Lo que deseaba realmente era permanecer un poco más de tiempo con Lord Kiniston, oírle hablar y disfrutar, ¿por qué no?, aquella vida tan diferente a la suya habitual. "Soy muy afortunada", se repitió. "¿Qué otra muchacha hubiera tenido semejante oportunidad viviendo tranquilamente en Little Langley como yo, sin nadie con quien hablar excepto papá, quien nunca escucha, y la pobre Bessy, que únicamente piensa en la comida?" Le alegraba pensar que, a su regreso, su padre estaría bien alimentado gracias a la elevada cantidad de dinero que Charis les había dado. Recordando los deliciosos platos de que estaba disfrutando en el Castillo, pensó que debía tratar de aprender la receta de algunos para podérselos preparar luego a su padre. Cuando terminó de bañarse, Sarah la ayudó a ponerse uno d