Sebastián.

1179 Words
Tomamos asientos en la mesa reservada para dos, Sebastián estaba muy feliz por haber ganado el caso. Un caso que me recordaba mi peor pesadilla. —Brindemos por el logro de la empresa hoy— Dijo mientras levantaba su copa de vino. —Salud señor— Le respondí al chocar su copa de la mía. —Aún tenemos que seguir trabajando para seguir teniendo mucho éxito en la empresa— Dijo. —Yo también lo creo, referente a este caso señor, me gustaría saber ¿realmente no era culpable?, lo pregunto solo por saber, para mi es importante aprender— dije un poco apenada. —En realidad es inocente, todas las pruebas eran reales, no defendemos a personas que nos damos cuentas que son culpables, por eso antes de hacemos una evaluación y eso nos ayuda a investigar si vale la pena o no— Respondió. Su respuesta era un poco confusa para mi, no era el típico hombre que le hacía un daño a una mujer y we comportaba de una manera digna. Quizás el embriagarse le jugó una mala pasada pero eso no me importaba, él tenía que entender que sus actos eran horribles. —¿Por qué me mira así Fernanda?— Preguntó repentinamente. —Disculpe señor, es que usted es de admirar, es imposible no mirarlo— Le respondí sonrojada. Sebastián solo sonrió y bebió de su copa nuevamente. —Hábleme de usted, me gusta conocer a mis empleados. —¿Que quiere que le diga señor?— Le pregunté sonrojada. —Lo que usted entienda que puedo saber— Respondió con una sonrisa. —Vivo con mi madre y mi mejor amiga, por mucho tiempo estuve tratando de aplicar para un empleo en su empresa y finalmente me aceptaron después de cinco años. —Cinco años realmente es mucho, pero dicen que logramos lo que tanto anhelamos, y si trabajamos para ello, las cosas buenas sucederán, tengo que decir que me gusta su valentía y paciencia— Respondió. Después de cenar y sentirme más sonrojada que nerviosa, Sebastián me regresó a casa. Habíamos tomado mucho tiempo en el caso y luego en el restaurante. —Gracias por traerme señor— Dije avergonzada antes de bajar del auto. —No fue nada, gracias por la compañía tan agradable de esta noche, realmente me he sentido bien, hace mucho tiempo que no conversaba con alguien sin olvidarme del tiempo— Respondió agradecido. Cuando escuché aquella respuesta, salí del auto un poco avergonzada, parecía que mi jefe me estaba alagando. —Fernanda disculpe si la hice sentir incómoda, no fue mi intención—dijo mientras salía rápidamente del auto. —No es nada señor, es solo que me hace sentir sonrojada, realmente es hombre muy interesante y yo desde hace mucho tiempo lo tengo como un amor imposible— Le respondí, después de eso rápidamente corrí hasta entrar a mi casa. Estaba un poco agitada, cerré la puerta para no mirarlo. Finalmente mi Plan había empezado, no iba a permitir que su linda sonrisa y sus bellos ojos se interpusieran con lo que haría. Subí a mi habitación en silencio, tomé una ducha y después empecé a escribir en mi diario. —Día 1– Inició de conquista. Aquella noche no pude dormir pensando en que tendría que olvidarme de la parte que le corresponde al hombre en cuanto a la mujer, yo sería quien enamoraría por completo a Sebastián, necesitaba que fuera mío hasta dar la estocada final, estaba decidida a cumplir con eso. Al día siguiente. Me levanté temprano para hacer mi rutina diaria. Lo primero que hacía todas las mañanas era hacer un poco de ejercicio, corría temprano en el parque. Mientras corría, daba mente a todo lo que pasado a partir de ahora. Sin esperarlo choqué con alguien. Al levantar mi cabeza, mi jefe me estaba ayudando a levantarme del piso. —¿Fernanda? Lo siento mucho— Dijo algo asombrado Sebastián. —No se preocupe, la culpa es mía por andar de despistada— Respondí apenada. —¿Está bien?— Preguntó. —Estoy bien señor, no se preocupe. —¿Desde cuando viene aquí?— Preguntó. —Hace mucho tiempo que hago ejercicios temprano, ¿y usted?— Pregunté con interés. —Siempre hago ejercicios aquí, no te había visto hasta ahora, ¿Que raro es el destino, no?. —Si, es muy raro. Disculpe que lo dejé señor pero tengo que irme, debo llegar temprano al trabajo— Le respondí con una sonrisa nerviosa. Me alejé lentamente de mi jefe, él se quedó mirándome con atención, eso no me gustaba porque me sentía intimidada, tenía una mirada profunda. Al rededor de las 8:00 am, estaba sentada en mi escritorio, no había visto a mi jefe llegar, así que pensé en que era momento para ir a su oficina y buscar algo que quizás pudiera comprometerlo. Buscaba sin desorganizar nada. No quería que se diera que cuenta que estuve husmeando en sus cosas privadas, estaba dispuesta a encontrar algo en su contra. Unos minutos buscando fueron suficientes para darme cuenta que ese sería el último lugar donde Sebastián dejaría cosas comprometedoras, es un excelente abogado y tiene todo bajo control. Hay una foto en su escritorio que me llamó la atención. Una señora y una joven posaban junto a él. La tomé y la miré fijamente, parecían ser la familia perfecta, él parecía ser el hombre que toda mujer le gustaría tener a su lado, pero yo no me dejaba confundir, sabía quien se ocultaba detrás de esa máscara. De repente la puerta se abrió, Sebastián entró de sopetón a su oficina, me encontró con el cuadro en mis manos. Se dirigir a mi y lo toma, lo observa un poco y luego habla acerca de él. —Ella es mi madre y la otra joven es mi hermana, sin mi familia, lo son todo para mi, cada día me levanto pensando en ellas— Dijo sonriendo. Aunque su actitud me hacía sentir un poco extraña, nada cambiaría la percepción que tenía de él.
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