CAPÍTULO IV Priscilla bajó la escalera al salir de la habitación del Conde y se dirigió a los establos. Cuando la vio llegar, Mercury emitió un breve relincho al que siguió el ladrido de un perro. Priscilla abrió la puerta del establo vacío y un perro de aguas se arrojó sobre ella, saltando alegremente ante su presencia. Ella se inclinó para acariciarlo y Ben se acercó por detrás diciendo: —Parece que hace un mes que Jason no la ve, y sólo hace una hora. —No le gusta que lo encierren en los establos— replicó Priscilla—, pero Nanny no permitiría que molestara al enfermo. Sin esperar la respuesta del viejo Ben, Priscilla salió en seguida del establo y cruzó el parque en dirección al bosque, seguida por Jason. Caminó con paso apresurado hasta llegar a la sombra de un conjunto de árboles.