fue temprano, me dijo que hoy pasaría por ti, tu comida es esa. —Señaló. Le di unos cuantos mordiscos al pan tostado y di tres sorbos de jugo de naranja, tome mi mochila y le pregunté: —Papá puedes llevarme al colegio, necesito llegar ahora mismo, si espero el transporte llegaré ya para la última hora —Sonó más como una orden que una pregunta. —Está bien Emma, recuerda que hoy es martes, tengo trabajo a partir de las tres de la tarde y volveré el próximo sábado, espero que todo siga normal como siempre en la casa. —Sonando como una advertencia, igualmente mi hermano y yo no le damos dolores de cabeza a mi padre. Llegamos al colegio. —Hasta luego pa', cuídate. —Le dije, y me fui a toda prisa a buscar un pase de entrada por llegar tarde y luego me fui para la clase de Historia del mundo, abrí la puerta y había un gran silencio, ya todos habían empezado el examen, miré a Bárbara y estaba sentada con Jósema, ella me miró y pasó su lápiz por su cuello de manera horizontal como una expresión de aniquilación. Pasé y le entregué el pase a la profesora que me dijo: —Llega muy tarde, señorita Thompson, tuve que colocar a su compañera de examen con otro compañero, será mejor que se apresure si desea terminar completó su examen, le quedan veinte minutos —lo dijo de lo más relajada sin darle importancia al asunto. —Okay, lo haré sola. —Murmure. Me senté, saqué una hoja y copie las veinticinco preguntas, yo de igual forma me había estudiado todo, ya que a veces Bárbara suele tener algunas lagunas mentales a la hora de los exámenes. Mientras copiaba las preguntas no dejaba de pensar en el Diecisiete > —Emma, Emma... —Me susurraron. —¿Ah...? ¿Me hablas? —No, le hablo a tu lápiz, —dándole ese tono de sarcasmo que solo a Bárbara le quedaba muy bien.— ¿¡Qué rayos pasa contigo!? Necesito que me pases la respuesta quince. —No estudiaste… —dije con decepción. —¡Shss! haz silencio, no queremos que nos descubran en plena ayuda mutua. —En realidad soy la única que está ayudando aquí. Así que no sería mutua. —Corregí. —Como sea... dame la respuesta. —... La profesora se levantó y mirando su reloj en su muñeca dijo: —Ya es momento de entregar, si terminó bien y si no también, para mí claro. —Y rió fuertemente, su risa provocaba acidez estomacal. Exagerando solo un poco, claro. Y todos se levantaron a entregar cuando entonces viene Bárbara y se me acercó. —¿Terminaste todo? —Digamos que si, por cierto ahora que me acabo de acordar ayer nunca llegaste. —¿Qué? Si fui, tú fuiste la que nunca llegó, todo estaba solo, te envié como cinco mensajes e incluso te llamé y nada. —Mi teléfono no tenía cobertura y al llegar a mi casa estaba muerto, lo revisaré cuando llegue a casa, —Me pareció extraño que no la haya visto... ¿será que llegó cuando yo estaba adentrada en el bosque? me quedé pensando. —¡Emma! ¡Reacciona! —Volví, ¿me acompañarás hoy? —Sí, solo le avisaré a mi mamá. Bárbara y yo fuimos a nuestros casilleros a cambiar los cuadernos y libros, mientras me veía en mi pequeño espejo haciendo un tejido en el cabello, cuando precisamente pasaron un grupo de chicos, uno de esos que se creen populares o algo así por el estilo, y es cuando Jake se acerca hacia mí. —Emma Thompson, tienes un cabello muy bello, así que deja esa cara, regálame una sonrisa y acepta ir con tu amiga Bárbara a la fiesta de este sábado por la noche —mientras me tocaba el cabello lo tomé por la muñeca y lo quité. —Será mejor que le indiques a tus piernas que se marchen muy lejos. —Cerré mi casillero con fuerza, era un ser insoportable para mí. —Emma, entre más ruda eres más sexy. Bueno te esperaré en mi casa a las siete de la tarde obviamente. —Se alejaba caminando de espalda. —Será mejor que cuando lo hagas te sientes, —murmure— si no quieres que te salgan raíces esperando. Este se reía pícaramente, y Bárbara dándome golpecitos de hombros. —Le gustas a Jake. —Preferiría raparme la cabeza que salir con él, es sumamente irritante. —Irritantemente lindo, y se viste cool. Fruncí el ceño. Nos fuimos al salón y al entrar me senté al lado de Bárbara. Ella me fastidiaba diciéndome que cambiara de opinión y fuera con ella a la fiesta. —¡Que no quiero, Bárbara, por favor! —Dije volteando la mirada para no ver su cara de piedad. —Vamos Emmy, por fa’, es hora de conseguir nuevos amigos... ¿No crees? Reí dándole palmaditas a mi cuaderno sobre la mesa —¿Para qué más amigos? Tú me bastas y me sobras. —Entonces creo que es inútil. —Ella hizo un puchero mientras veía el suelo- Bueno, ya llegó la profesora. Pasaron unas horas, sonó el timbre y fuimos a la cafetería del colegio. Me senté en un taburete de madera un poco viejo que se balanceaba y a mi lado Bárbara que pidió dos batidos de mango. Aún seguía pensando y tratando de asimilar lo que me había ocurrido y me decía a mí misma que estaba loca ya que no me convencía en lo absoluto; y le pregunte a Bárbara: —¿Tú crees en los espectros de la noche? —Traté de sonar tranquila y descuidada. —Mmm... Tal vez ¿por qué la pregunta? —Nada importante solo que... —di dos sorbos a mi batido pensando en que decirle— anoche vi un documental sobre ese tema y pues no sé qué creer. —En lo que verdad mentía. —Pues pueden ser como demonios o fantasmas... digo yo, en verdad si llegara a ver uno de esos no estaría viva para testificar, —rió y sacó su cartera para cancelar los batidos, luego se detuvo— Espera... —añadió, sabía que se daría cuenta, y yo reí levemente— es tu turno, recuerda que yo pagué ayer. —Pensé que esta vez pasaría desapercibida. —Con razón tan calladita tu... Carcajee al decir eso. Entonces me fui al baño y Bárbara se quedó tomándose otro batido, me solté el tejido y de repente sentí que mi piel se erizo, me asusté y me quedé paralizada viéndome en el espejo, miré y no había nadie, entonces abrí la llave del lavamanos y me lave la cara. Me asomé por la ventana del baño a ver si había alguien, pero no, solo se escuchaban unos grillos. Miré mis manos y pensé > tomé mi bolso y me fui a buscar a Bárbara. —¿Dónde estabas? —dijo Bárbara— Ya llegó el feo de Damian. —Estaba en el baño, ya vamos. Íbamos en el carro con una música a todo volumen de Paramore "Decode" y Damian nos preguntó: —¿Cómo les fue en el examen? —Digamos que más o menos. —Súper bien —dijo Bárbara al mismo tiempo que yo. —Bueno hoy almorzaremos patatas con pollo frito, hecho por mí —aclaró Damian. Yo no estaba prestando atención, la verdad estaba con la frente afincada del vidrio de la ventana viendo los pinos y recordando al Diecisiete, cuando entonces veo una sombra de un hombre pasar muy rápido por los pinos. > —¿¡Vieron eso! ? —Pregunté alarmada. Probablemente ese Diecisiete busca atormentarme, para obtener algo de mi. Pero, no pienso dejarlo continuar. Eso no. —¿Qué cosa? —preguntó intrigada Bárbara viendo por la ventana. —Una... nada olvídenlo. —Ya sé lo que pasa, es que estás alucinando porque aún no has probado mis patatas y pollo frito —Dijo mi hermano mientras bajaba la ventana para botar una goma de mascar. Hasta que llegamos a la casa, mi hermano me preguntó si hoy teníamos doble turno a lo que conteste "no". Él se fue a la cocina y Bárbara me siguió a mi cuarto, ella se quitó sus zapatos y le di unas pantuflas, yo me fui al baño y me di una ducha, luego me puse un short estampado y una camiseta beige. Luego bajé a la cocina descalza ya que me encanta sentir el piso frío. —¿Y la comida? —pregunté viendo que Damian estaba riéndose y Bárbara molesta. —Damian será la comida, ya que lo cocinaré frito. —Replicó Bárbara. —¿Y ahora, qué le hiciste? Damian. —Mejor pregunta qué me hizo ella a mí, es una picada. —Como sea, encenderé la tv, grita cuando esté lista la comida. Encendí la TV y como no estaban dando nada que me interesara conecte el videojuego y puse uno de mis favorito "Zombie Death", el nombre lo dice todo, solo tienes que llegar a las tiendas tratar de que no te desgarren los zombies, robar armas y comenzar a asesinarlos.
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