Megan Subo las escaleras dando saltos y me giro para despedirme de Christian con la mano. Él sonríe y se despide con aire juguetón. Sonrío y abro la puerta sin perder ni un segundo. —Hola —digo para avisar a Rebecca de que he llegado. Sale corriendo de su cuarto y me dice: —Madre mía, ¿cómo ha ido? —Se mira el reloj y añade—: ¿Vuelves ahora? La madre que te parió. Cuéntamelo todo con pelos y señales. —Pues… —Sonrío como si me diese vergüenza y me encojo de hombros—. Ha ido bien, supongo. —¿Qué habés hecho? —pregunta mientras se tumba en el sofá. —Cenamos en un comedor privado. —¿En un comedor privado? —Después fuimos a su casa. Es un milagro que pueda andar. Abre mucho los ojos y exclama: —¡¿se han acostado?! Tú nunca tienes sexo en la primera cita. —Lo sé, pero debería, porqu