—Madre, no pienses lo peor de mí. Esa noche estaba ebrio, fue el día del cumpleaños de Marcos, él me embriagó o hasta me drogó para enviarme a ese bar, él me envió con Luna, quería que tú me odiarás por ser un mujeriego y así me desheredaras y me echarás de la empresa —Elio luchaba porque su madre le creyera, tenìa miedo, pensaba en la posibilidad de que ella eligiera el bando de Marcos y no creyera en él, como antes lo hizo.
Marianela se quedó perpleja.
—¿Qué? —exclamó`, pero sintió que ya no conocía a Marcos luego de tales palabras.
—Sé que no vas a creerme, que hablo de Marcos, el perfecto niño de tu corazón, pero, digo la verdad.
Marianela hundió la mirada, le dolió ver que Elio pensara que ella no elegiría sus palabras. Ella era su madre, y Marianela supo que podía ver a través
