Me Rindo!

2. Sí está dispuesta a hacer un trato conmigo puedo cambiar de opinión.

Capítulo 2. Sí está dispuesta a hacer un trato conmigo puedo cambiar de opinión.

Intento comprender al anciano mientras se va acercando a mí, quien en su sano juicio casaría a su nieto con una desconocida solo porque hice lo que cualquiera haría, salvarlo de ser arroyado por un auto,

-- Querida Janice, no es así. Hoy en día nadie arriesga su propia vida para salvar a alguien y menos a un anciano como yo, te suplico que me ayudes nuevamente. Mi familia está en peligro, mi nieto está a punto de arruinar su vida y la de toda mi familia, una mala mujer intenta destruir todo lo que construí con esfuerzo, solo tú puedes ayudarme – me dice y me congoja oírlo hablar así, ya quisiera yo tener un abuelo que se preocupe así por mí,

-- Pero señor, ¿Qué puedo hacer yo?. Usted no me conoce –

-- Por eso mismo pequeña, mi nieto tampoco te conoce. ¡Nadie te conoce Janice, eres perfecta! Se que tu madre falleció, lo lamento mucho pero mi niña te has quedado sola, no tienes a donde ir – me afirma y que me recuerde eso me duele mucho, las lágrimas se comienzan a acumular en mis ojos, no sé qué hago aquí cuando debería estar al lado de mamá,

-- Lo siento señor – le digo, no sería decente que yo acepte casarme con alguien a quien ni siquiera conozco, sé que mamá no lo aprobaría,

-- Romano, soy Samuel Romano, Janice. Llámame cuando estés decidida, solo será por un tiempo, te prometo que no tendrás que estar casada con mi nieto toda la vida, necesito alejarlo de esa mala mujer, puedo ofrecerte que estudies mientras estés casada con él, si quieres puedes vivir lejos de él, puedes vivir en el lugar donde estudies, o puedo ponerte una casa segura, un lugar donde nadie te amenace con echarte, tendrás quien te cuide niña, solo quiero que Fernando se alejé de esa tipa, necesito proteger a mi familia y tú eres la única que puede ayudarme – me dice, y ahora me siento fatal por no poder ayudar al señor, pero no puedo casarme con alguien a quien no ame, mamá y yo somos pobres, es cierto, pero tenemos decencia en nuestros corazones.

Me alejo de ellos, salgo de la habitación en la que estaba acostada. Al menos tenía la misma ropa con la que llegue, no se cuánto tiempo ha pasado, mejor regreso al hospital para saber de mamá, al llegar ahí una enfermera me informa que mi madre ya no se encuentra en el sótano de la morgue, me quería morir al pensar que la habían echado de ahí por no tener dinero, o peor aún, por no haber llegado con su ropa.

-- Su madre ya fue retirada del hospital – me dice y no comprendo nada,

-- Todos los gastos ya fueron cancelados señorita, este es el dato de la funeraria que se llevó a su madre – me informa y me entrega una tarjeta, llamó al número que ahí aparece y me entero de que alguien pagó los gastos que se debían y ahora mamá estaba en los servicios funerarios esperando que su hija vaya para ser sepultada, no podía creer que eso haya pasado, ¿Quién ha podido hacer eso por nosotras? Me preguntaba, de pronto el rostro de aquel señor apareció en mi mente, estoy segura de que fue él quien lo hizo, él me dijo que mamá había muerto, él debía haber averiguado eso,

Llegó al servicio y veo a mamá y varios hombres vigilando su cajón, también pagaron por un servicio de vigilancia, no podía creerlo, me acerco dudosa, no estoy segura de que sea mi madre la que esté en ese hermoso cajón, quizás se hayan equivocado y sea otra persona.

Pero no era así, ahí estaba mamá. Con un traje hermoso, ella parecía una reina acostada sobre su lecho, tan hermosa, tan joven. ¿Cómo pudo dejarme sola? Suspiro con dolor mientras me agachaba para abrazar el cajón, ¿por qué no me dijo que estaba enferma?

-- ¡Mamá! – caigo sobre su cajón, sé que es el último adiós. Ahora estoy sola, completamente sola…

Todo terminó, salgo del cementerio con una rosa en mis manos. Camino hacia mi casa, porque no tengo un sol para el transporte público, todo lo que teníamos lo gaste en las últimas medicinas para mamá, un sonido ensordecedor en el cielo me anuncia la llegada de una tormenta, lo último que me faltaba, las gotas de lluvia comienzan a caer y mi ropa en menos de tres minutos estaba totalmente empapada, ahora yo estaba completamente sola y empapada, me debo de ver muy patética, pero la verdad es que me siento peor.

No había nada cerca a donde podía correr para resguardarme, realmente mi vida es un caos, yo también debí morir junto con mamá. ¿Por qué la vida es injusta con algunas personas? Me pregunto mientras las lágrimas corren por mis mejillas, lo he perdido todo, mi teléfono se ilumina y recibo un mensaje en ese momento, me detengo para ver y se trata de mi casero, debemos seis meses de renta, él no sabe que mamá falleció, pero me imagino que tampoco le interesará,

* Lamento el fallecimiento de su madre, seis meses fue demasiado tiempo. No vuelva por esta propiedad, ni quedándome con todas sus cosas pagan la deuda, Pero si está dispuesta a hacer un trato conmigo puedo cambiar de opinión *,

Así que sí sabe que mamá falleció, no solo eso, sino que ese desgraciado intenta que yo me venda a cambio de un lugar para vivir, pero gracias a este mensaje terminé por comprender que mi vida no valía nada, voy como una zombi por la vereda, hasta que veo una luz a lo lejos, estoy decidida a lanzarme sobre ese auto, acabar con mi vida y acompañar a mamá en este viaje hacia lo desconocido, este es mi propósito ahora, camine hacia la luz sin importarme lo que me pase, de pronto escucho el sonido del freno de un auto, caigo al suelo desconsolada al saber que ni eso pude lograr, hasta para tentar a la muerte fracase.

-- ¿Señorita Janice, está usted bien? – levanté la mirada y pude ver el rostro del hombre que había dejado junto al anciano en aquella clínica privada, vaya suerte del destino, escogí para morir al auto del anciano al cual había salvado antes, intento sonreír de mi actitud patética, ya nada en esta vida tiene sentido para mí,

-- Por favor suba al auto, esta empapada, va a enfermarse si continúa con esa ropa toda mojada – me dice, no comprendo porque ese hombre y su jefe se preocupan tanto por mí, ellos no me conocen, deben dejar que me muera de una vez por todas.