El Predicamento de Jelenia

1614 Words
La princesa de los vampiros no sabía cómo proceder con relación a su nueva obsesión. Se había metido entre ceja y ceja que debía conocer, y de paso, conquistar a “Conrad”, como solía nombrarse al rey de los humanos en Vidralia por sus enemigos naturales. No se atrevía aquella mujer mencionarle a su hermano qué estaba pensando acerca de Ashton Conrad Kiedrik, sobre todo porque sabía que la cabeza de éste pendía de un hilo en las manos del rey de los vampiros, y el plan de ella no era precisamente arrancarle la vida a ese que por poco y terminaba con la existencia del pariente de la princesa. — Mitch… ¿No se suponía que esos dos tipos que me recomendaste eran dos de los mejores rastreadores de todo Vidralia? — Jelenia le reclamó entre dientes al mano derecha de su hermano. — Ellos eran de los mejores, pero nadie estaba contando que el malnacido de Conrad tuviera la facultad de atinarle a ningún blanco en la oscuridad. Lo había oído eso de que ese hombre tenía esa clase de destrezas, sin embargo, no creí que fuera algo real, porque ni siquiera uno de nosotros nos damos el lujo de atacar a larga distancia a un enemigo, y como nuestros enfrentamientos son cuerpo a cuerpo, no tenemos que preocuparnos nada más que de usar nuestra vista infrarroja. — Aseveró Mitch. — No me hables de las cualidades de nuestra querida especie, que muy bien las conozco, salvaje. Mi problema es que ahora tengo que reponer ese daño cuando se supone que no lo causé yo. — Repuso Jelenia recibiendo una mirada desaprobatoria de Mitch. — Recuerda que quien da el visto bueno de las expediciones que aquí se despliegan. Al zoquete que quedó ileso he tenido que darle una buena cantidad de piedras preciosas para callar la boca de ese idiota, y eso me lo vas a compensar tú, querida, porque a la hora en punto que tu hermano vea un escape de riquezas de nuestro tesoro, seré su primera víctima, y no voy a caer solo, muñeca. — Advirtió Mitch a la mujer. Jelenia tenía a Mitch como su taponero ante su hermano el rey vampiro, pero estaba empezando a cansarse, sobre todo porque ella en muchas ocasiones estaba metiéndose en su vida privada, negándole el derecho a tener algún romance con cualquier amiga que así él lo quisiera, mas ella se podía dar el lujo de hacer con su vida amorosa lo que quisiera, esto hasta un dúa, porque él se cansó de la actitud de la chica y la puso en su lugar. Sin embargo, esto iba más allá de los límites, pues incluso se llegó a murmurar entre los mismos soldados del castillo vampírico que Jensen estaba perdiendo el toque ante el rey de los humanos, por llevar al matadero a los vampiros con tal de cazar a un tipo que era de especie inferior a la de ellos. — ¿No tienes miedo, Ashton, de qué los vampiros quieran venir a nuestras tierras para tomar represalias por lo que le hiciste a uno de los suyos? — Preguntó Artemio como si no conociera a su amigo. — ¿Por qué debería tener miedo? — Contestó Ashton entrecogiendo sus hombros. — Todos saben que es un peligro acercarse a las murallas de cualquiera de las ciudades. Si lo hicieron fue bajo su propio riesgo, no los fui a sacar de ninguna de sus cuevas o de cualquier g****a en la que estén metidos; ellos estaban en mi casa, Artemio, así que aplico la medida que mejor me plazca. — Enfatizó el rey. — Y en cuanto a la chica aquella, ¿Qué piensas hacer por fin? — Ya le he dado demasiadas oportunidades para que se explique, y siempre termina huyendo, así que podría entender que no tiene nada con que defenderse, y hasta podría atacarla por haberlo hecho en mi contra primero que yo. Aunque tampoco debo dar explicaciones de por qué ataque a una vampira que probablemente venía a seducirme con el fin de envolverme en sus encantos de mujer, por lo que si le arranco la vida, bien por mí. La respuesta de su amigo fue tan contundente que a Artemio le causó hasta un poco de pánico oírlo hablar así significaba que su amigo estaría dispuesto a dar con aquella vampira y aunque creyera que la amaba, podría ultimarla, ya que como él lo conocía, la falta de paciencia de su rey daba con irse de cacería. — Realmente estás pensando en serio ir por esa mujer, pero ya no en buena lid, Ashton. — Estaba empezando a creer que era inocente al atacarme el día que nos emboscó en el valle camino a Carinty, pero viendo que unos vampiros fueron capaces de acercarse tanto a nuestras murallas, o ella los guió hasta nuestras cercanías, o la estaban siguiendo, por lo tanto ella podría constituirse en un peligro público para nuestra especie, y por más que lo quiera ocultar, la humanidad está primero que cualquier capricho aislado del rey, General Colson. La resolución con la que habló Ashton le mostró a Artemio lo determinado que estaba su rey en terminar con aquella infatuación que había forjado por aquel poco tiempo, pero también sabía que era necesario ponerle un alto a una situación que podría terminar en fatalidad para la especie más vulnerable. — Eishla, ¿No piensas hablar con el rey de los humanos? Él podría estar pensando que tú fuiste que le llevaste a aquellos rastreadores para que merodearan las murallas de su amada ciudad. — Advirtió Niurka mientras escuchaba a su amiga suspirar con resignación. — Si ese es el caso, entonces él no estaba tan dispuesto a escucharte y ni siquiera a perdonarte, porque si no le da la oportunidad de dar a la nena su versión de los hechos, entonces no había amor en primer lugar. Y sí, digamos que esto es una cuestión de defender a nuestras especies, pero si lo ven desde un punto de vista lógico, señoritas, ese tal Conrad puede ultimarte si le da la gana, y cuando quiera puede ejecutar. — Ponderó Zascha. Eishla no sabía cómo reaccionar a todo esto. Tenía días pensando en la situación, y por supuesto había escuchado los rumores en el que uno de los rastreadores había sido flechado e infectado por manos de un humano, lo que trajo un poco de temor entre los vampiros, puesto que si había alguien que fuera capaz de alcanzarlos en la oscuridad, había que tener exacerbado cuidado con esa especie. — Tengo que buscar la forma de recobrar la confianza de mis súbditos en el país, Mitch. El maldito de Conrad cada vez está calando más terreno en la mentalidad de los vampiros. Eso podría traer consigo que nosotros sucumbamos por falta de confianza en nuestras habilidades, y ese malnacido sabe cómo ponernos a raya. — Remilgaba Jensen. — Yo sugeriría que busquemos un punto débil en las murallas esas, y no sólo aquí en Setonia, sino en todas las ciudades de Vidralia. No puede ser que ellos tengan sus fortalezas tan seguras, y por otro lado, tendremos que invadir los ganados que ellos tengan en alguna comunidad aislada, porque no es menos cierto que dependemos de la carne que nos proporciona esa especie en particular, pero mientras nos abastecemos, deberemos servirnos de animales menores, Jensen, te lo recomiendo una vez más. — Aconsejó sincero su mano derecha. — Tendremos que salir de cacería a donde quiera que hayan ciudades y comunidades de terratenientes humanos que posean ganados varios, y de ser posible, acabar con esos pendejos, que aunque están menos resguardados que los humanos que viven en las murallas, están bastante protegidos. Necesitamos crear un poco de caos y restaurar la gloria de nuestra especie, o aquí seremos nosotros los que terminemos por morir, algo nunca antes visto entre los vampiros de este mundo, y no quiero ser yo el que cargue con esa culpa. Al igual que Jelenia, Jensen se había concentrado tan obsesivamente en cazar a Ashton, que se le había olvidado por un momento lo más importante, que era la subsistencia de los vampiros, y como era de saberse, la mayoría de los de ese pueblo preferían la carne de los humanos, puesto que su exquisito sabor sobrepasaba a cualquier otro espécimen, mas ese rey se había fijado en el más alto dignatario de su especie enemiga, puesto que tenía la meta de vengarse de ese hombre costare lo que le costare, aunque eso hubiera significado sacrificar a los suyos. Después de conversar con su líder, Mitch le envió un recado a Jelenia para que se viera con él en uno de sus balcones secretos. Por supuesto nadie sabía lo que pasaba entre ellos, ya que ella solía salir y permanecer fuera del castillo mucho más tiempo del que se requiera de una princesa, pero como ella era parte de la milicia, también se agarraba del pretexto de que estaba haciendo alguna expedición. En cuanto a él, apenas si se notaba fuera de sus reuniones con su rey, ya que no solía pasar palabra con nadie, pues la gente lo percibía como un hombre tímido. Eishla estaba rompiéndose la cabeza tratando de entender cuál podría ser el motivo por el que a aquella vampira le interesaba su hombre, considerando el hecho que era un humano, y que encima el rey de ellos, que también era su hermano, le tenía un precio a su cabeza, por lo tanto, sus cálculos todos daban por resultado que ella quería darle una muerte dramática a ese ser humano típica de ella.
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