El recuerdo.

1233 Words
Lo miro y no lo creo, trato de calmarme, de no escandalizarme para no cometer un error, puedo estar confundiendo a mi jefe con ese hombre. Habían pasado casi seis años, quizás en ese tiempo mi mente estaba un poco más borrosa, los recuerdos habían disminuido un poco. Acusar a mi jefe de aquella atrocidad sería muy perverso, así que me estuve tranquila, no quise alterarme para no cometer un gran error. Perdí la noción del tiempo, no me había dado cuenta cuando llegamos a casa, tampoco me había dado cuenta cuando le había dado la dirección para llegar. —Gracias por traerme, pero ¿Cómo sabía que viví aquí?— Pregunté aturdida antes de bajar del auto. —Siempre que tengo nuevos empleados, me gustaría conocer un poco de ellos, así que usted no ha sido la excepción— Respondió. —Claro era de esperarse, un abogado es lo primero que haría. Gracias por traerme señor, lo veo mañana— Le respondí. Seguido de eso bajé del auto y entré a casa. Entré desesperada a la casa, subí rápidamente a la habitación de Brenda, estaba muy ansiosa, las piernas me temblaban. —¿Que te pasa Fernanda?— Preguntó con preocupación Brenda. —Brenda después de tantos años finalmente lo encontré, mi jefe fue el hombre que abusó de mi hace casi seis años— Respondí entre lágrimas. —¿Pero como lo sabes? ¿A caso viste la verruga en su cara?— Preguntó. —No, pero es el, ya no tengo dudas, llegó a mi ese recuerdo y tengo en mi mente ese momento de cuando lo miré pocos segundos— Le dije con dolor en mi corazón. —¿Que harás? Deberíamos ir y denunciarlo, ese hombre tiene que estar preso. —No vale la pena, no tengo evidencia de eso, además, es un abogado prestigioso. No me creerán. —Lo mejor es que renuncies, no te quedes allí por favor, ese hombre puede volver a lastimarte o reconocerte. —No me iré, juré que el día que llegara ese momento, me vengaría, no dudaría en hacerlo, y ahora tengo la oportunidad, y no creo que me reconozca, estaba tan borracho esa noche que no sabe ni siquiera quién soy— Le respondí mientras secaba mis lágrimas. —No creo que sea buena idea, sé que aún estás dolida Fernanda pero no creo que esa decisión sea la mejor. —Seré muy inteligente, en algún momento le sacaré la verdad, y te juré que ese día lo voy a exponer en público para que las personas sepan quien es el en realidad— Le respondí. Salí de la habitación de Brenda. Me senté frente al computador que tenía en mi habitación, quise escuchar un poco de música para no seguir pensando más. Sin embargo eso era muy difícil, tenía en frente al hombre que me había destrozado aquella noche. Toda mi vida pensé que la primera vez con un hombre sería increíblemente bella, no que sería un dolor para mi. Siento asco por mi jefe, jamás en la vida voy a perdonarle lo que me hizo hace casi seis años, su vida de tranquilidad pronto acabará. Al día siguiente. Llegué a la oficina con poco ánimos de trabajo o quizás con pocos deseos de verle la cara a mi jefe, sabía que tan pronto lo viera, no podría borrar de mi aquel mal sabor de boca. —Buenos días señor, ¿Necesita algo?— Pregunté al entrar a la oficina, la puerta estaba abierta. —Buenos días Fernanda, por el momento no necesito nada. Ahora tengo que ir a un juicio, ¿Te gustaría venir?— Preguntó. Por mi mente pasaron muchas cosas. Me empecé a imaginar cómo él era el enjuiciado, como yo misma trataba de hundirlo en la cárcel pro sus acciones tan ofensivas. —Fernanda si no quiere ir, no es obligado, la invito simplemente porque ya vi su curriculum y además usted fue estudiante mérito en la universidad— Dijo Sebastián. —Claro que quiero ir señor, eso sería muy importante para mi, necesito llevar a la cárcel a todo aquel que se haya portado mal— dije con jocosidad peor con mucha verdad en mi boca. Sebastián me llevó al juzgado para ver cómo él defendía a su cliente. Me senté como una persona parte de la sala, la idea era aprender de cada cosa que allí sucediera. Así que también llevaba mi libro de anotes para ir escribiendo las cosas más importante. —La defensa puede empezar— Dijo el juez. —Muchas gracias su señoría. Este caso está más que claro, el señor ‘Carlos’, jamás abusó de la joven, ella está confundida, podemos demostrar que el ADN que había no era de mi cliente— Dijo sin rodeos. Se encienden una pantalla gigante, la apruebas son clara, el análisis dice claramente que no hay ningún rasgo del demandado. En un abrir y cerrar de ojos, Sebastián había ganado el caso, el demandado había ganado y sería beneficiado por levantarle calumnias. El juicio final tomó sólo una hora, fue tiempo suficiente para obtener un veredicto favorable. —Señor es usted un gran abogado, realmente estoy asombrada, me imagino que así consigue todo en la vida— Le dije con una mirada llena de odio. —Todo lo que quiero lo consigo, siempre busco la forma de que las cosas sucedan— Respondió con una leve sonrisa. Subimos al auto, pensé que iríamos de regreso a la oficina pero no fue así, Sebastián me llevó a un restaurante muy elegante, no esperaba estar en un lugar así, el dinero no me daría para estarlo. —¿Que hacemos aquí señor?— Pregunté asombrada. —Vamos a celebrar el logro. Desde hoy usted es parte de esto, así que acostúmbrese a celebrar nuestros logros— Respondió con gran emoción. Había una mesa reservada para dos, estaba muy atónita y sorprendida. Todos sus lujos no harían que yo olvidara lo que me había hecho en el pasado, juré vengarme de él y es justo lo que haría, así tuviera que fingir estar cómoda con todo lo que hacía. Sebastián era un hombre muy inteligente, y sabía cómo manejar todas las situaciones, de eso no tenía ninguna duda, pero yo aprendería de eso, aprendería del mejor.
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