Mi No Novio

Apariencias

Tan pronto salimos de la casa, lo golpeé con fuerza. Sí, una vez más.

-¡Oye, ya basta! –Le había dolido, porque estaba agarrándose el brazo; pero yo sólo sonreí, satisfecha de haberle causado dolor.

-Te lo mereces – dije sin tacto alguno.

Entrecerró los ojos, pero ya no dijo nada.

-¿Será que ahora sí podrás decirme a dónde vamos? –Le pregunté con cierta mofa, entonces nos subimos al auto.

-Es una fiesta de universitarios – dijo con obviedad y de forma natural. Encendió el motor y se puso en marcha hacia nuestro destino.

-¿Habrá sólo físicos? –No quise decir sabelotodos.

-No lo sé, es la primera vez que voy – fue una revelación. Así que el extrovertido de Eliot, no lo era tanto en la universidad.

Fue algo difícil conseguir dónde estacionarse, vimos a varias personas dirigirse hacia el mismo destino que nosotros. Llegamos a la casa, tenía un amplio jardín al frente y eso me dio una idea de que el interior sería igual de grande, parecía ser de tres niveles, y la fachada era moderna. La música se escuchaba desde algunos metros antes de entrar, y cuando atravesamos la puerta, la fiesta fue más que notoria. Había una gran cantidad de personas y variadas. No pasamos ni un minuto parados en el recibidor, cuando vi que alguien tocó el hombro de Eliot. Era un chico totalmente rapado, con una barba si acaso de tres días y con perforaciones en el oído. Le hizo señas hacia la parte de atrás de la casa, y Eliot buscó mi mano a tientas, que cuando la encontró la agarró con fuerza; me jaló, llevándome a través de las personas.

Llegamos al jardín posterior, donde había más personas, y el chico aprovechó para girarse, para ver a Eliot con una expresión de burla. Fue en ese momento que me soltó la mano.

-¡Qué bueno que viniste! –Se saludaron como los chicos suelen hacerlo, y hasta entonces, el amigo de Eliot me miró.

-Ella es Andy, él es Lucas – sonreí, para saludarlo con un beso en la mejilla.

Lucas, se giró para comenzar a caminar, fue cuando Eliot rápidamente me tomó de la mano de nuevo y se acercó a mi oído.

-No te separes de mí por ningún motivo – me dijo como advertencia. Era una fiesta universitaria, ¿qué de malo podría pasar? ¿Que alguien buscara pasar un buen rato conmigo? Comenzamos a seguir a Lucas, y pronto llegamos con un grupo de personas, había tres chicos, contando a Lucas y dos chicas, todos traían una cerveza en la mano.

-¡Vaya! Hasta que por fin decides hacernos el honor de venir a una fiesta – el rubio lo dijo ofendido.

-¿No vas a presentar a tu novia? –Fue el turno de la rubia, quien lucía realmente molesta.

-Ella es Andy – y Eliot no desmintió el que yo fuera su novia.

-Siéntense aquí – la castaña lució más amigable, mostrando un par de sillas a un lado de ella. –Soy Lily – parecía una sonrisa honesta, y se la correspondí.

-¿Qué estudias Andy? –Preguntó la rubia con el mismo tono molesto, para luego darle un trago a su botella; mientras Eliot, me llevó hacia las sillas disponibles, sin soltarme de la mano.

-Leyes – respondí con suficiencia.

-¡Abogada! –Lucas dijo con cierta burla, y por algún motivo todos le dieron un vistazo a la rubia.

¿Quería algo con Eliot?

-Soy Cindy – al fin se presentó. –Él es Jonás – señaló al castaño, – y él es Oscar – ese era el rubio.

Cindy, comenzó a hablar del descubrimiento de un agujero n***o, con terminología propia de la carrera que ellos estaban estudiando. Poco sabía ella, que Eliot se la pasaba hablando conmigo usando las mismas palabras desconocidas para muchos, y la manera apasionada con la que él me explicaba, era envolvente, provocando que mi cerebro retuviera la mayor parte de la información; así que estaba más que acostumbrada.

-¿Tú qué opinas, Andy? –Ella quería jugar.

-Creo que son descubrimientos geniales, especialmente porque están basados en la Teoría General de la Relatividad de Einstein, y pues, ya van más de 100 años de eso – vi sonreír a Eliot con complacencia, mientras ella no pudo disimular su enfado.

La conversación prosiguió, pero al parecer le quedó claro que yo no era cualquier chica, porque al menos en cuanto a conocimiento ya no intentó exhibirme.

-Juguemos a la botella – propuso.

-Nosotros pasamos – dijo Eliot y se puso de pie, jalando mi mano para que yo hiciera lo mismo. –Vamos a bailar – me dijo viéndome a los ojos.

-Si quieres podemos jugar a: “Yo nunca, nunca” – insistió.

-¡No, gracias! –Y comenzamos a caminar hacia la casa.

Sentí el enfado de Eliot, por lo que decidí esperar hasta estar a una distancia prudente, fue cuando me atreví a preguntar. -¿Por qué no les dijiste que no somos novios? –

Se detuvo frente a mí. –Porque Cindy es tan insistente, que ya no sé cómo decirle que no – puso su mano en mi cintura, me pegó a su cuerpo con intensidad y su otra mano me sostuvo de la nuca, para besarme apasionadamente. Era un beso que sólo nos dábamos en la soledad, de esos que nadie más sabía que teníamos, y mi cuerpo por instinto reaccionó. Entrelacé mis manos por su cabello con desesperación, me paré de puntillas, para poder rodear con una de mis piernas su cadera, entonces me ayudó cargándome un poco, y pude sentir como su excitación se iba acrecentando.

-¡¿No iban a bailar?! – Escuché una voz de hombre.

-¡Hay habitaciones disponibles en la segunda planta! –Otro chico gritó.

Eliot dejó de besarme, dándome media sonrisa, y yo sabía que si le sugería que nos fuéramos a casa, nos iríamos. Pero aquel beso, era para quitarle de encima a la rubia. Me tomó de la mano de nuevo y entramos a la sala, donde estaba la música a gran volumen, para perdernos bailando.

Ya era de madrugada cuando decidimos abandonar la fiesta, estaba cansada. Eliot, se quedó a dormir conmigo y nunca desaprovechaba una mañana de sexo. Después de bañarme y comer algo ligero, me preparé para irme a la acostumbrada comida con mis padres.

-Cierras bien la puerta cuando te vayas – solicité con tono severo.

-Nunca he dejado abierto – respondió sin ganas, mientras se metía un bocado, porque él seguía sentado en la mesa. Le mostré la lengua y salí del departamento.

Regresé a media tarde de casa de mis padres, Eliot ya no estaba y para mi sorpresa, había dejado todo incluso más limpio de como lo había dejado.