Mientras Rose iba sentada en aquel taxi, seguía pensando en su profesor. Aún no podía creer lo tonta que había sido, incluso había dejado de lado sus tareas en la empresa para poder asistir a esa estúpida charla, había dejado de almorzar, había dejado de … -¡Demonios John!- de pronto su mente recordó a su mellizo, y se le apretó el estómago al notar que lo había dejado solo ya bastantes horas. Se acercó un tanto al asiento del chófer y le imploró que fuese más rápido hacia su destino. Al ingresar a su departamento, lo hizo con sigilo con la esperanza de que John aún siguiese durmiendo, caminó prácticamente de puntitas hacia la sala al notar que todo estaba en silencio. A medida que avanzaba el ambiente se tornó aún más frío, y la tensión se podía cortar incluso con un cuchillo. Levantó l