Luna no pudo resistirlo, manoteó desesperada, y luego empujó a Marcos, abofeteó su rostro con fuerza, mientras el hombre le miraba perplejo. —¡No vuelvas a tocarme en tu vida, Marcos! Elio esbozó una sonrisa de satisfacción al ver tal acto. Se acercò, no dijo nada, solo dio un fuerte golpe en el rostro a Marcos que cayó al suelo. —¡Si tocas a mi mujer, te juro que te mataré! Luna se asustó tanto que abrazó a Elio de la cintura. —Por favor, no hagas esto, Elio, no dejes que arruine la boda. Luna notó que Elio estaba fuera de sì, como un animal salvaje que no puede repeler su instinto. —Elio… Elio mirò sus ojos, era inexplicable la calma que ella podía darle, asintió. Ella lo soltó. —Ella solo se casó contigo por obligación, por su hija, pero no te ama, ¡nunca te amará! Elio si