Capítulo 3. Puede dejarme en un paradero por favor.
Siento que comienzo a cansarme, no comprendo porque no dejan que me reúna con mi mamá, en esta vida ya no existe espacio para mí,
-- Por favor señor, déjeme acá – le pido, ni siquiera tengo fuerzas para luchar contra él, siento que me levanta en el aire y me lleva adentro del auto, por suerte el viejo señor que salve, no estaba ahí,
-- Señorita Janice no está bien que no cuide de su persona, seguro su madre no hubiera querido que usted viva así después de que ella no esté – cuando ese hombre menciona a mamá mis lágrimas vuelven a amontonarse en mis ojos, estoy segura de que mamá no quisiera que yo viva así, pero ¿Qué puedo hacer?, ya ni siquiera tengo un lugar a donde vivir,
-- Puede dejarme en un paradero por favor – le pido, no quiero seguir escuchando lo que ya sé,
-- Lo siento, pero el señor Romano no me perdonaría si la dejo sola así como esta. Dígame a donde vive y yo mismo la llevaré –
-- Ja, ja. ¿A donde vivo?, ya no tengo a donde vivir señor. Me acaban de desalojar, ¿sabe una cosa?, los pobres como yo no siempre tenemos a donde ir – le respondo ahora con rabia, quiero que me deje en un paradero y se olviden de mí, siento que coloca los pestillos del auto y veo como aumenta la velocidad del vehículo, acaso este hombre piensa secuestrarme, eso sería lo último que me pasara el día de hoy,
-- ¿Qué cree que esta haciendo? – le pregunto con un poco de pánico,
-- Algo que luego me lo agradecerá niña – me dice y deja de hablar conmigo, le hago más preguntas,
-- ¿Para donde me lleva? ¿acaso piensa secuestrarme en contra de mi voluntad?, ¿Señor me está escuchando? – pero nada, no obtengo ninguna respuesta, lo veo dar la vuelta al auto en la primera intersección, y casí treinta minutos después el auto se detiene en una hermosa residencia, la lluvia todavía no se detiene, pero el estacionamiento se encuentra en el sótano, veo como la puerta se levanta y el auto comienza a entrar,
-- Llegamos! – me dice, abre los pestillos y sale del auto, se acerca a la puerta donde estoy y la abre para que yo también baje,
-- Por acá por favor – lo escucho y no tengo más opción que seguirlo, no puedo creer que haya un ascensor adentro de una casa, pero acá lo hay, esto sí que es mucho lujo, entramos en él y veo como presiona el piso dos, la puerta se cierra y al abrirse estamos en un enorme salón alfombrado, no quiero salir porque estoy mojada y sé que mojaré toda la alfombra, así que me quedo adentro del ascensor,
-- No hay problema niña, puede salir – me dice, pero no estoy segura de hacerlo, en ese momento se aparece el señor Romano, él llega con algunas toallas y unas pantuflas enormes,
-- Mi niña tonta, ¿Cómo es posible que estés así de empapada?, vamos ponte esto – me dice y me entrega todo lo que lleva en sus manos, veo que no lleva su bastón, es extraño porque recuerdo que lo había visto caminar con su bastón cuando lo salvé y cuando lo vi en la clínica también se sujetaba de él hace unas horas,
-- Gracias es usted muy amable – le recibo todo y seco mi ropa, me quito mis zapatos viejos y me pongo esas pantuflas acolchadas que están calientitas, ahora sí salgo del ascensor, camino por el salón y ha indicación de él me siento en uno de los sofás, miro a mi alrededor y puedo ver varias fotos en la pared, una de ellas me llama la atención, creo que me enamore del hombre que estaba ahí, su sonrisa es encantadora, su mirada, con esos ojitos celestes, nunca había visto unos ojos tan hermosos, su cabello n***o hacía tanto contraste, qué me quede impresionada con su hermosura, él abrazaba a una mujer muy parecida a él, podría ser su hermana mayor o …
-- Él es mi nieto y ella mi hija. Ella falleció poco después de tomarse esa foto – me interrumpe el anciano y sentí una punzada horrible en el corazón, él también era huérfano de madre como yo,
-- su padre no aguanto la tristeza y se fue lejos, nunca supimos donde se fue ni donde se encuentra ahora ese ingrato – me dice y cuando busco alguna imagen de ese señor no encuentro ninguna, todas las fotos que hay en el salón son del abuelo, con su hija y su nieto.
La noche fue intensa, la tormenta no tuvo piedad con la ciudad, pues no paro de llover durante el resto de la noche.
A la mañana siguiente
-- ¿Joel le avisaste a Fernando que quiero hablar con él? –
-- Si señor, el joven Fernando está todavía con la señorita Paloma – le dice Joel a su jefe, el viejo ya había pensado todo, él estuvo toda la noche tramando su jugada, sabía que Janice aceptaría casarse con su nieto, él pudo notar los ojos de la muchacha cuando vio las fotografías de su nieto, y lo más importante era que también se percato de la forma como lo miraba cuando se enteró de que su madre también había fallecido.
Janice se levantó temprano, ella se sentía muy incomoda estando en aquella enorme residencia, el abuelo debía terminar la conversación con ella, al morir su madre Janice obtiene la mayoría instantánea, el gobierno no tenía la capacidad para aceptar en la asistencia social a una muchacha que cumpliría pronto los 17, por lo tanto, ella quedaba en total estado de abandono, lamentable pero así eran las cosas en ese país.
-- Señorita Janice buenos días, el señor Samuel la espera en el comedor – le indica Joel, él acompaña a la muchacha a la planta baja, Janice observa todo a su paso, esta vez no ingresan al ascensor, sino que bajan por las escaleras, un enorme salón en la planta baja los recibe y a un lado de él estaba la puerta que llevaba al comedor,
-- Buenos días señor Romano – saluda la muchacha, el abuelo sonríe y le pide que tome asiento,
-- Janice come por favor, luego hablaremos sobre mi petición – ella había pensado mucho durante toda la noche, Janice hasta soñó con la imagen de su nieto, pero no dijo nada, solo asintió y aceptó toda la comida que le ponían al frente, hacía mucho que no tomaba un desayuno igual, si ella y su madre se hubieran alimentado de esa manera, quizás su mamá ahora estaría viva,
-- Come despacio niña, nadie te quitará el plato – le dice el abuelo con una sonrisa, ver a Janice alimentarse tan bien le agradaba mucho, sobre todo luego de escuchar la forma como su asistente Joel la había encontrado el día anterior, el anciano no iba a permitir que esa niña atente contra su vida, si era posible la casaba con su nieto, aunque no tengan que verse nunca las caras,
-- Janice has pensado en mi propuesta? – el anciano le pregunta una vez que entraron al salón, ella dudo un poco, pero al final asintió,
-- Si señor, acepto su propuesta. Me casaré con su nieto y haré lo que usted quiera --