Una Luna Llena Inusual

1622 Words
La luna llena estaba próxima a darse en las tierras de Vidralia, una que a los humanos les encantaba contemplar por su esplendor y brillantez, pero solía ser amarga su exposición algunas veces, ya que algunos vampiros aprovechaban la ocasión para aparecerse y hacer estragos durante esos días, por lo que a la gente le dio por no salir ni por sus ventanas a mirar al astro nocturno que tanto les llamaba la atención, aunque lo que más les molestaba era terminar la velada con una cacería incómoda. — ¿Cuándo fue la última vez que nos sentamos en las murallas tranquilamente durante la luna llena a extasiarnos a mirar las estrellas o a simplemente bostezar y holgazanear? — Preguntó un oficial que estaba de turno murando el satélite nocturno. — Ya ni lo recuerdo… Los vampiros aprovechan a que nuestros compueblanos estén de lo más absortos para comenzar a darnos problemas. Realmente le ruego al cielo que esta luna sea una excepción. Ya se supone que ellos están conscientes que estamos alertas, por lo que los estaremos esperando con ballesta en mano. — Comentó el compañero del que había formulado la pregunta anterior. Jensen era un vampiro predecible, uno de los problemas que tenía como líder y por lo que sus oponentes sabían cómo lidiar con él, puesto que siempre usaba la misma táctica repetidas veces sin tregua, lo cual lo llevaba al fracaso rotundo. Por eso cualquier humano se daba el lujo de burlar los ataques de aquellos espectros como si no fuera nada. >> A veces siento vergüenza ajena por mi especie en el país de Vidralia. ¿Y es que Lidio no pudo encontrar a otro hombre mejor que no fuera a su hijo Jensen para que lo sustituyera? Todavía tengo curiosidad por saber si fue verdad lo que me dijo Az acerca de su ascenso al trono, porque me está llenando de muchas dudas su manera de gobernar. << Elucubraba en sus pensamientos el rey de los vampiros en Adlinia. Adlinia era un país que estaba un poco distante de Vidralia, a diferencia de Comordia, que estaba separada por un canal solamente, pero que de una forma u otra, tanto humanos como vampiros estaban tratando de enterarse de lo que pasaba en aquella nación, sólo que para la gente adliniana le era un poco difícil moverse, puesto que la supremacía en aquellas tierras la tenían los chupasangre, y al menos que quisieren morir a manos de sus enemigos, tenían que estar fuera cuando el sol estuviera en sus horas de mejor exposición durante el día, además todos los seres humanos se habían mudado a las costas pero no estaban protegidos por murallas como en otras partes del mundo; su única ventaja era el candente resplandor de las playas. Ashton estaba al tanto de lo que pasaba en otros países, así como se percataba de estar enterado de lo que sucedía en su propia nación, así podía proteger de la mejor manera a sus súbditos, los cuales solían obedecer sus órdenes. Aunque siempre aparecía uno que otro arriesgado que entendía que podía vivir bajo sus propias reglas atento a sus muchas riquezas. — No hay luna llena que vengan los vampiros a molestar a los nuestros. — Se quejaba Artemio. — Yo sugeriría que así como nuestro rey es capaz de lanzar flechas durante la noche sin supuestamente ver a su oponente, debería haber una línea de arqueros con esa habilidad, señor. — Se permitió observar Christopher. — No está nada mal tu observación, mi joven general, pero a mí me tomó unos cinco años aprender esa técnica, sin tomar en cuenta el tiempo para perfeccionarla. Al menos que tú mismo te dispongas a encontrar a arqueros que sean expertos en el oficio, que sólo se les tenga que enseñar a confiar en su sentido del oído y no en el de la vista, entonces, cuenta con que yo mismo serviría de maestro para dichos oficiales. — Se propuso el rey como instructor. A Christopher le gustó tanto la propuesta del rey, que inmediatamente se dispuso a emprender el reclutamiento de los hombres que serían los propicios para aquel entrenamiento, que de paso el joven sabía que sería algo para aprenderlo en el menor tiempo posible, por lo que él ya tenía en mente a quienes tomaría para aquella preparación. Por otro lado, a Ashton se le notaba un tanto preocupado, como si presintiera algo, pero no atinaba a descifrar qué podría ser. — No sigas pensando en esa mujer, Ashton… Si ella fue parte de lo que era un complot en tu contra, no deberías sorprenderte. Serpia una muy buena estrategia si vino de parte de Jensen, aunque considerando que como líder él es tan torpe e impulsivo, no creo que dicha idea haya venido de esa cabeza de chorlito. — Acotó Artemio. — Puede que tengas razón, mi estimado Artie. Pero me preocupa el hecho que los vampiros no tomaron represalias por su última baja, porque si lo pensamos bien, ese tipo al que le disparé debía ser un rastreador, y parecía estar buscando algo muy específico para exponerse tanto como lo hizo, y Jensen no es tan buen estratega, eso lo sabemos. Él prefiere el ataque a campo traviesa, lo que ya no le está sirviendo de mucho. — Externaba el rey su preocupación. — No le veo objeto a tu preocupación, más bien piensa en pos a una solución, porque si esos rastreadores andaban merodeando por nuestras murallas, tu deber es revisar que no haya ninguna g****a en nuestras fortificaciones, así no tendrán motivos para invadirnos aprovechando alguna fisura. — Expresó el segundo hombre del ejército real. Lo que más le gustaba a este rey Kiedrik de su segundo hombre era que pensaba rápido en cualquier solución que necesitara su superior para darle luz a cualquier problemática, porque Ashton realmente no estaba pendiente de esa parte, por lo que se puso manos a la obra solicitando la intervención de varios oficiales así como albañiles y maestros de la construcción para que inspeccionaran las paredes de la ciudad fortificada de Setonia; debían adelantársele a sus enemigos y evitar cualquier pérdida humana. Sin embargo, eso no sucedía fuera de las murallas de la ciudad humana de Setonia, donde definitivamente vivían personas, pero estos eran hombres que tenían las riquezas suficientes para emprender su propio gobierno si así lo querían, como era el caso del señor Fradfurd en Carinty, sólo que tenían mucho que se habían independizado de la zona fortificada de su área nodriza, sólo porque no se les permitió amurallar sus propiedades dentro del territorio que les pertenecía. — Este territorio es aún mejor que las tierras que nos pertenecían dentro de las murallas de Setonia. Ya me sentía como pajarito enjaulado allí, mujer. — Parloteaba Marcos Morelos. Ese hombre era uno de los más intransigentes pobladores de Setonia, uno que desde que Ashton tomó el trono mostró su descontento porque aquel jovencito, que no tenía sangre noble corriendo por sus venas, no iba a liderarlo, pero su moción fue rebatida por otros de los que al igual que él compartían el oficio de comerciantes. Era un ser desleal que no respetaba a sus colegas en lo referente al comercio, por lo que por su manera de compartir con sus compañeros de trabajo, solían dejarlo solo, además él solía ganarse favores a base de sobornos, pero muchas veces terminaba entregando montos por debajo de lo convenido, por lo que perdía a sus aliados con facilidad, mas a él eso poco le importaba, porque a la gente le gusta que le pongan cosas brillantes y de valor en las manos, no importa cuál sea la cantidad, se daba la tarea de pensar. Su esposa no estaba de acuerdo la mayoría de las veces con ese hombre, ya que en muchas ocasiones no hacia las cosas con coherencia, pero se sentía en la obligación de cuidarlo, aunque sus ideas fueran las más descabelladas, como era en esta ocasión. El hombre aprovechó una propiedad que tenía a las afueras de la ciudad que de vez en cuando le daba unos retoques para el día que se le ofreciera salir de entre las murallas, ya que siempre tuvo el sueño de irse de allí, sobre todo porque no le gustaba someterse a nadie, porque así como estaba en contra de Ashton, también lo estuvo de su abuelo Jerome en su momento. — Mamá… — Murmuraba la hija mayor de los Morelos, — Dígame que pudo contratar a los soldados de la guardia que le recomendé para que no cayéramos en manos de los vampiros, no quisiera ni imaginarme lo que nos podría pasar con una osadía como esta que se lo ocurrió a papá. — Rezongaba la joven por lo bajo. — Pude hacerlo, hija. De hecho, fue tu hermano que lo hizo, y aunque aún no lo sabe tu padre, y espero que tu hermanita tampoco lo sepa, todo va a salir bien, de lo contrario, seremos cena de vampiro estaba noche. — Mencionó la madre. En esos precisos instantes pasaba la más pequeña de la familia Morelos, pero ya las otras mujeres habían dejado de cuchichear. Aquella adolescente solía ser la informante de su padre porque entendía que su madre siempre contradecía al proveedor de la familia, pero en esta ocasión estaba en total desacuerdo con lo que aquel hombre se decidió a hacer sin contar con la opinión de ella siquiera. A pesar de los sustos que todos los humanos tenían en aquella noche donde la luna llena mostró su rostro, ninguna situación de peligro aconteció. Incluso se podría decir que la ciudad estaba tan tranquila como si los vampiros ni siquiera existieran por la zona.
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