Mayte sentía tanto miedo, como desesperación. Podía enfrentarse a sus padres, pero sería perderlos, eso le dolía demasiado. «He perdido todo por ti, Marcos, pero no quiero perder más», pensó —Sì, voy a casarme contigo. El hombre sonriò feliz. —Mañana, escapemos al registro civil, te veré a las siete de la mañana en el jardín con rumbo a la puerta trasera. Mayte estaba nerviosa, pero lo aceptó. Luego ambos se alejaron. Xavier estaba perplejo, siguió muy de cerca a Saúl, pero cuando escuchó la voz de su nieto, retrocedió. Saúl se giró a mirarlo con duda, pero luego se fue. —Abuelo, ¿Qué hacías? —Nada, hijo, venga, vamos a casa, te llevaré a comer. Dorian asintió. *** Luna encontró a Mayte después de la cena, ambas se sentaron en la terraza. —¿Cómo estás? Mayte hundió la