When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
—¿Por qué estás tan incómodo? —No lo estoy —la mirada de fastidio de Marco en aquel lugar no se podía disimular. —¿Por qué lo haces? —Que no estoy incómodo —repicó, ya molesto. —No hablo de tu mala cara, Marco. Te pregunto porque te casas, estás demasiado joven, no has terminado de vivir la vida. Se que Isabella y tu van a ser padres, pero no es una obligación casarse. —Idiota —Marco estaba realmente molesto con su amigo de parranda Frederick—. No lo hago por obligación, o porque sea una salida lógica. Lo hago porque la amo, la amo desde que la conozco y fui un completo imbécil con ella durante muchos años, algo que ella nunca mereció, pero sin embargo lo soporto. Tal vez si te fijaras en algo más que tetas y culos, verías. —Sigo sin entender. Pero supongo que sabes mejor que yo