Ruta de Vuelta a Setonia

1121 Words
La hora de volver a casa llegó por fin. A excepción de Omar Patrick, que ahora había sido designado como general interino en la ciudad de Carinty en lugar de Deon Lietnal, todo el ejército que acompañaba al rey Kierdrik se embarcó en una nave marítima que zarpaba rumbo a la provincia de Elondi, una que colindaba con Setonia, el acceso más rápido por tierra una vez que se arribaba desde el mar. En el atardecer del día anterior, Ashton y Artemio se habían reunido con el señor Fardfud, mientras que dos oficiales encubierros que había enviado la corona vidraliana para que negociaran los quilates que se pretendía pedir a Comordia. Ellos mismos se encargaron de embarcar el diarconte que se había comprado al país vecino. Por otro lado, una vez amaneció, Christopher estaba ansioso por saber cuándo irían a reunirse con el señor Fardfud, tal y como había escuchado la tarde anterior durante la conversación que se hubo sostenido en la pequeña oficina que se había habilitado en la planta alta del santuario. — Mi rey… — Llegó Christopher con la lengua de corbata cual perro que jadeaba al venir de manera apresurada temprano por la mañana. — ¿Por qué vienes con ese apuro como quien corría en una competencia, muchacho? — Preguntó sarcásticamente el rey. — Pensé que estaba reunido con el señor Fradfurd y podría necesitar su escolta, mi rey. — Declaró Christopher. — Perdona que no pudimos avisarte a tiempo, pero el señor Fradfurd pidió que cambiáramos la hora de la reunión, por lo que lo tuvimos que hacer ayer noche. Ese hombre es insistente con ciertas cosas, y no me quedó más remedio que acceder a su capricho. — Confesó Ashton. — ¿A qué se refiere con qué ese señor es insistente, Comandante Conrad? Yo sólo veo que es un necio por apresurarlo como si usted estuviera por debajo de él, aunque también me supongo que por lo que vinimos aquí, usted accedió para que le entregara nuestro encargo. Para todos los oficiales del ejército Ashton había hecho una solicitud especial a Comordia, que por eso estaban yendo a buscar dicho encargo a Carinty. Lo que nadie entendía que se suponía que fuera para que el rey mismo se hubiera molestado para viajar por tierra hasta aquella olvidada provincia, pero nadie estaba para cuestionar a su soberano, sólo obedecerlo, o al menos eso hacían su esfuerzo de hacer. Ya estaba todo preparado para salir rumbo a Elondi. Estaba todo la tripulación fija del barco que se había dispuesto para el viaje, cortesía del mismo señor Fradfurd, pero al final de cuentas, Ashton le pidió a parte de su ejército, los que habían sido entrenados en el área marítimo, que se encargaran de todo mientras volvían a tierra firme. Lo primero que supervisó Ashton fue que llevaran al calabozo de la carabela en la que salían para Elondi, al dado de baja, General Deon Lietnal, ahora sólo Deon Lietnal a secas, ya que inmediatamente se le era acusado a alguien en la corona vidraliana, los privilegios eran revocados ipso facto, que al menos que el acusado en cuestión refutara y demostrara la falsedad de su incriminación, entonces seguía en el mismo status al que se le degradó. Era la primera vez que a un Lietnal se le daba tan deshonroso trato, pero no era porque no se lo ganaran, sino porque no era demostrable ninguna de las acusaciones que se les imputara. Mas había llegado el momento que todo eso dejara de ser favorable para aquella familia, algo que a la mayoría de los oficiales que acompañaban al rey les alegraba, ya que algunos de ellos fueron pisoteados por Donald, el padre de Deon. — ¡Ja! ¿Quién lo diría? Que el hijo del más ilustre y general retirado del ejército real de Vidralia estaría en las manos del rey por ser un mal militar. — Coentaba uno de os que estaban preparándose para abordar. — Era hora que el cielo nos hiciera justicia, aunque lo malo es que fue, quizás, con la persona equivocada. Hubiera querido con el fango hasta el cuello al viejo ese de Donald Lietnal en lugar de Deon hundiéndose y rogando por una revocación de sus cargos, y así no dejar la milicia de manera deshonrosa. — Comentó su compañero. — Créeme, ver una mancha en el expediente militar de uno de los miembros de esa familia me es más que suficiente. El padre de ese tipo se cargó a muchas familias con tal de él ascender, también lo hizo por su hijo, asó que no es que no le esté pasando nada al inocente de Deon Lietnal. — Se expresó el otro oficial. Al igual que ellos, muchos pensaban lo mismo, pero sólo se trató a modo de murmuración todo lo que estaba pasando alrededor del joven Lietnal. Ahora bien, ya todo lo que tenía que ver con aquel viaje para Elondi estaba en punto, por lo que zarpar era lo único que faltaba. Levaron anclas, pautaron la ruta, sacaron el barco del lugar donde estaba atracado, llevando su paso lento pero seguro, hasta ponerse a las órdenes de las olas de las playas carintias. Se demoraría el barco en bordear toda la costa para llegar a Elondi, pero era la ciudad más próxima a llegar a Setonia, que quedaba por mar del lado contrario a Carinty. La ciudad capital estaba distante del resto de sus países vecinos, más esa ubicación se la había ganado porque la mayor concentración de ciprés estaba en los bosques cercanos a la misma. Había cuatro ciudades entre Carinty y Elondi; las provincias de Maledia, Yordia, Jilmadiel y Uraltiel, y dichos territorios tomaban poco más de un día en las horas diurnas para bordearlas, haciéndose más lento de noche, por lo que se tomarían más de veinticuatro horas en hacer ese proceso, quizás cuarenta y ocho, pero era el medio predilecto por personas como Deon Lietnal, eso con tal de evitarse el lidiar con vampiros. La nave marítima estaba provista de un todo. Todas clases de carnes saladas bobinas y porcinas, así como de aves, panes integrales y cereales, igualmente fruta, como si fueran a durar una semana en una travesía relativamente corta, aunque era mejor prevenir que lamentar. — Todo este viaje ha sido muy tranquilo, si te soy sincero, Ashton. — Lamento estar de acuerdo contigo, Artemio. Ruego al cielo que Omar pueda hacer un buen trabajo en Carinty. Por cierto, revisen a nuestro presidiario, debe estar debidamente vigilado. Ashton no estaba a gusto con lo que estaba pasando, pero sabía que debía garantizar el bienestar de aquel a quien llevaba preso por su apellido y su relación con la realeza.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD