Capítulo 7LORD Kiniston apartó su boca de la de Alicia y, con cuidado, se incorporó. Entonces ella, sustrayéndose a la emoción del beso, se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Las mujeres gritaban y el sonido de sus voces se mezclaba con el crepitar del fuego que consumía el invernadero. Enormes llamaradas se alzaban en el aire, por lo cual las personas más cercanas se alejaban tan aprisa como podían. El Duque de Wellington, quien también se había arrojado al suelo, obligando a Lillian a hacer lo mismo, ya se encontraba en pie y, al igual que Lord Kiniston, se preocupaba de ver si había algún herido. Una chispa había prendido el vestido de Elizabeth Caton, pero el Coronel Felton-Hirvey lo había apagado. Él mismo había sido alcanzado por una astilla de madera y tenía u