-Esto es increíble que te estés revolcando con unas de las sirvientas. - La mujer entra como una fiera, botando fuego más bien veneno. - ¿Qué quieres? - Él no se preocupa en darle la más mínima explicación, su voz es bastante fuerte y su actitud me da entender que no se la lleva nada bien con su madre. -No me hables así. - Ella lo reprende. - ¿Cuánto necesitas? - Se va al mismo escritorio al que estos momentos estuviéramos haciendo el amor si no fuera por su madre, la saca de unas de las gavetas una chequera. - ¿Quién piensas que soy hijo?, he venido hasta aquí para que no cometas una locura con esta mujercita. - Ella me señala como si fuera un animal que hay que tener cuidado. -Ya sé que debes hasta la forma de caminar Gisella, ¿ya dime cuanto necesitas? - Esteban sigue ignorand