Capítulo 9

2034 Words
- Buenos días – entro un poco cohibida a la oficina. Ya han pasado dos días desde que los hermanos Donovan prácticamente me arrastraron fuera de la cafeteria, pero durante este tiempo no hice más que darles vueltas a las cosas y sentirme un poco avergonzada de mi misma. Forcé a mi cuerpo a un trabajo innecesario cuando en este lugar me han ofrecido grandes oportunidades y beneficios, que, aunque no he desaprovechado, los arriesgue. - Buen día linda – Francisco se pone de pie y me da un pequeño abrazo antes de acompañarme a mi oficina. Ese es otro de los beneficios que encontré aquí, un buen y saludable ambiente, porque a pesar que en este piso solo somos nosotros tres y el jefe es algo perfeccionista y estricto, no cruza la raya del irrespeto y Fran solo ha sido desagradable el primer día, ya después de eso ha sido un gran apoyo. Gracias a los hermanos y mi padre pude pensarlo mejor y tomar consciencia de mis errores. - ¿Qué tenemos para hoy? – le pregunto con un ánimo que supongo que no me había notado hasta ahora porque sus ojos se abren algo sorprendidos, pero la sonrisa en sus labios me indican que es en el buen sentido. Aunque lo trataba con el mismo cariño y amabilidad que me daba, he estado algo cansada por el trabajo de los fines de semana, lo que afectaba mi estado anímico. Esta vez pude descansar mucho mejor y creo que se puede notar el pequeño gran cambio. - Estas radiante hoy – él tiende a alagarme seguido, pero a diferencia de las veces anteriores en mis trabajos, no me hace sentir incomoda, sino bien conmigo misma – Y espero que sigas así para finalizar el día porque hoy toca pesado – hace una pequeña mueca y me entrega la agenda del jefe que no tardo en ojear. - Este hombre no tiene un respiro –su día está prácticamente lleno de reuniones en las que no podemos permitir que se alarguen porque saliendo de una debe asistir a otra en la sala continua. Menos las últimas dos, esas son en restaurantes en la otra punta de la ciudad, deberemos correr. - Lo deberá tener si queremos que él siga saludable y agradable, así que es nuestro deber conseguírselos – incrédula lo volteo a ver. - ¿Cómo haremos eso? No podemos reemplazarlo ni hacer esperar a los demás – vuelvo a ojear buscando si hay manera de unir alguna reunión, pero llevo poco aquí, todavía tengo que aprender muchas cosas. >> ¿Se pueden unir algunas? Así las minimizaríamos – nos sentamos juntos en el lindo mueble que tengo en la oficina y vemos fijamente la agenda como si esperáramos que hablara y nos dijera la respuesta a nuestros problemas. - No lo había pensado, pero no estoy seguro, también soy relativamente nuevo – Entre los almuerzos que compartimos nos dimos la oportunidad de conversar y me entere un par de cosas interesantes sobre él. La primera es que tiene veinte, pero es una especia de genio de la administración y estando en su tercer año de carrera consiguió una pasantía aquí, el gran jefe lo evaluó personalmente y lo asigno a su lado. Todo esto pasó hace un par de meses, pero ha sido tan diligente que logra seguirle el ritmo y seguir obteniendo unas notas envidiables. - Debemos preguntarle, aunque será mejor si es con los últimos porque sería terrible cambiar las horas con tan poco tiempo de antelación – hago una mueca al pensarlo, debimos revisar esto el viernes para poder hacer todo con más tiempo. Ya me encargaré de sacarme un tiempo y revisar el programa de los días posteriores y poder hacer los cambios pertinentes de ser necesario. - Lo siento – se disculpa porque esa es parte de sus tareas, agendar las citas, pero imposible culparlo de algo cuando ya veo asombroso como estudia y trabaja al mismo tiempo y sigue viéndose sereno cuando yo estaba al borde de un colapso con dos trabajos. - No te preocupes, tu termina tu carrera y yo haré lo más que pueda – le sonrío con toda la ternura que me inspira. Es solo tres años menor que yo, pero su cara y su actitud a menudo me hacen sentir que trato con un joven adolescente y me parece adorable e imposible de ignorar cuando necesita ayuda. - Pero es injusto – se queja y me quita la agenda para leerla varias veces, pero se la vuelvo a arrebatar para dirigirme a mi escritorio y buscar los papeles que serán necesarios para cada reunión y buscar de esa forma si es posible mi idea de juntar algunas. - No lo es, ahora ve a tu puesto antes que llegue el señor Donovan. - ¿Por qué no le dices por su nombre? – cambia el tema radicalmente con algo que logró sorprenderme un poco al comenzar a trabajar con ellos; cuando hay alguien más Francisco lo llama por su apellido, pero cuando no, es como si fuesen amigos, es agradable y refrescante. - Porque es mi jefe – hago una mueca al ver que las últimas dos se tratan de cosas iguales, pero son con dos representantes de dos diferentes empresas, no creo que sea factible unirlas si quiere el apoyo de ambas. - Sí, pero él no es así – levanto la vista brevemente y niego con la cabeza en desaprobación por cómo está perdiendo el tiempo. Donovan no tardará en llegar y a los cinco minutos deberá entrar a la primera junta, siendo esta con los socios y creo que podría acortarla si reducimos un poco el informe de contabilidad. - Escucha, no hay tiempo para esto, necesito que tu cerebro resuma esto lo más que pueda – camino a la archivadora y consigo lo que dejé listo el viernes sabiendo que lo necesitaría cerca para hoy, se la entrego y lo empujo levemente para apurarlo. - No puedo, no alcanzaré a hacer bien esto – abre los ojos asustados, pero lo tranquilizo tomando sus brazos con gentileza. - Claro que puedes, tu cerebro fue bendecido, ahora ve a ponerlo a trabajar en máxima potencia. - Pero ya fue resumida por el gerente de – baja la vista y apenas se está dando cuenta de lo que le puse en las manos – Ah, pan comido, te dejo – y sale corriendo del lugar, dándome la oportunidad de seguir buscando de donde sacar más tiempo. Creo que tendré que trabajar tiempo extra para poder terminar lo que me correspondía el día de hoy. - Buen día – salto en mi asiento cuando una voz ronca se hace escuchar. Ha llegado el jefe, lo que significa que debería estar corriendo a preparar la sala de junta. - Buenos días señor Donovan – me levanto apresurada y tomo los papeles que imprimí el viernes y empiezo a pensar que más podría necesitar. No se en donde estaba mi cabeza ese día, si pude dejar todo listo para hoy también debí pensar en que el día estaba sobrecargado, debo prestar más atención. - ¿Qué hay para hoy? – levanta la ceja al verme tomar las cosas y apresurarme a la salida, todo sin dejar de seguirme. - Tiene el día lleno de reuniones, espero no tenga trabajo pendiente y si es así agradecería me lo indicara para adelantar lo posible mientras se encuentra ocupado – no puedo ver el gesto que está haciendo porque estoy ocupada ubicando todo perfectamente en la gran mesa. - Se supone tú debes acompañarme a tomar notas – esta molesto, demonios, odia la incompetencia y fue una gran falla de mi parte no estar al pendiente. - Hoy lo acompañará Francisco, me temo que no tengo tiempo – me volteo una vez estoy satisfecha y saco la agenda del bolsillo de mi chaqueta, en donde lo dejé antes de salir apresurada de mi oficina – En un par de minutos estarán aquí los socios y todavía falta la hoja de contabilidad actualizada, Fran la está terminando, después de esta deberá dirigirse a la sala dos y ahí lo estarán esperando los abogados por el problema que surgió con los hoteles… - Calma – lo veo con incredulidad cuando me corta a la mitad del monologo. No estoy hablando por nervios o por querer hacerlo sin parar, esto tiene que saberlo ya antes que lleguen los demás porque no hay más tiempo por hoy. - Me temo, señor Donovan, que hoy no podemos llevar las cosas con calma, y me disculpo por eso. - Siempre podemos tranquilizarnos un poco, de otra forma nos volveríamos locos – es una ironía que justo sea él quien me diga esto. - Hoy no, señor – digo despacio para que entienda la gravedad del asunto. - Hoy y siempre habrá tiempo para llevar todo con calma, ahora, tranquilízate un poco y vamos por un café ¿comiste algo? – no sé si es una prueba o una broma. O quizás solo es Grayson que se puso traje y vino a molestar. - Sí, comí antes de venir y los socios llegaran en cualquier momento, necesito preguntarle algo importante ¿cree que podríamos juntar estas dos en una? – le señalo el nombre de las compañías que están involucradas y un pequeño título que puede resumir de que irá la reunión. - Imposible – entonces tendré que ver de qué otra manera hacer que mi jefe pueda respirar y evitar que se convierta en un tirano, cosa que tiende a pasar cuando está muy cargado de trabajo y el estrés lo descarga recargándonos a nosotros también. - Bien, ok, ya conseguiré otro modo – con una mueca sigo viendo la agenda en mis manos y creo que podría simplificar un par de cosas más, pero necesitaré el cerebro de Francisco. Ese pequeño adulto tendrá que tomar mucha azúcar porque lo necesito en su máxima potencia y en lo que pueda veré lo planeado para mañana porque no estoy dispuesta que esto vuelva a pasar. - Lo haremos los tres, somos un equipo, ahora, tranquilízate un poco que me pones nervioso -  se ríe y yo creo cada vez más que es Grayson con quien estoy hablando. - ¿Usted si comió? – quisiera preguntarle algo que me ayude a hacerlo confesar que hermano es en verdad, pero temo que al hacerlo resulte que si es el mayor y esta nueva y refrescante actitud cambie a la que tiene en el peor de sus días. - No, pero conseguiré desayunar algo entre esta y la próxima reunión. - No puede hacer eso, la próxima son los abogados y no puede hacerlos esperar, es bastante importante – y tampoco hay manera que pueda resumir lo que vayan a hablar, demonios. - Son mis trabajadores, esperarán lo que yo diga – y no necesito más para estar segura que hablo con el Donovan mayor. - Me encargaré de hacerle llegar su desayuno en breve, espero no le moleste comer con rapidez – el ascensor suena y ya sé que se me acabó el tiempo. - Acá esta – Francisco se apresura a mi lado y me extiende las hojas, le doy un vistazo rápido y agradezco que resumió una cantidad considerable – Los contadores creen que todo es importante cuando hay cosas que pueden obviarse o agruparse – rueda los ojos sonriendo como un crio de diez y aliviándome de gran manera. Admiro su cerebro. Con él podremos superar este día. - Señor Donovan, le sacaré las copias y en un par de minutos estarán en sus mesas – saludo a las cinco personas que han llegado y los invito a pasar, dejándonos a los tres afuera – Francisco entrará con usted y en lo que necesite estaré aquí – doy un paso para alejarme a empezar con mi labor, pero me detiene un cálido agarre en el brazo. - Dime Garrett – y sin dejarme responder se adentra a la sala, dejándome a cuadros. Quizás Grayson y su hermano intercambiaron su personalidad o se pusieron de acuerdo para jugar con mis emociones.
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