Fatiga Injustificada

1613 Words
Eishla desconocía por qué estaba tan exhausta y abatida, como si hubiera estado en combate. Estaba totalmente ajena al hecho que estuvo en el frente de batalla ante el rey de los humanos de Vidralia, y cuando solía pensar en ello, eran como destellos con lo que los traicionaba su mente. Sin embargo, conforme pasaban las horas de esa noche, una en la que estuvo en su cueva descansando y curándose las heridas, se fue percatando que no había sido un sueño sino que había pasado realmente. — ¿Podría saber, niña, dónde estabas que no me cuidaste las espaldas cuando fui a atacar a los humanos esos? — Cuestionó Eishla con furia a su compañera de hábitat. — ¿Desde cuándo soy tu niñera, percusia? Además, ¿Cómo que cuándo fuiste a atacar a los humanos? ¿Cuándo sucedió eso? — Preguntó una Niurka incrédula. Eishla estaba deseosa en atacar a Niurka esta vez, pero el dolor de cabeza que tenía era tan terrible que tuvo que retraerse en su deseo, y como eran las horas en las que el sol estaba en su cenit, decidió más bien descansar un poco. Ya había pasado un día desde que Eishla comenzó a deambular por todo el bosque durante la noche después del ataque que le propinó a los humanos en el valle de las sombras. Todavía su cabeza estaba dándole vueltas, sin contar con el hecho de que ella había vomitado en la noche mientras iba tambaleándose de un lado al otro como si estuviera borracha. La vampira no sabía lo que estaba viviendo hasta antes de ese momento; se sentía como una borracha en alta mar, a la deriva tanto en pensamientos como en sus actos, ya que no sabía equilibrar si lo que estaba pensando era real o si lo que estaba viviendo era parte de su imaginación. — Realmente no me preocupé por tu desaparición, ya que en ti es normal que eso pase. Recuerdo que te fuiste una vez y duraste un mes fuera de nuestro hábitat, pero después tú misma me contaste que te fuiste a otro país de polizón en un barco mercante de un vampiro pirata. Me contaste que te robaste una vaca para sobrevivir el viaje entero. Lo mismo hiciste, pero esta vez en un barco de un humano, y justo cuando llegaban se dieron cuenta de tu presencia. — Remembraba Niurka. — Ahora mismo desearía que fuera un caso similar, pero ni siquiera recuerdo qué pasó o cuánto tiempo hace. Tengo la impresión que ha pasado una semana desde la última vez que nos vimos, Gordis. Niurka se llevó la mano a la boca. Se suponía que ella no tenían mucho tiempo cuando dejaron de verse, pero como Eishla le había pedido que no la siguiera, respetó su petición y ni siquiera se inmutó en preguntarle donde iba, de hecho era algo que solía pasar entre ellas, que la una se fuera y la otra le avisara que volvería cuando le apeteciera; muchas veces se iban por tiempo indefinido ni lugar determinado. — Eish… Sólo nos dejamos de ver el día de ayer y la noche anterior al día de ayer. Ese anochecer no la pasamos comiendo uvas, y de un momento a otro me dijiste que tenías que salir, que te habías acordado que tenías un pendiente, en realidad una cacería, y te fuiste sin dar más explicación, pero como es tu costumbre irte así sin más, te dejé ser, aunque debo confesarte que estabas un poco extraña, la verdad. La explicación de Niurka puso a Eishla más confusa de lo que estaba en un principio. Se suponía que había pasado un tiempo prudente, al menos en su cabeza, en el que ella anduvo y desanduvo hasta dar con su presa, quien justamente era el rey humano de Vidralia. — Oye, Gordis… ¿Has oído hablar algo de la última expedición que hicieron los humanos que iban en dirección a Carinty? — Preguntó Eishla con suspicacia. — Sabes que después que lo defendimos, ellos emprendieron su camino sin contratiempos, o eso creo, aunque no oí nada de que el tarado de Jensen enviara una comitiva para atacarlos. Pero podría decir que se rumoró que posiblemente ellos sí fueron agradecido, no obstante supieron repeler el ataque con una técnica muy agresiva, que de los nuestros hubo muchas bajas. Aunque considerando que son los vampiros que viven entre las grietas del valle entre las sombres, eso no se cuenta como una pérdida significativa. Mas, debo admitir que me sorprende que nuestro querido rey vampiro no aprovechara ese momento para encerrar y acabar con esos humanos de una vez y por todas. — Reconoció Niurka. Eishla estaba cada vez más confundida conforme su amiga le iba contando todo lo que había sucedido en tan poco tiempo. Para ella había pasado más de dos días, pero los acontecimientos de apenas tan poco tiempo habían sido emocionantes y lamentaba no haber participado en ellos, aunque le preocupaba más no saber de su estado, y soñarse constantemente que estaba peleando en contra de Ashton la aturdía cada vez que lo pensaba. Por otro lado, Jensen estaba que ardía de la ira cada vez que miraba a Jelenia, pues recordaba con rabia que celebraba que tendría en su pared colgando la cabeza de Ashton Conrad Kiedrik, o “Conrad”, como cariñosamente lo pensaba, ya que su hermanita le aseguró una y otra vez que le cazaría a ese humano sin error alguno. Aquella princesa vampira en ningún momento fue capaz de mencionarle a su hermano que el plan que ella había planificado salió mal a la hora de la ejecución, pero no porque su asesina contratada no estuviera haciendo bien su trabajo, porque hubo instantes donde aquella mujer tenía casi en sus manos al hombre al que se le había impuesto ejecutar, sólo que en los cálculos de la dama de la realeza no estaba contemplado que la huérfana despertara previo a consumar su encargo. En ningún momento a Jelenia se le permitió llevar a personas que no fueran parte de la milicia, incluso se le había asignado un cuerpo selecto de la misma guardia real para que llevara a cabo la cacería de todos los humanos que iban rumbo a Carinty, pero ella en su poca experiencia en ejecución militar y en su amplia pericia llevándole la contraria a Jensen, quiso hacer las cosas a su manera, trayendo consigo una derrota inesperada e inminente. — ¡Maldita sea la hora en la que se me ocurrió confiar en una niña para hacer las cosas que sólo la pueden hacer los adultos! — Rezongaba Jensen a una voz tan alta que retumbaba en todo el salón del trono de su castillo. — Es cierto… Debiste ser tú el que fuera a ejecutar a ese rey humano y a su ejército si me crees tan incompetente. No es un hueso tan fácil de roer, hermanito, por eso me enviaste a mí. Agradece que estoy viva, aunque hubieras preferido que yo fuera ala que no estuviera aquí y sí tu valiosa presea. — Remilgó Jelenia para justificarse delante de su hermano. Ganas de reírse ante lo planteado por Jelenia a Jensen no le faltaron, pero sabía que era algo con lo que no podría seguir viviendo, al menos no por un buen tiempo, pero también se había dado cuenta que contar con su hermanita no era tan buena idea como pensó en un principio. Incluso había pensado en contratar a Eishla para ese encargo, mas sabía que eso le causaría un gran pesar a su hermana, sobre todo porque siempre quedaba por debajo de una mujer que ella consideraba de baja ralea. Jelenia se había defendido como lo hizo porque no estaba dispuesta a admitir que tuvo que buscar los servicios de Eishla. Sería una gran humillación aceptar algo así, además estaba en juego otra situación que ella no había ponderado cuando asumió el reto que le había entregado su hermano: Se enamoró del rey humano desde que lo vio dar su voz de mando. Ver a Ashton en acción fue algo que sacó a Jelenia de sus casillas: nunca había visto a alguien con tanta destreza aun ante el peligro. Y sobre todo cuando enfrentó abiertamente a Eishla como si no fuera tras su cuello, y pelear con ella prácticamente cuerpo a cuerpo, la llevó a ella a imaginarse cosas con el rey de los humanos. >> Yo necesito verme con ese espécimen a solas… Nunca había visto un hombre con tanta determinación, carajo… Si mi hermano se entera lo que estoy pensando ahora, me cortaría la cabeza sin pensarlo. Jelenia sabía que no podía expresar sus pensamientos ni a su mejor amiga. Nadie entendería lo que estaba pensándole por la cabeza, era como si estuviera declarándose loca o una traidora en contra de su especie, por eso prefería callarse, pero tenía muy claro que estaba dispuesta a jugársela para conocer a ese hombre, y de ser posible, conquistarlo y hasta perdonarle la vida luego de lograr su cometido. Eishla se quedó recluida en su cueva dándole mente una y otra vez a todo lo que le pasaba por sus pensamientos, todo con la esperanza de poner sus ideas en orden. En eso se dio cuenta que su comportamiento cambió después que estuvo degustando las uvas, que aunque tenían un saber peculiar, no lo pensó más de lo debido, y tras eso, perdió el tino y comenzó a soñar cosas que tenían que ver con Ashton, al grado de pensar que lo había ejecutado o de que estuvo hablando con una lechuza, cosa que se suponía no debía pasar.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD