Capítulo 6

1883 Words
- ¿Entonces? – frunzo el ceño ante la repentina pregunta de Grayson cuando apenas entramos a su consultorio. - ¿Entonces qué? – me siento tranquilamente al lado de la silla de ruedas de mi padre y veo fijamente al doctor, intentando disimular el cansancio que cargo por la culpa de su explotador hermano y mi masoquista pensamiento de no querer abandonar todavía la cafeteria. Aunque con todo eso aún estoy más relajada que cuando estaba en el bar y la cafeteria. Supongo que dormir de noche hace que mi cuerpo se regule. - Mi hermano ¿qué tal todo? – ruedo los ojos y bufo al escuchar un quejido proveniente de mi padre. - Solo la dejo convivir con ese hombre porque la carita de mi bebé está más descansadita – mi papá me hace girar la cara y me mima, la diferencia es que esta vez lo hace con afán de avergonzarme. Algo que dejó de funcionar desde la tercera vez que vinimos aquí y Grayson se echó a reír en lugar de ofenderse cuando mi papá le llamo “el doctor p**o suelto” resulta que estos dos son como almas gemelas y les encanta hacer sentir incomodas a las personas. - Mi hermano es todo un caballero, además de ser muy guapo – vuelvo a rodar los ojos, aunque me molesta no poder negarlo porque justamente esas dos características las cumple por completo. - Y un arrogante y adicto al trabajo. - Tienes razón – se pone de pie y empieza a buscar las cosas que tiende a usar para los chequeos de mi padre. Tendemos a venir una vez cada dos semanas, y aunque mi papá dijo que era excesiva la cantidad de veces que viene a consulta cuando él se siente bien, yo no pienso que no está de más y que no voy a arriesgarme solo porque se siente bien. No voy a esperar que se sienta mal o enfermo para traerlo, podría ser tarde. - Pero yo también la tengo – asiento entre suspiros y dejo de discutirle. Llevo dos semanas desde que comencé a trabajar y aunque es agradable y Francisco me ayuda muchísimo, sigue siendo agotador. Además, claro que trabajo turno completo los sábados y domingos en la cafeteria. Mi papá fue un poco complicado de convencer, un poco bastante, pero al final del día todo acabó cuando discutimos fuertemente al momento de decirle que yo haré lo que crea conveniente le guste o no. Fue triste la mirada que me dio y su gesto derrotado, pero afortunadamente su orgullo no impidió que me abrazara antes de dormir ni que se despidiera de mí él sábado cuando salí a trabajar. Solo espero que esto no sea algo de lo que Grayson se entere porque mi gran amigo es mucho más intenso y no quiero pasar por una discusión con él. - ¿Pero te agrada? – y casi quiero hacer un berrinche porque creí que el tema había finalizado, pero obviamente fue muy iluso de mi parte pensar eso. - Es un hombre muy serio y con el temperamento algo fuerte, definitivamente muy distinto a ti – analizo lo vivido este último tiempo compartiendo con mi jefe, acordándome de lo positivo y lo negativo, consiguiendo un equilibrio impresionante, o por lo menos uno del que no había sido testigo en una persona. El señor Donovan es educado y caballeroso, pero algo tirano y tiende a insultar indirectamente cuando las cosa no se dan como él lo desea. Eso entre otras varias cosas que pude notar, pero no me he dado el tiempo de profundizar. - Te lo dije, pero te cae bien ¿cierto? Siempre pensé que serían algo así como perfectos el uno para el otro – no tengo tiempo de regañarlo o insultarlo porque mi papá se adelanta. No sé si eso me alegra o no lo hace, porque, aunque sé que lo hace para defenderme, de cierta manera, también sé que esto puede ir por dos caminos, o una pelea o una alianza para conseguirme matrimonio. Porque sí, Jeremy es algo celoso con su hija, pero también es un hombre de cincuenta años que quiere tener nietos y verlos crecer, entonces habitualmente con él hay dos tipos de conversaciones, escucharlo en modo de padre celoso que le dice a su hija de diez que no se casará sino a los sesenta; y el hombre que quiere casarme en un mes con un buen hombre con mucho dinero y que le dará muchos nietos bonitos. Esa última parte es como siempre termina su monologo cuando está en el segundo modo. - Mi bebita no se casará con un zángano como tu ¿entendido? – y voltea hacia mí – Te prohíbo que tengas hijos con Grayson. - No sería conmigo, sino que con mi hermano. - Misma mierda en diferente cuerpo – y no puedo evitar soltar una gran carcajada por sus palabras. - Hey, mi hermano es un buen hombre – lo defiende arrugando el entrecejo, pero sin poder ocultar del todo la sonrisa de lado que le deja el comentario de mi padre. Como mencione anteriormente, este par es tan igual que no se ofenden, aprenden del otro nuevos insultos y lo aplican para la próxima visita o para otras personas a las que incomodar. - Pero tú eres una mierdecilla jugadora ¿a qué no? – que mi padre este de buen humor me hace feliz, pero realmente quisiera que este par dejara sus juegos y podamos ir a casa. Hoy no tengo que trabajar en la cafeteria porque solo trabajo sábados y domingos, y gracias a que me he esforzado muchísimo y mi doctor es hermano de mi jefe, se me permitió el día libre para venir a consulta. La molestia real es que mañana trabajare limpiando mesas y si quiera descansar un poco. - Disfruto de los placeres de la vida, obvio ¿por qué no? - ¿Y ellas saben que disfrutas de más placeres al mismo tiempo? - ¡Papá! – intento ponerle un alto, pero, otra vez, fui algo ingenua. - No me gusta mentir viejo, sabes cómo son las cosas, la verdad por delante – se pone de pie y empieza a dejar todo nuevamente en su lugar, pero cuando me voy a levantar y hacer como que ya todo acabó por hoy, me hace una seña. Es que como le hago entender a estos hombres que yo quiero descansar sin dejar salir a la luz que me estoy esforzando un poquito de más otra vez. - ¿Te agrada mi hermano? - Por favor no intentes hacer de cupido, no tengo tiempo para eso – ruedo los ojos ya ansiosa por retirarme, pero al ver como mi padre me observa sé que él está del lado de nuestro amigo, lo que a su vez significa que no acabaremos tan pronto o fácil como lo pensé en un principio. Casi desearía estar discutiendo con Francisco sobre algo. - No lo hago, solo que desde que comenzamos a tratarnos más siempre pensé que ustedes congeniarían muy bien, por eso me da curiosidad. -Pues te equivocaste, ese hombre y yo discutimos seguidos y no tenemos nada en común – miento, lo hago y los dos lo sabemos. - Son iguales – bueno eso también es mentira. - No es cierto - ¿qué demonios? Claro que no lo somos. - Ambos son controladores y perfeccionistas – bueno, pues sí, pero él un poco más, casi al punto de obsesivo, sin embargo, no puedo evitar admirarlo un poquito sabiendo que debido a esa constancia consiguió todo el imperio que tiene ahora. - Él lo es más, pero es un grosero y antipático. – no me quiero dejar vencer, y es que, aunque ahora que lo pienso puede que, si tengamos similitudes, eso no significa que vayamos a tener algo como lo que él pretende. - Bebé, tu eres algo antipática y grosera – mi papá se mete en la conversación logrando ofenderme un poco. Se supone que debe estar de mi lado. - No lo soy – casi quiero hacer un berrinche, pero me abstengo. Soy una adulta de veintitrés, trabajo y soy relativamente independiente. - Lo eres con desconocidos – claro que tengo un carácter fuerte con las personas que no conozco, pero hasta donde tengo entendido eso era lo normal ¿cierto? - Pues obvio, son desconocidos ¿a los niños no se les dice que no hablen con desconocidos? Yo solo obedezco a los principios que me dieron de pequeña – ambos se burlan de mí y quiero maldecir un poco. Si uno ya es pesado, los dos al mismo tiempo requieren la paciencia completa de dos monjas y cinco enfermeras. - Cariño, lo eres – mi papá estira la mano hacia mí y la aprieta como reconfortándome, pero en realidad lo hace para molestarme más. - Si bueno, compartimos uno o dos cosas, no es tan importante ni significa que sea el amor de mi vida. - Pero te parece guapo – ruedo los ojos por enésima vez cuando Grayson remarca ese factor como si fuese el decisivo para todo. - Sí, Gray, mi jefe es toda una delicia para la vista – su sonrisa burlona me molesta, pero ya me designé a que debo soportar un poco más para poder salir de acá tranquilamente. - Gracias – su tono egocéntrico me irrita, pero es la verdad. Este par son físicamente idénticos y ambos son muy atractivos. La diferencia es que se me hace más encantador un hombre con traje que con bata de doctor. En fin, esto no viene al caso. - A ti, ya nos vamos – me pongo de pie casi en un salto y tomo la silla de mi padre para dirigirnos a la puerta, pero somos detenidos por la voz de nuestro amigo. - Es un buen hombre, en serio – y su tono me confirma que ya se dejó de juegos, por lo que asiento y lo veo fijamente a los ojos para trasmitirle que le respondo con la misma sinceridad que él me está dando. - Lo es, cuídate – y salgo casi corriendo del lugar, ansiosa por dormir un poco. - ¿Lo es? – camino con mi papá a casa sin ánimos de pedir un taxi y disfrutando del tiempo juntos, porque lo más probable es que llegando a casa lo primero que haga sea dormir. - Sí, quiere a su hermano y se preocupa por él, también es un buen jefe que cuando nos equivocamos se toma el tiempo de enseñarnos personalmente los errores y ayudarnos a corregir. - Suena a que te gusta – pienso que está bromeando y me quejo, pero solo debo darle un pequeño vistazo por el rabillo del ojo para notar que no es así. - Es un buen tipo y lo admiro porque logró dominar un imperio desde joven, es algo tirano pero un buen jefe – repito lo que llevo diciendo casi desde la primera vez que se habló de él. Cosa que para comenzar me hace dudar porque la insistencia ya no es tan normal. Pero supongo que Grayson habrá dicho algo para que mi padre y Martha pregunten tanto por él.
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