Capítulo 41. Una increíble sorpresa de fin de semana. Desde entonces, ese temor se había convertido en su sombra. Sabía que enfrentaría ese miedo cuando estuviera listo, tal como había enfrentado y superado todos los demás desafíos de su vida. No era de los que se rendían fácilmente, y este obstáculo no sería la excepción, pero sentía que le estaba jodiendo la vida. Verónica, su asistente, siempre perceptiva, notaba que algo no cuadraba. Aunque nunca le preguntaba directamente, a veces lo miraba con esa mezcla de curiosidad y preocupación. No obstante, Maximiliano sabía manejar las miradas inquisitivas; siempre lo había hecho. Una tarde, después de cerrar una reunión importante con unos inversionistas internacionales, Maximiliano volvió al auto, donde Verónica lo esperaba y sin darse cu