Ella llega muy apresurada, y le dice a Louis, el encargado de la tienda, el cual, de forma un poco afeminada, estaba limpiando el polvo de unos electrodomésticos, —¡hola Louis como estas, dime, donde está la carta del banco que te dieron, necesito leerla! — él le dice —¡señorita Clarissa llego muy rápido, si, si ya se la busco, pero dígame ¿quiere un poco de agua? ¡La noto un tanto agitada! — ella muy nerviosa, tocándose el pelo, le dice, —¡si, por favor y échale una cucharada de azúcar es que tengo los nervios de punta! — Louis, va hacia la cocina y rápidamente le prepara el agua con azúcar a Clarissa. le entrega el vaso con agua, y le da el sobre.
Él era un poco chismoso y se coloca al lado de ella mientras rompe el sobre para ver que dice. En ese mismo instante ambos leen la carta y Clarissa en voz alta dice —¡hola señor George Patrick, Bank of America, necesita comunicarse con usted lo más urgente que se pueda. Por consiguiente, necesitamos su más pronta aparición, en las instalaciones del banco. Agradecemos que se dirija el día 10 de diciembre a las 10 am y vaya con la asesora Jenny McGwire. Sin más nada que acotar, atentamente Bank of America ! — Louis y Clarissa se quedan viendo mutuamente y el coloca su mano en su boca y le dice: —¡ay señorita Clarissa, que querrá esa mujer decirle.! — él abre su boca muy sorprendido y dirige su mirada al calendario y dice: —¡señorita! ¡hoy 10 de diciembre, eso significa que la reunión es hoy! —
luego ambos revisan la hora y Clarissa grita: —¡ay son las 9:30 am ayy me tengo que ir super rápido! — Louis corriendo toma el bolso de Clarissa y se lo da ella en sus manos diciéndole: —¡vaya con Dios, espero que no sea nada malo váyase pronto! — y Clarissa toma las llaves de su auto, entra en él, lo enciende y lo pone en marcha camino hacia el banco.15 minutos más tarde. Ella muy distraída leyendo el nombre de la asesora porque no se acordaba, se choca muy fuertemente con un hombre muy alto. En el momento del choque él tenía un café en la mano, y por causa del impacto del mismo, el café le cae encima de su camisa blanca.
Él se voltea muy enojado y le grita: —¡MIRE LO QUE ACABA DE HACER SEÑORITA, ME IBA A REUNIR CON EL GERENTE DEL BANCO Y AHORA VEA EL ESTADO EN EL QUE ESTOY, TODO SUCIO POR SU CULPA! — ella muy apenada trata de limpiar su camisa y le dice —¡ay disculpe señor, no lo vi, iba distraída, es que estoy un poco retrasada para una reunión también, iba leyendo esta hoja y no me percate que usted estaba allí, en medio de la puerta! —
En ese mismo instante, el hombre la queda viendo fijamente mientras la regaña y le dice : —¡ yo te conozco, eres la pelirroja ridícula, que me dijo que no Valia nada en el Starbucks hace tiempo. ¡JA NOS VOLVEMOS A ENCONTRAR! — ella lo ve fijamente y empieza también a recordar ese día y dice: —¡AYY ERES TU, BUENO ME ALEGRA QUE SE TE HAYA MANCHADO LA CAMISA, ¡ESO TE PASA POR MALA GENTE con permiso! — en la toma fuertemente del brazo y le dice: —¡OYE DEBES SOLUCIONAR ESTO, COMO ME VAS A DEJAR ASÍ, TODO SUCIO, ¡DEBES COMPRARME UNA CAMISA NUEVA! ESTA CAMISA VALE MAS QUE TODO TU SUELDO DE UN AÑO JUNTO, ES DE SEDA Y NO SE PUEDE MOJAR, SE LAVA AL SECO, ME ENTIENDES, AL SEECO. Seguro no sabes nada de eso. ¡Una campesina como tú que va a saber! —
El hombre que la sujetó y la trató de esa manera, era nada mas y nada menos, el multimillonario Jake Walter Burns, dueño de electrodomésticos Burns. El hombre de 28 años, era el único hijo de los multimillonarios Martha y Ben Burns. Jake no tuvo una vida familiar normal, ya que su madre Martha murió de un disparo en el pecho, por un asalto a mano armada, el cual Jake presenció cuando tenía 5 años de edad. Su madre se resistió al asalto y al ver que los maleantes le iban hacer algo a su niñito, uno de ellos le disparó, hiriéndola fatalmente. Los maleantes se fueron, y la señora murió desangrada en los brazos de Jake. cuando los paramédicos vinieron ya era demasiado tarde.
Por otra parte, su padre, el señor Ben Burns, tenía una extraña enfermedad pulmonar, la cual se agravó mucho más, con la muerte de su esposa Martha. Los médicos no sabían que era, por esta razón, el no tuvo más remedio que entrenar a Jake en los negocios desde los 9 años de edad. Su padre hizo eso porque sabía que se iba a morir antes de tiempo, y no quería dejarle la empresa, que con tanto esfuerzo y sacrificio había creado, a otra persona que no fuera su hijo Jake. A raíz de todo esto, Jake paso toda su niñez y juventud, en una oficina, aprendiendo todo acerca de negocios, rodeado de personas mayores, los cuales nunca lo dejaban expresarse como niño. Cuando Jake lloraba por su madre muerta, su padre y los hombres de negocios le decían “deja de llorar, llorar es para débiles, compórtate como un hombre”. Por esta razón, desde pequeño, Jake fue forzado a reprimir sus sentimientos, y actuar como una persona fría de negocios.
Al morir su padre, Jake, con tan solo 18 años, tomó las riendas de empresas Burns siendo muy joven. Y con 10 años al mando la empresa se volvió una de las más multimillonarias a nivel mundial, gracias a Jake. Y todo esto debido a que él, era un genio. Su coeficiente intelectual era de 140. Por esta razón, Jake aprendió todo lo relacionado a su empresa en muy poco tiempo. Todo lo que él sabía, a un hombre promedio le habría tomado, como 40 años aprenderlo. Él era un excelente matemático, podía calcular grandes cuentas en 3 segundos. Todos siempre se quedaban muy sorprendidos cuando él lo hacía. También sabia: administración, marketing, mercadeo y economía. Era poliglota, hablaba 7 idiomas a la perfección, y eran: chino, japonés, francés, español, portugués, árabe, y el inglés su lengua materna. Gracias a todos sus conocimientos, él era un hombre muy engreído, exigente y prepotente con sus trabajadores. Para él, todo el mundo era iletrado y no sabía nada, por esta razón todos le temían, y trataban de hacer lo mejor que podían para su jefe. Pero con sus clientes era todo un amor.
Jake con 28 años de edad. Estuvo en la lista Forbes de los millonarios más exitosos antes de los 30. Su físico, nunca pasaba desapercibido, ya que tenía un rostro muy varonil; Sus ojos eran azules, de mirada picara y de boca muy sexy. Era alto, media 1.93 cm de estatura. Su cuerpo era muy atlético, porque en sus tiempos libres practicaba artes marciales, tales como el taekwondo, y el karate; era cinta negra en las dos. Él era muy elegante, siempre vestía con trajes de diseñador, por ese motivo, su porte imponía respeto en cualquier lugar donde él iba. Todas las mujeres morían por él, siempre decían ojalá fuera la señora Burns. Pero él nunca tenía novias oficiales, porque su apretada agenda se lo impedía, ya que la marca Burns se estaba expandiendo en gran manera. Cuando tenía pareja, estas no duraban mucho, porque ninguna mujer lo soportaba, ya que su ego era muy grande. La vida personal de Jake era muy solitaria, no tenía amigos verdaderos, todo el mundo lo trataba por interés y él lo sabía. Así que al llegar a casa todos los días del trabajo, estaba muy solo.
Volviendo al banco, Clarissa queda completamente sorprendida, de la osadía que tuvo ese hombre por haberla sujetado de esa forma, por esta razón, ella, muy enojada se suelta fuertemente, del agarre de aquel abusivo extraño, diciéndole: —¡OIGA, PRIMERO Y PRINCIPAL NO SOY NINGUNA CAMPESINA, y segundo esa camisa no es tan costosa como usted lo dice, mi padre también usaba de esas mi madre y yo se las comprábamos, tercero, su abuela es la que le va a comprar otra camisa, pero yo no… me entiende… y cuarto, nadie lo manda atravesarse en la puerta…. RIDICULO.! — y se va corriendo al área de información del banco, para buscar a la asesora Jenny McGwire
El hombre entrecierra los ojos y a su vez, cierra los puños de sus grandes manos muy enojado, y dice en voz alta —¡JÁ QUE SE CREE ESTA MUJER es la segunda vez que me trata con desprecio. que le pasa. no sabe que soy Jake Burns, uno de los empresarios más famosos de aquí de Los Estados Unidos. ¡Es una idiota! — rápidamente una de las chicas cajeras, ve toda la escena, busca una toalla, se la da y le dice —¡ Tome señor Jake… que pena, pase y siéntese cómodo por aquí, ya le traigo otro café, ¿cómo lo quiere?! —en ese instante, el abre su billetera, saca un billete de 100 dólares, y se lo tira al piso, y con voz enojada le dice : —¡toma ve a Starbucks y cómprame un café mocca con mucha crema por favor, puedes quedarte con el cambio, ese café que sirven aquí es asqueroso, solo tomo el de Starbucks es el único café que me gusta, ve rápido! —
la chica como se sentía fuertemente atraída hacia él recoge velozmente el billete y va corriendo alegremente hacia la salida del banco, porque se va a quedar con el cambio del billete y le dice: —¡como usted diga señor Jake ! —
Por otra parte, el observa a sus guarda espaldas y les grita: —¡QUE HACEN PARADOS AHÍ, BÚSQUENME UNA CAMISA PRONTO NO PUEDO ESTAR ASI MANCHADO, ¡QUE INÚTILES SON! — uno de ellos le contesta: —¡señor, el señor Kurt Smith nos dijo que no debemos dejarlo solo en ningún momento, por eso estamos aquí con usted! — el colocando los ojos en blanco en señal de molestia les dice: —¡bueno entonces que vaya uno de ustedes. ¿NO TIENEN CEREBRO? Ahhh voy hablar con Kurt y voy hacer que los despidan! — ellos colocan las manos en forma de plegaria, se asustan y le dicen: —¡no señor por favor perdónenos esta vez, no lo volveremos hacer! — el agita su mano desinteresadamente, dando entender que no le importaba lo que decían los chicos, pone una de sus manos en la cabeza, y estando sentado les dice: —¡sí, si como digan! — y espera que le traigan una camisa para estar más presentable, y que lo atienda el gerente principal de Bank Of America.
Estando allí sentado, levanta la mirada, y ve a Clarissa caminar por el pasillo de la parte de arriba del banco. Ella se dirigía a la oficina de la asesora Jenny McGwire. El la queda viendo fijo y dice en voz alta: —¡miren donde va esa idiota, que se cree esa pelirroja, se las da de muy importante JÁ! — y escucha una llamada entrante de su compañía y la atiende. No obstante, Clarissa toca la puerta de la oficina de la asesora y esta le dice: —¡pasé! — Clarissa un poco atemorizada entra y le dice: —¡buenos días, asesora Jenny ¿Cómo se encuentra?! — Jenny la observa y le dice: —¡disculpe ¿Quién es usted?! — ella le dice con voz muy apenada —¡asesora Jenny soy Clarissa Patrick, hija de George Patrick. Recibí una carta de parte suya en nuestra tienda, el día de ayer. Usted quería ver a mi padre. Pero él no puede venir porque está muy mal en el hospital, debido un accidente que él tuvo hace tres meses y bueno, ¡vine en representación de él! —
la asesora, con cara muy seria, la ve de pies a cabeza y escucha todo lo que ella le está comentando y le dice: —¡siéntese señorita Patrick! — Clarissa se sienta y la asesora enciende la computadora y a su vez empieza a conversar con Clarissa y le dice —¡,entonces usted es la hija del señor George! — Clarissa asienta la cabeza y la mira fijamente y de manera muy corta dice —¡si señora, soy su hija! — la asesora comienza a teclear en la computadora y de manera un poco desinteresada continua conversando con Clarissa y le dice —¡mmmm bueno necesitaba que viniera el señor, pero como esta grave según lo que usted me acaba de mencionar, quedó incapacitado ! —
La asesora pone su mirada sobre Clarissa y deja de teclear con la computadora, parecía que buscaba algo y le dice : —¡Bueno, vamos al grano señorita Patrick, le comento que ya han pasado 3 meses del préstamo, que le hicimos al señor George, y bueno la idea del préstamo era que pasado los dos meses, tenía que pagar la primera cuota y pues no hemos recibido nada. Pero ya sabemos por qué. Y lamentamos lo sucedido, pero debe pagar la primera cuota que es de 50 mil dólares el mes que viene. ¡Si no lo hace, pues los intereses se triplicarán y procederemos a embargar su tienda! —
Ella muy sorprendida, abre al mismo tiempo sus ojos y su boca, y le dice a la asesora —¡¿cómo que a embargar la tienda?! — la asesora voltea su laptop y le muestra el contrato de préstamo que hizo su padre, en el cual se mostraba, que el señor George, puso la tienda en garantía, por si no pagaba el préstamo. Ella se enmudeció al ver eso y le pregunta a la asesora. —¡¿ósea, si no p**o la deuda lo más pronto posible, nos van a quitar la tienda?! — ella con cara desinteresada teclea en su laptop y le dice: —¡si señorita, como me escuchó debe pagar esa deuda lo más pronto posible, o vera a nuestros abogados. espere un momento, déjeme imprimirle el plan de las cuotas con las fechas de p**o, ya vengo! —
Clarissa se queda sola en la oficina y empieza a comerse las uñas muy nerviosamente. No obstante, todas las paredes de las oficinas del banco eran de vidrio templado, todo se podría ver a través de ellas. En eso pasa Jake Burns y ve a Clarissa muy nerviosa, moviendo una de sus piernas y comiéndose las uñas de una de sus manos estando sentada. Él se dirigía a la oficina de al lado. ya estaba limpio; se había cambiado la camisa y dice en voz baja: —¡JÁ en qué problema económico estará metida esa pelirroja grosera! — se ríe burlonamente, y entra a la oficina, donde el gerente del banco le da un abrazo.
Clarissa comiéndose las uñas, voltea su cabeza y ve a la oficina del lado. En ese mismo instante observa que esta el extraño engreído y mira como el gerente lo abraza muy alegre. ella con cara de desagrado dice en voz alta: —¡que lame botas es ese señor. ¡Ni sabe la clase de persona que es el imbécil ese! — el hombre se sienta, luego voltea su mirada hacia la oficina del lado y queda viendo fijamente a Clarissa haciéndole una mueca con su boca de manera despectiva y le pide al gerente que active las persianas para que no los vea. Ella entrecierra los ojos de forma muy molesta y dice: —¡ahhh, como detesto a este hombre, que idiota. ¡Cada vez que me lo encuentro me arruina el día! — y en ese mismo instante ella escucha la voz de la asesora hablar por teléfono, y se asusta un poco. La mujer entra, cuelga el teléfono y le dice: —¡tome señorita Patrick, aquí tiene las fechas y el monto de las cuotas que debe pagar. Le repito, si deja pasar solo un día antes de esa fecha, pues la cuota se triplicará, lo siento así somos aquí. El señor George cuando firmo dijo que no le importaba, bueno ya no tengo más nada que decirle. ¡Tiene alguna pregunta! — ella sostenía la hoja muy triste y angustiada y en tono muy bajo le dijo: —¡no señorita, eso lo es todo! — la asesora le dijo de forma muy cortante: —¡ok, que tenga buen día, se puede retirar! — y comenzó a atender otra llamada.