CAPITULO 18 AMELIA Cuando abro la puerta y estoy un paso por fuera del despacho, el alcanza la puerta para que no se cierre, y en una acción rápida me toma fuertemente del cuello, ingresándome de nuevo al despacho, cierra la puerta con su pie, me suelta para echar pestillo. -que haces!?-le lanzo la pregunto, con la respiración agitada, por la impresión que me causa su actitud. Se acerca a mí, fulminándome con una mirada que me es difícil descifrar, destila maldad, deseo, ira, dureza... -has provocado al diablo que posee una polla loca! -dice malicioso acercándose a mí, retrocedo mis pasos hacia atrás, evitando su cercanía, que con el torso desnudo es una maldita tentación andante. El avanza amenazante, acechándome