Salgo del baño estoy peleando con mi cabello que está bastante enredado y mojado, voy por mi pijama.
- ¿Qué quieres de mí? - Escucho detrás de mí, me giro tan brusco pegando un grito, pensaba que estaba sola, está arrecostado de la pared con sus brazos cruzados, hace que se le marquen sus perfectos músculos de los brazos.
- ¡Dios santo!, Esteban como se te ocurre asustarme de esa manera.
-No era mi intensión de asustarte. - Dice en un hilo de voz, me está mirando de arriba a abajo, la toalla de baño se me cayó en el susto.
-Lo único que quiero es que me veas así y no una enemiga, cuándo preguntó algo referente a tu vida. - Término de hablar y ya lo tenía encima besándome tan salvaje, lo dejo que me devore, nuestras respiraciones agitadas, mis manos vuelan desde su cuello hasta sus hombros de arriba abajo, caemos en la cama sin dejar de besarnos y tocarnos, hicimos el amor una y otra vez, hasta quedarnos dormidos.
- ¿Lograste hablar con él?
- No Janeth, es como un cofre cerrado del que no tengo la llave. - Estamos camino a Caracas, Janeth y yo vamos atrás, Beatriz si va con Max, aunque ella va más en el teléfono y ellos de deporte, política y todo lo que ya están relacionado a lo empresario, hoy Esteban y yo no hemos cruzado más de un hola, a pesar de que dormimos juntos, nos bañamos juntos, nuestras bocas siempre estuvieron ocupadas en estar entrelazadas, cada vez que recuerdo lo de éste fin de semana con él, siento mariposas en mi estómago, se me forma una sonrisa en los labios, siento mis mejillas calientes y rojas.
-Ay cuñadita, creó que este fin de semana te ha marcado y mucho. - Se burla Janeth, Beatriz voltea para verme al escuchar a Janeth, se quita el cinturón y se viene hacia atrás dónde estamos nosotras, dejando a Max con los chicos, ellos sí que aún si sigue disfrutando.
-Melanie Rodríguez, con que se te ocurra enamorarte de él, te juro que yo misma te encierro en una habitación y te obligo a ver toda clase de película, menos que no sean románticas para que ya dejes de creer en cuentos de hadas. - Me retrecha los dientes muy bajitos, para que solo la escuchemos nosotras, en eso nos carcajeamos de la risa, mi hermano se ha dedicado en no frenar en cada hueco que pasa en la carretera y hace que Beatriz caiga encima de nosotras quedando con la cabeza pegada en el suelo del carro y los pies en la cara de Janeth.
-En cuánto lleguemos a Caracas, te juro que te las verás conmigo. - Beatriz amenaza a mi hermano que también está mirando por el retrovisor riéndose.
-Hoooo, vamos prima sabes que te amo y nunca te haría daño, fue solo un huequito, lo único es que estabas en una mala posición. - Se burla Alejandro de ella.
-Ya verás apenas termine con Melanie, iré contigo. - Lo amenaza de nuevo sobándose el codo, se lo lastimo al caer.
-No primis, si con alguien te quieres desquitar ve buscando otra víctima, porqué yo no lo seré.
-Ale mi vida, necesito que te detengas en cualquier gasolinera, quiero ir al baño. - Le ordena Janeth y mi hermano se detiene en un restaurante, aprovechamos a desayunar salimos de madrugada de la finca, hoy es lunes y el tráfico en la capital es de terror, terminamos de desayunar, soy la primera que salgo del local me subo en la camioneta, la verdad es que quiero estar sola, Esteban también sube y se sienta a mí lado, lo veo de reojo y me está mirando como si estuviera estudiándome.
-Nadie tiene la llave y nadie la tendrá nunca. - Volteo a verlo a los ojos y está muy cerca de mí, me entra un escalofrío por toda mi columna vertebral llegando hasta mi nuca.
-Así que me escuchaste ¿no? - Le quito la mirada de sus ojos y con un nudo en mi garganta.
-También escuche lo que te dijo Beatriz.
-Tranquilo no estoy enamorada de ti y la verdad me impresionas una vez más, ¿cómo escuchaste? si la música estaba un poco alta y los vi hablando? - Él se acerca mucho más, agarra mi dije y se le queda mirando con curiosidad.
- ¿Te puedo hacer una pregunta? - Dice con su voz fuerte aún con la mirada fija en el dije y jugueteando con él, su respiración choca con la mía estamos a centímetros cara a cara.
- ¿Una pregunta?, claro si, eso es lo que tú haces, yo a ti no puedo hacértela siempre tratas de eludir el tema. - Le arqueo una ceja, siento un alivio porqué volví a sacarme otra vez, esa espinita que llevo de dentro, se le curva una media sonrisa en sus labios y esos lindos ojos se clavan en los míos.
- ¿Te arrepientes de a ver estado conmigo Melanie? - ¿Queee, en serio me está preguntando eso?, no le basto con que no puedo estar sin sentir sus labios junto a los míos, muerdo mi labio para no lanzarme encima de él.
-No me arrepiento, fue maravilloso, creó que no pensé que mi primera vez iba hacer con un hombre tan guapo, sexy, misterioso, pero sobre todo muy buen amante. - Término decirle, casi rozando sus labios, se me acerca y muerde mi labio inferior halándolo hacia él, eso ¡Dios! me hace gemir y sentir todo por él.
- ¡Cuántas ganas! - Me susurra en mis labios, me agarra por mi cintura y en un abrir y cerrar de ojo me tiene encima de él.
- ¿Esteban que sentiste cuándo nos vimos por primera vez? - Mete su mano debajo de mi camisa.
-Me gustaste desde que vi esa sonrisa tan hermosa, sentí tanto deseo de tenerte así, como te tengo ahora. - No bastaron para volvernos locos, ¡gracias a Dios!, que la camioneta tiene los vidrios oscuros y no se ve hacía dentro.
-Hooo no vamos, no basto el fin de semana. - Janeth abre la puerta de la camioneta, nos vemos algo frustrados a la final nos partimos de la risa, me voy a mi asiento y Esteban se acomoda un poco ya lo tenía ya sin camisa, todos se suben a la camioneta.
-Ay prima, es que, si estás lenta, nos hubieses mandado un mensaje para que nos tardáramos más. - Beatriz sube sus ojos en blanco.
- ¡Ay, mi Dios!, creo que he dejado mi teléfono en la finca.
- ¿Hasta ahora es que te acuerdas, hermanita? - Se pone de mal humor y con toda la razón ya estamos casi llegando a Caracas.
-Huysss que Cascarrabias. - Está rojo como un tomate de la rabia.
-Tranquilos yo lo tengo, Nana me lo dio está mañana, sabía que no te ibas acordar de él. - Nos dice Janeth buscando en su cartera.
-De verdad prima, no sé cuál es esa manía tuya de que apenas llegas a la finca, te olvidas de la tecnología, cómo dices tú.
- Es que es el único momento en que me olvido del mundo. - Le aspecto tomando mi teléfono, me lo está dando Jannet, lo enciendo para ver que tanto mensajes y llamadas tengo y el pobre se empiezan a volver loco entrando tantas notificaciones, me quedó loca de que unas sesenta llamadas son de Cristofer y más de cincuenta mensajes, cada una amenazandome que en dónde estoy metida, por qué no contesto las llamadas y por qué no fui al dichoso almuerzo con sus padres.
- ¿Tú novio reclamandote?. - Dice Esteban muy chocante.
-No tengo novio y tu más que nadie lo sabes muy bien. - Le digo irritada entre dientes.
-Él no creé éso. - Cuándo le iba a decir algo para que dejará sus ironías, suena mi teléfono y es una llamada de él.
- ¿Qué es lo que quieres Cristofer? - Descargo toda mi ira, al contestarle.
- ¿Se puede saber dónde diablos estás metida? - Grita muy molesto.
-No es tú problema. - También le grito, ya me tiene hasta la coronilla de tanto maltrato de él, hacia mí.
-Claro que es mi problema, eres mi novia y tengo el derecho de saber en dónde estás y lo que hagas. - Me río muy fuerte todos en la camioneta se me quedan mirando extrañados.
-Tú sabes muy bien que ya no somos nada, con lo que haga con mi vida no es tú problema Cristofer, por qué no vas y te busca una de tus tantas mujeres y le haces la vida imposible y a mí me dejas en paz. - Le cuelgo la llamada, mi prima y Jannet empiezan aplaudir y felicitarle por lo que hice, estoy aún atónita por lo que acabo de hacer, no soy así, jamás peleo con nadie, estoy temblando y mis ojos están algo llorosos.
-Te vez hermosa cuándo te enojas. - Me susurra en mi oído.
- ¿Y ahora si te quedo bien claro, Esteban? - Le aspecto muy sería, pero aún nerviosa.
-Aún no.
- ¿No, pero que más quiere que haga o que te demuestre para que entiendas que no tengo novio, que lo deje? - Estoy cansada de esta situación.
-No tienes que hacer nada, no te estoy pidiendo nada Melanie. - Dice muy serio y volviéndose acomodar en su asiento.
-Tienes toda la razón. - Esto me pasa por tonta, me duele mucho, ¿qué pensabas Melanie?, que te diría si y quiero que seas mi novia, por favor que ilusa....
L. R.