La boca de Rose se abrió hasta hacer contacto con el pavimento de su querida universidad. Paralizada estaba al frente de ese hermoso BMW i8, rojo y brillante como la sangre. El sonido del desbloqueo de puerta la hizo dar un pequeño salto. A un lado estaba Máximo impecablemente vestido con un traje hecho a la medida esperando a que ella ingresara al carro. -Profesor, si gusta podemos tomar un café en la cafetería de la universidad- dijo titubeante Rose y con mucho nerviosismo de entrar y quedar a solas con él. -Señorita Al Saud, por favor entre- sus piernas se movieron sin vacilar ante la voz de Máximo, respondiendo instantáneamente a su encantador de serpientes. Rose inhaló varias veces antes que su profesor ingresara al auto, el olor de su perfume y su aroma natural estaba impregnad