- Te estoy hablando en serio ¿Qué se supone que va a hacer con mi jefe? – me quejo porque no deja siquiera que me levante de la silla, pero por lo menos ya no parece enojado.
Aunque tampoco me alivia por completo la sonrisa burlona que adorna toda su bonita cara. Doctor estúpido, se supone que los de su profesión no deberían disfrutar de las desgracias ajenas.
- Él también es tu jefe – ambos vemos como el hombre de traje parece intimidar al encargado de la cafeteria.
- Sí pero hoy no, hoy mi jefe es el tipo de rosado – señalo con total descaro a los dos que parecen llamar la atención de por lo menos todos mis compañeros y algunos clientes a su alrededor. Me pregunto de que estarán hablando.
Sea lo que sea, espero que lo lleven con tranquilidad, porque ambos son igual de estrictos, la diferencia es que uno es más elegante y que al otro le encantan las groserías para intentar humillar a quien cree inferior.
Sí, bueno, no es como que vaya a extrañar este trabajo si por culpa del señor Donovan me despiden, pero agradecería que no fuese muy rudo porque no me gustaría que esta puerta se me cerrara permanentemente, porque jefe bueno o no, esté ha sido un buen lugar con buenos clientes.
No he tenido mucha suerte en conseguir un buen ambiente laboral, pero tampoco es algo que deteriore mi salud mental, puedo con esto y tampoco son explotadores, solo gente algo mala.
- Bueno, creo que ya no lo será más – abro los ojos sorprendida cuando veo al encargado Johnson avanzar un paso más cerca de Donovan, pero parece arrepentirse de inmediato. Casi agradezco estar lo suficientemente lejos para no escuchar, aunque al mismo tiempo me gustaría saber que está pasando más concretamente.
- ¿Qué está pasando? Se supone que solo iba a hacer que me despidiera o renunciar por mí, no entiendo – cansada y estresada, logró deshacerme del agarre de Grayson y me acerco al par de hombres que no deja de discutir llamando cada vez más la atención.
- ¿Crees que porque tienes dinero puedes venir a mandar sobre mis empleados? No eres nadie, aquí todo es mío – escupe Johnson tan adorable y amable como siempre.
- Lo que yo creo es que deberías cuidar como me hablas porque no sabes quién soy – demonios, por su tono no necesito preguntar para saber que esta lo que le sigue a furioso.
- Solo un pretencioso que se siente el dueño del mundo – antes que todo empeore, me coloco en medio y los separo cuidadosamente para que no lleguen a un contacto más físico.
O ese era el plan, porque apenas toco el pecho del de rosado para alejarlo golpea mi mano con fuerza y me hace tambalear un poco.
Por fortuna o desgracia caigo hacia el cuerpo de mi jefe de lunes a viernes y al mismo tiempo aprovecho para tomar su brazo e impedir que se le lance al hombre frente a nosotros como adiviné que haría.
Pero lo que no pude prever fue a mi amigo y gemelo de mi jefe, quien parece haberse teletransportado hasta nosotros y ahora sostiene el cuello de la camisa rosada de Johnson.
Yo solo quería un poco más de tranquilidad y como consecuencia me llevo una pelea en plena mañana y a la mitad de la cafeteria.
- Grayson, vámonos – suelto al gemelo mayor y ahora me acerco para intentar alejar a mi amigo, mientras, todos los demás son unos completos inútiles y chismosos que no hacen más que ver todo el teatro que quería evitar.
Ah, también hay un par de personas grabando. Esto traerá consecuencias y yo solo espero que no sea a mí, porque después de todo yo lo único que hice fue venir a trabajar y luego intentar evitar una pelea.
- ¿Muy hombre como para pegarle a una mujer? – sí fue algo brusco, pero decir que me pegó no lo creo, en mi opinión solo estaba tan caliente por la discusión con Donovan que reaccionó de esa manera, o eso quiero pensar.
- Gray vamos, no me pasó nada – sigo insistiendo.
- Escucha a la putita, después de todo por eso vinieron a reclamarla ¿no? Porque es suya – dejo de hacer lo que intentaba y ahora veo al hombre con incredulidad. ¿Cómo mierda es que todo se transformó a esto?
- Será mejor que cuides lo que dices – ahora es el mayor quien vuelve a intentar lanzarse, pero yo ya estoy harta y decidida a ponerle un alto.
- Ya estuvo bien, renuncio, Grayson suéltalo y llévame a la clínica antes que me desmaye – sin querer impedir que los hermanos lo golpeen, me alejo de ahí hacia la sala de empleados para buscar mis pertenencias.
Después de llamarme de tal manera e insinuar mi papel en la vida de esos dos ya no me importa si lo golpean, le cierran el local o lo que sea.
No estoy dispuesta a soportar tales tratos de nadie y menos cuando sé que tengo más lugares donde buscar trabajo, solo espero que los próximos no sean igual de desagradables y pueda tener una buena jefa y agradables compañeros.
Creo que no pido mucho, solo lo normal.
- Nos vamos – direcciono cuando salgo y me consigo a los hermanos Donovan ver fijamente a Johnson tirado en el piso y con un fuerte golpe que le rompió la boca. En fin, lo merece por abusivo y grosero.
- Claro que si – el mayor me toma del brazo y me saca casi a rastras del lugar, solo que, sin hacerme daño, cosa que agradezco bastante. Ah, y atrás de nosotros viene Grayson.
En un principio me vi tentada a alejarme y preguntar a donde me lleva, todo en plan altanera y molesta, pero la duda se contesta sola cuando se detiene frente a su muy llamativo y bonito auto n***o de marca desconocida para mi persona.
- Sube – lo haría si fuese amale.
- ¿Es una orden? – levanto una ceja esperando que rectifique el tono con el que me habla.
- Por favor – asiento y obedezco tranquilamente a su palabra, sin darme cuenta hasta que estoy dentro que me senté de copiloto.
Rápidamente cierra la puerta y le da la vuelta al auto mientras que a su vez el hermano entra a los asientos traseros.
- ¿A dónde vamos? – pregunto después de un par de minutos en silencio. Todavía faltaban algunas horas para terminar el turno, por lo que no preocuparé a mi padre por desaparecer, pero estaría muy feliz si puedo volver a casa y descansar para el lunes ir a trabajar o a buscar trabajo.
La verdad es que la escena de hace rato me hace dudar sobre mi estado actual en el ámbito laboral.
- Al hospital.
- A la clínica – ambos hablan al mismo tiempo, pero ya no me parece lindo, ahora estoy solo confundida por el rumbo de los pensamientos de este par.
- ¿Qué?
- Si hermano ¿qué clínica? Yo trabajo en el hospital central, acá ahora dobla ¡Hey! – Grayson se burla.
- No necesito ningún centro médico – dejo en claro.
- Tu misma lo pediste.
- Sí, para que dejaran de discutir, por favor llévame a casa, estoy cansada y quisiera descansar un poco, el lunes podremos discutir sobre esto y todo lo que quieras – el señor Donovan es molesto y terco, algo así como yo suelo ser, pero potenciado.
- Estabas mareada – finalmente se estaciona en una clínica privada a la que no quiero ni asomarme porque seguro cobran por eso.
- Escucha, eso era por cansancio, no es primera vez que me ocurre – intento hacerlo cambiar de parecer, pero por su ceño arrugado creo que no está funcionando.
- Adentro, y sí, es una maldita orden – sale del auto antes de arrojar la puerta con fuerza y caminar a fuertes zancadas hacia mi lado.
- Mi hermanito es un gruñón, no digas que no te avisé – ignoro por completo el tono juguetón de Grayson porque no es el momento ni el lugar. Ya después de encargaré de regañarlo un poco y hacerle entender lo mal que estuvo todo desde el instante en el que entraron a la cafeteria y solicitaron específicamente mi asistencia.
- Abajo – sigue ladrando ordenes, pero ya no hay cansancio ni intimidación que me impida responder.
- A mí me hablas con educación – le escupo tan molesta como he querido hablarle innumerables veces desde que comencé a trabajar para él pero que me abstenía por su posición de jefe – Y si yo no quiero hacer algo no lo hago, asi que gracias por todo – me bajo del coche tomando mis cosas y asegurándome de no dejar nada – Pero adiós – y pasándole por al lado camino hacia la calle.
Quisiera decir que estoy cerca de casa y podría caminar sin problemas, pero es una vil mentira, así que tendré que asumir ese costo. Ya me encargaré de buscar otro ingreso pronto.
- Jade – sin que me dé cuenta llega a mi lado y me sostiene del codo para atraerme a su cuerpo. Pero como es claro me sacudo y hago que me suelte.
- Señor Donovan, lo que sea que tenga que discutir conmigo puede hacerlo en la oficina el lunes – con la barbilla levantada le hago ver que no tengo deseos de continuar con esto, sin embargo, lo ignora.
- Necesitas entrar a ver que todo esté bien, no puedes descuidar tu salud – por el rabillo del ojo noto como Grayson asiente a sus palabras, pero no le presto atención.
- No lo hago, estoy bien solo necesito dormir – podría jurarlo, pero siempre hay un pequeño margen de error.
- No lo estas – insiste haciendo que mi paciencia vuelve fuera del planeta.
- ¡Sí lo estoy! Por favor, solo quiero ir a casa y descansar un poco, ha sido una semana agotadora – lo veo con ojos suplicantes, pero ni eso hace ablandar su mirada.
- Estarías perfectamente bien si no hubieses continuado con el trabajo de los fines de semana ¿por qué lo haces si tu sueldo es más que suficiente? – la verdad es que en el fondo ni yo lo sé, pero está claro que no lo exteriorizaré, por lo menos no voluntariamente.
- Porque lo necesitaba – murmuro en voz baja.
- No es cierto – lo veo con molestia, pero esto que siento es hacia mí por no poder negarlo sinceramente. Al final del día si fui un poco masoquista al querer continuar, justificando todo con el miedo a no tener ninguna fuente de ingreso cuando en realidad solo se me es difícil dejar ir algunas cosas.
- Lo es, y tienes que dejar de hacerte esto a ti misma – me sostiene de los brazos y cuando creo que me va a sacudir solo me sostiene con gentileza y hace que lo vea fijamente a los ojos.
>> No tienes que seguir sobre esforzándote, ya todo va a ir a mejor y yo te ayudaré con eso – y sus palabras fueron tan ciertas, pero al mismo tiempo tan engañosas.