Haciendo una Reflexión

1186 Words
El rey de Vidralia no encontraba cómo afrontar la situación que estaba viviendo dentro del barco en el que estaba a bordo rumbo a Elondi. Su único pensamiento estaba centrado en que quería descuartizar, si se le diera, al culpable de su actual sentimiento pero tenía que comportarse a la altura de su investidura, tuvo que mantener la compostura. Ahora bien, estuvieron vigilando tanto a Deon en los calabozos como al mismo Ashton, ya que todavía se le notaba la intención de imponerle castigo por su propia mano al encarcelado, al mismo tiempo el rey le había dado instrucciones a Artemio para que tuviera un ojo encima tanto en Brad como en Paul, así como en la tripulación en general, ya que estos hombres eran de Carinty y empleados directos del señor Fradfurd, del cual aquel dignatario perdió todo sentido de confianza. >> Definitivamente voy a tener que derogar nuevas leyes y poner un nuevo régimen a correr en Vidralia. No sé cómo fue que mi abuelo gobernó, pero todos estos vejetes creen que pueden meterse el país en un bolso porque soy muy joven delante de ellos. ¡Ja! Ni siquiera se imaginan lo que les espera. — Razonaba Ashton. Fradfurd había sido la última gota que había derramado el vaso de la paciencia de Ashton Conrad Kiedrik; no era la primera vez que a una persona que fuera contemporáneo de su abuelo o de su padre querían verle la cara de tonto, ya que la relación que tenía su familia con los caballeros de la guardia vieja se deterioró después que se descubrió el romance entre Alfred, el mejor oficial del ejército real de Jerome, y Amelia, la princesa de Vidralia, que una vez que el rey falleció, el trono fue concedido a su nieto, algo que a la mayoría le pareció una afrenta a la corona. Por otro lado, en la tierra de Setonia, Eishla estaba pensando en hacer algo que tenía mucho por hacer, pero lo había pospuesto por razones muy personales. Y ella le encantaba darse uno que otro viaje al año por vía marítima, sólo con el fin de cambiar de ambiente de vez en cuando, o porque simplemente quería probar otras culturas, además de gustos culinarios. — He oído que las fresas que se producen en aquellas tierras tienen un sabor de otro mundo, Niurka. — Descarada… Dándome un golpe bajo mencionándome la fruta que me deleita el paladar. Debería ser más directa y dime: Niurka, embárcate conmigo en mi nuevo viaje en el próximo barco que viene en unos días a Elondi. Eishla se sorprendió al escuchar como Niurka estaba enterada de aquella embarcación que venía por aquellos predios. Se suponía que su amiga no estaba tan interesada en esos temas, por lo que comenzó a indagar más de por qué estaba enterada. — A ti nunca te había interesado ir conmigo ni al muelle, mucho menos a embarcarte fuera de Setonia. Más bien eres de las que viaja por tierra. Aunque es entendible, cualquiera le huye al sol de alta mar. No obstante, estoy curiosa, nunca te había visto entusiasmada por ir hasta la playa, así que cuenta, niña. — Impuso la rubia flaca. Niurka comenzó a balancearse de un lado al otro como si fuera una niña pequeña que estaba tratando de evadir a su madre de decirle lo que tenía entre las manos, pero Eishla, al ver su actitud infantil, decidió irse encima de su amiga para hacerle cosquillas. — ¡Ay… Ya, Eishla! ¡Ya no me hagas más cosquillas! — Suplicó Niurka entre risas para que la aludida dejara de torturarla. — ¡Por supuesto que voy a parar! Pero hasta que no me digas que te pasa, no lo hago. A la vampira más rellenita no le quedó más remedio que aceptar la imposición de su amiga, por lo que una vez que accedió al pedido, fue dejada en paz, pero no sin antes ser sugestionada para que cumpliera con su parte del trato. — Sí, ya cálmate, — Jadeaba Niurka tratando de acompasar su respiración, haciéndole señas con las manos a su amiga para que la dejara respirar tranquila. — Es que me enteré que el buenachón del humano con el que estuve. Eishla ladeó la cabeza tratando de comprender lo que estaba escuchando, ya que no recordaba haber escuchado ningún relato acerca de ningún humano y esta amiga suya. Niurka abrió sus ojos en toda su extensión al recordar que realmente nunca había conversado con el Eishla sobre el tema, por lo que cuando quiso salir huyendo, su amiga la tomó por la pretina de la falda para volver a írsele encima y torturarla a punta de cosquillas nuevamente. — Por favor, Eish, no lo hagas… Duele mucho. — Se quejaba Niurka antes de recibir su tortura. — Pero es que no supe nada, es decir, no me habías contado nada sobre algo que te pasó. ¿Qué tal que no te hubiera vuelto a ver, tarúpida? ¿Ya no me tienes la confianza suficiente para contarme algo tan importante como que tuviste un romance de una noche con humano? Que espero que haya sido de una sola noche… ¿Sabes qué? Puedes irte sola a ver a tu macho humano, yo iré en otro barco cuando venga otro a Elondi. — Concretó Eishla molesta. Niurka no sabía cómo disculparse con Eishla por haberle ocultado algo tan importante como un romance fugaz con un humano, que aunque su amiga notó que algo raro estaba sucediendo con ella, no quiso ser sincera al respecto, pero también estaba dudosa de confesarle algo tan grande a su compañera de penurias, ya que podría ser mal vista. — No te dije nada porque creí que no lo verías con buenos ojos, Eishla. Es que te he visto sufrir mucho últimamente por el humano por el que estás enamorada, y hasta pensé que me recriminarías por cometer el mismo error que tú. Para sorpresa de Niurka, Eishla la sujetó, pero lo que hizo fue sujetarla con fuerza y halarla para darle un fuerte abrazo con lágrimas rodando por sus mejillas. — Te entiendo, tonta… Y al parecer ese hombre te enamoró… Estamos malditas, supongo, Gordis. — Consoló Eishla a su amiga. — Vayamos al muelle a ver a esos seres de especie diferente a la nuestra y que nos podrían llevar a nuestro exterminio. — Concluyó la vampira llevando con rapidez sus dos brazos a los costados y con una falsa sonrisa. Había pasado dos días desde que aquel barco zarpó desde las tierras de Carinty hasta llegar a las costas de Elondi. A pesar que aquella nave pudo haber atracado en otros muelles, ni el rey ni su ejército se sintió a gusto con la idea, por lo que el viaje fue rápido. — ¿Qué te pasa, Artie? — Preguntó Ashton ante una reacción de defensa que adoptó su segundo hombre. — Creí haber visto a alguien. — Pues parece que sí, están aquí, ambas. — Susurró Ashton mirando a su alrededor para percatarse que nadie más estuviera escuchando la conversación de ellos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD