—¿Y no se te ocurrió mencionarlo? —No sabía si lo decía en serio. —Dejo las flores en mi tocador y sonrío mientras las recoloco. —Vaya si te lo decía en serio. Llámalo, vete derechita tras él y agradéceselo en persona. Me troncho de risa y le digo: —Está en Nueva York, tonto. —¿Que está en Nueva York y te manda flores a casa? —exclama—. Madre mía, a este le ha dado fuerte. —Me arrebata la tarjeta de la mano y la lee en voz alta. Megan : Feliz Navidad. Un beso, Christian —Feliz Navidad a ti también, bombón —dice—. Podría haberte puesto «con cariño» o algo así, ¿no crees? Así es muy impersonal. Vuelvo a quitarle la tarjeta. La emoción me burbujea en el estómago mientras contemplo las flores. Me imagino a Christian diciéndole a la florista qué poner en la tarjeta. —Tengo que llama