Capítulo 14

1019 Words
Llegaron a su departamento en un extraño silencio. Mora abrió la puerta y lo dejó ingresar, después de todo no sería tan grosera de no ofrecerle ni siquiera un vaso con agua. —¿Me querés explicar qué fue todo eso? — indagó con suavidad René. —Michael, mi ex — simplemente respondió. —¿Y? Es claro que hay más historia ahí, nadie tiembla como vos solo por ver a su ex — dijo con una suave sonrisa adornando su rostro. —Digamos que no fue… un novio amoroso. —¿Te pegaba? — preguntó sintiendo la rabia burbujear en su interior. Los ojitos brillantes de Mora fueron respuesta suficiente. No fueron solo golpes, fue algo mucho más retorcido aún. Bueno, el maldito infeliz podía ir contando sus últimos días de paz. ------------------------ Llegó tarde, muy tarde, a su casa. Estaba agotado, esa noche de peleas le había drenado la energía. Con cuidado de no hacer ruido, dejó las llaves de la camioneta y subió en silencio las escaleras. En cuanto su teléfono comenzó a vibrar dentro de su bolsillo, dejó escapar un gruñido. Necesitó unos instantes para conectar los auriculares y unos cuantos más para procesar que Ivonne lo estaba llamando, más precisamente le hacía una video llamada. Se acomodó el cabello y atendió. —Hola — susurró en cuanto la vio en la pantalla. —Hola — saludó ella con una sonrisa peligrosa — ¿Volviendo de las peleas?— indagó. —Acabo de entrar a casa. —Bien, a mí me toca mañana — afirmó y él no pudo evitar la mueca de desagrado. Su oponente del próximo enfrentamiento era una mujer ruda — ¡Ey, tené más confianza! — rió tiernamente. —Apostaré a tu favor — susurró sonriendo bobamente —. ¿Qué hacés? — preguntó cuándo notó que la morocha se quitaba la remera de espaldas a la cámara. —Me cambio de ropa para dormir — respondió quitándose el corpiño, dejándolo deleitarse con su delicada espalda —. ¿Te molesta? — indagó inclinándose para tomar una enorme remera, dejándolo ver el costado de su exquisito seno. —Para nada — balbuceó cerrando la puerta de su habitación y quitándose las zapatillas. —Bien, porque realmente quiero ir a dormir — explicó con aquel tono seductor, dejando caer la prenda sobre su exquisita piel. —¿Por qué estás despierta a esta hora? — preguntó quitándose la remera y luego el pantalón, él dormía en bóxer, ¡que lo demanden por eso! —Dany no quería dormir hasta que no termináramos de leer cierta revista que alguien le dio — explicó arrancando una fuerte carcajada del morocho. Ivonne desestimó el asunto y se inclinó, metiendo sus manos debajo de la enorme remera, tirando de la última prenda que ocultaba debajo de la misma. —Perdón — murmuró distraído al verla quitarse aquella pequeña tanguita. —Ya me la voy a cobrar — devolvió sentándose en la orilla de la cama, dándole una perfecta visión de su cuerpo. —¿No tenés nada debajo de esa remera? — preguntó en un susurro ronco, sin poder apartar sus oscuros ojos de la pantalla y aquella deliciosa imagen. —No, me gusta dormir así — explicó estirándose hacia el costado y trayendo a la pantalla un pequeño vibrador rosado con forma de bala —. No sé cuándo tendré ganas de esto — dijo encendiendo el aparato y llevándolo a su intimidad, la cual estaba oculta debajo de la tela, completamente lista debido a las fantasías que se había estado creando por horas en su cabeza, ante la anticipación de conocer la reacción de aquel hermoso hombre. —Ivonne— gruñó con las pupilas dilatadas al verla tirar su cabeza hacia atrás, mordiéndose el labio inferior para contener los gemidos que empujaban por salir de su garganta. Contempló a la perfección el momento que ella entreabría sus labios y dejaba salir un profundo suspiro. Sin poder contenerse se puso de pie para ir directo al baño, la erección que apretaba contra su ropa necesitaba ser atendida y las imágenes que aquella morocha le regalaba lo estaban llevando al borde de la locura. Además los auriculares enviaban los suaves gemidos de la mujer directo a sus oídos, haciéndole erizar la piel y despertando aún más su deseo. Bajó su bóxer una vez que estuvo con el teléfono bien ubicado sobre la mesada del baño y su cuerpo enfrente al inodoro. Con calma tomó su erección y comenzó a mover su mano por toda su larga extensión, sin poder despegar la vista de aquella pantalla donde la preciosa muchacha continuaba con su propia atención. —Mierda, Ivy bonita, necesito tocarte — dijo empujando su mano una y otra vez, aumentando la presión con la que se sostenía. Ivonne volvió sus ojos verdes, más oscuros de lo normal, a aquella pantalla y sonrió de lado al ver a ese fascinante hombre satisfacerse a sí mismo, mientras ese aparatito vibraba sin descanso contra su clítoris. Aquella imagen de Matías era tan perfecta y caliente que sintió con fuerza el orgasmo reclamando cada fibra de sus ser, llevándola a ese paraíso del que solo ese morocho tenía la llave. Matías abrió más sus oscuros ojos, absorbiendo lo preciosa que se veía ella con la espalda arqueada y los labios entreabiertos mientras un gemido se fugaba por ellos. El morocho empujó una, dos, tres veces y se liberó, gruñendo bajo y desparramando su semilla directo en la taza del inodoro. —Oh, veo que tuviste la misma idea que yo — dijo la morocha aún con la respiración agitada. —Es la segunda vez que no puedo tocarte y lo mismo llego al orgasmo. Mejor que te prepares para lo que viene — sentenció él intentando controlar su estado. —Veremos si podés hacerlo mejor — dijo la morocha, le guiñó un ojo y finalizó la llamada. Matías se quedó en el baño, inmóvil un instante, hasta que la risa lo atacó. Esa niña lo iba a volver loco y él, encantado, se entregaría a cada cosa que ella propusiera.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD