Llegamos a la casa de ancianos y estacionó mi auto cerca a la entrada. Bajamos y respiro hondo antes de entrar a aquel edificio. Tiene un patio enorme, en el cual hay varios ancianos y ancianas sentados en sillas mientras juegan cartas o juegos de mesa. Entramos hasta llegar al vestíbulo, un enfermero bastante simpático por cierto es quien nos atiende. —¡Buenos días! Mi nombre es Ryan.—saluda y se presenta, me mira con una sonrisa.—, ¿En que puedo ayudarlas? —Hola, muchas gracias. Mi nombre es Sam, estoy buscando a mi tío. —digo y le extiendo mi identificación falsa nuevamente. —, Se llama Bryan Well. En el registro me dijeron que probablemente esté aquí. El chico asintió, reviso en un cuaderno, anticuado pensé. Hoja por hoja, hasta que me pidió seguirlo. Con la rubia avanzamos por los