—No puedes seguir con esto —la risa era inexplicable entre ellos dos. —Claro que puedo, no tengo la culpa de que tus labios estén hechos a mi medida —Jareth besaba con mucha delicadeza a Isabella, mientras que sus manos rodaban por el cuerpo de la joven. —Si, pero tenemos que volver a estudiar, de lo contrario vamos a... —Perder los malditos exámenes, lo sé. Pero es que Isa... —Por favor, te prometo que tengo una sopresa para ti, luego de los exámenes de mañana. —¿Una sorpresa? Vaya, eso no lo esperaba. —Sólo espero que no vayas a salir corriendo como un cobarde. —Si es una propuesta de matrimonio, te aseguro que debes pedir mi mano primero —ambos estallaron en risas y continuaron en una rutina de besos. —No, no voy a pedir tu mano, porque no te voy a pedir matrimonio. —Es una pe