PVO Jannick
Volver a Suiza no estaba dentro mis planes, al menos no por un buen tiempo, pero las cosas uno no las planea y menos, cuando te suplican que regreses porque te necesitan.
No es que diga que soy uno de los jueces más influyentes del país, lo soy. Soy respetado en EE.UU, lugar donde fuí juez por varios años, tuve los mejores reportes y también soy socio del próximo presidente de ese país, pero por ahora, necesito algo de paz, y nada mejor que mi país de origen, dónde también requieren mis servicios, además que tengo una buena cantidad de negocios.
_¿Y? ¿Que te parece Jannick? No te puedes quejar.-Me dice Tobías atento a mi respuesta.
_No, claro que no.-Le devuelvo el reporte.-Mas bien felicitaciones, las ventas de los clubes ha ido bien este último semestre, demasiado bien.
_Oye, ¿Que tienes?¿Estás bien?.-Me pregunta al verme masajear mis sienes.
_Un poco cansado por el viaje, pero ya se me pasará.
_¿Viaje? Espera, no me digas que aún no has ido a visitar a tu familia Jannick.
Suelto una risita de burla.
¿Familia?
Lo que tengo es todo menos familia.
Una madre que solo le preocupa las apariencias y me llama cuando necesita dinero o necesita alguna tarjeta nueva de crédito o mi ayuda para el ingreso de alguno de los clubes más importantes del país. De ahí viene Hania, ella es otra idéntica a mi madre, una mantenida que en cualquier momento me va a cansar y las ganas de mandarla a trabajar se me van a escapar. Tambien está Thomas, mi ridículo hermano menor que acaba de graduarse como abogado, y eso, porque nuestra madre lo presionó para hacerlo, hasta ahora me pregunto, como un imbécil como él pudo lograrlo, es inadmisible, hasta creo que pudo haber comprado a los maestros. Y después pero no la menos importante, Mily, ella aún es una jovencita menor de edad, pero más madura que los tres juntos.
_No, no tengo ganas de verles las caras, menos a mi madre que de hecho va a presionarme para que le consiga un buen puesto a mi hermanito. No gracias.
_Ah eso.-Se sienta y comienza a girar en la misma silla.-Parece que ocurrió un milagro con Thomacito, ese no sabía ni sumar y ahora es abogado, pero revisé su tesis y es estupenda.
_¿Tesis? Puedo haberlo mandado hacer, él no tiene cabeza para eso.
_Quizas, pero ahora tienes un hermano de abogado, no tienes escapatoria.
_La tengo, no vivo con ellos, al menos así no voy a escuchar sus quejas, sus reclamos o lo que quieran conmigo. Ya no voy a ser su maldito banco, menos su pase a las clases sociales altas. Al menos que le sirva su hijito predilecto.
_Ah sigues con eso.
Tobias sabe a lo que me refiero. Yo soy el mayor de todos, pero nunca fuí deseado por mi madre, siempre renegó de mí.
_Ya sé, lo que a tí te hace falta es una Suiza que te saque de tus cabales, supongo que las Americanas ya te cansaron.¿O me equivoco?
El sarcasmo de Tobías es increíble, él me conoce, después de todo es el encargado de mis negocios aquí.
_Sí, son aburridas, quizás una buena tajada de queso suizo me ayude a despejar la mente. ¿Tú cual me sugieres?
Tobias sabe que debo cuidar mi imagen y reputación, ir a un bar y ser visto con una prostituta es algo que podía hacer hace algunos años, ahora no, todo ha cambiado y de verdad algunas cosas ya me aburren.
_Ya se a donde podemos ir, es de noche y nadie sabe que el prestigioso juez Jannick Andersen ha vuelto a Suiza, y podemos ir en mi auto.
_Como se nota que te falta una mujer.
_A mí no, yo si me doy mis gustos después de trabajar.
_Sí claro, no lo dudo.
Después de esa breve bienvenida con mi amigo, me termina llevando a un bar de mala muerte, no es conocido pero si se sabe ocultar bien, además que ha comenzado a llover.
_¿Es en serio Tobías? Si hubiera sabido que me traías aquí, hubiese pedido los servicios privados de algunas mujeres en tu apartamento.
_No, no, eso es quitarle lo divertido a la vida Jannick, ves, por eso digo que te acostumbraste a lo cotidiano, a lo monótono. Descubrir nuevas mujeres interesantes que te saquen de quicio, que te saquen de tu zona de confort.¿No te parece tentador?
_No para nada. Ya no estamos en esos tiempos Tobias, ese tiempo ya pasó.
_Sí, sí, solo déjate llevar y ábrete esta noche. En este bar vas a encontrar a más que un delicioso queso suizo. Tú siempre has sido un casanova que no necesita llamar la atención. Por eso Thomacito te envidia.
Se burla, pero eso no es algo que me importara. Después de unos minutos, Tobias parece encontrar a alguien, toman, conversan mientras bailan, él si parece pasarla bien, creo que frecuenta mucho este lugar. Creo que yo soy el pasado de modas, o quizás esas juergas en Nueva York ya me cansaron.
Cuando me levanto del barandal y me acerco a la barra a pedir un trago exótico, de esos que me gustan y que por fortuna hacen aquí, noto a una mujer sentada, o mejor dicho desparramada y derrotada, da algo de lastima.
_Otro, uno más fuerte.-La escucho decir, justo en ese momento mi pedido ya está pero la rubia borracha lo toma.
_Oye espera eso es... mío.-Digo para entonces, solo le bastó unos 5 segundos acabarse mi bebida.
_Otro, este estuvo bueno.
_Era mío niña.-Le reclamo y ella por fin me nota. Se me queda viendo fijamente y al instante noto que es solo una chiquilla petulante que puede haber sufrido un desplante romántico o una ruptura.
_Oye, eres pelirrojo, yo tuve un amor platónico de niña, me lo recuerdas.
Lo que me faltaba, que me comparara con un niñito de su nivel.
_Y también hueles como a él.-La mujer loca se acerca y me huele, cuando intento alejarme, me doy cuenta que no puedo, su olor y mirada perdida es como una extraña invitación a lo desconocido pero excitante.
No sé, hay algo en ella que se me hace muy conocido, familiar.
_Oye, ¿Crees que soy bonita?.-Su pregunta es rara ,pero lo tomo por como venga, está tomada.
Miro su cuerpo y lo es, más bien diría demasiado atrevida, demasiado sensual, como si hubiese venido al bar con la intención de tener un acompañante para terminar en una habitación de hotel.
_Lo eres, pero estando borracha no tanto.-La provoco.
_Y-yo no estoy borracha, solo estoy cansada de la vida, de que todos crean que soy perfecta cuando no lo soy.-El barman sirve el mismo trago que pedí y ella lo vuelve a tomar. Bendita roba tragos.-Solo quiero ser yo, una chica de su edad, que le gusta bailar, correr, reír y equivocarme alguna vez en mi vida.
Sus palabras me suenan a reproche. Pobre chica inmadura pienso, ella no conoce nada de la vida.
Cuando termina de tomar el segundo trago, se acerca demasiado, tanto que sus pechos chocan contra mi pecho y eso me enardece.
_Quiero acostarme contigo.-Me dice de pronto y con eso compruebo que es una cualquiera, joven y bonita pero una ramera.
_¿Y cuánto me vas a cobrar?.-Le pregunto en un tono más serio, a lo que ella desvía la mirada.
_Me voy, me equivoqué, olvídelo, buscaré otro.-Me dice de pronto y se aleja de la barra.
Mierda, ¿Acaso era gratis?
Apesar que ella se aleja tambaleante, decido seguirla, algo me dice que no la dejé sola, pienso que es lastima de ver a una chiquilla rebelde que desea un poco de distracción porque sufre por la vida. Pobre, en verdad no conoce lo que es el trabajo duro.
Cuando estoy a cierta distancia, noto que se le acerca un tipo alto, ella intenta alejarse pero él parece insistir.
_Ella dijo no.-Le advierto tomando el brazo del imbécil que intenta forzarla.
_¿Y quién eres tú?¿Su novio?
_Así es, suéltala, a menos que quieras que tu cuerpo aparezca flotando en el río por pedazos mañana.
El hombre se asusta por mi amenaza, lo que hace que se aleje.
_No, no debiste hacer eso, pudieron golpearte.
_Soy muy buen peleador, se defenderme pequeña.-Le advierto acercándola a mí, pues noto que su vestido se ha alzado un poco, así que paso mi mano por sus glúteos con disimulo.
_¿Que haces? Me estás...
_¿Sigue en pie tu propuesta?.-Le corto y ella me mira anonadada por mi pregunta pero asiente ruborizada poco después, así que tomo su mano y salimos de ese sucio bar.
No sé que me pasa, pero mi caballerosidad me impide dejarla sola, por un momento recuerdo a Tobias pero no lo veo por ningún lado, de pronto, en ese momento la luz se va y es justo la señal que quería. Es seguro que Tobias se va a perder por ahí con alguna mujer y llegue mañana a trabajar pero no me importa, hoy quiero distraerme con esta pequeña mojigata que me ofrece sexo gratis y no está nada mal.
_¿Adónde vamos?
_A un hotel, ¿Dónde más?
_¡No!.-Me detiene.-Que sea en cualquier lugar, menos en un hotel. Que tal afuera, en el callejón.
Me quedo extrañado, confundido. Por un momento pienso que ella es pobre y no tiene un dólar para pagar un cuarto de hotel, pero creo que no está pensando bien, yo si puedo.
_No, será en una cama, será más cómodo.
_Pero aburrido.-Esta chica está probando mi límite pero debo admitir que me llama la atención tener una experiencia diferente a las que siempre estoy acostumbrado. Así que sin darle la contra, nos vamos hacia ese lugar y buscamos un espacio cómodo para ambos.
Dios, no puedo creer que alguien tan prestigioso como yo vaya a hacer tal estupidez, ya no soy un chiquillo, pero olvido todo eso, cuando acorralo a la pequeña mujer contra la pared.
Me tomo mi tiempo para admirarla, es bella y me temo que voy a disfrutar de este inesperado encuentro, lo admito, quería sexo pero jamás pensé que así.
Inicio besándola, acariciando cada curva de su cuerpo, de su delicada piel descubierta que toca mi mano.
_Mmm... Escucho su delicioso gemido, es pequeña pero fogosa, se que disfruta de solo mis roces.
_Voy a seguir pequeña.-Susurro al alzar sus manos y apoyarlas en la pared, levanto su vestido y sigo con mis toques, momento en que bajo mis pantalones.
_Oye hazlo con cuidado.-Susurra, pero creo que eso no estaba en el plan, yo soy todo menos cuidadoso.
_Trataré, pero no prometo nada pequeña. Por cierto, quiero tu nombre.
_¿N-nombre?.-Vuelve a gemir cuando muerdo su cuello y esto me enciende más.
_Soy Jannick, ¿Y el tuyo?
Ella sigue sin decírmelo, está bien, no voy a insistir, después de todo, esto será rápido y fugaz, no creo volver a verla.
Abro sus piernas y me voy introduciendo con cuidado.
_¿No has hecho esto nunca?.-Le pregunto al escucharla gemir de dolor.
No lo creo, hoy en día las mujeres les importa un rábano esta cualidad, y si las hay, es porque son mujeres insípidas, pero por alguna razón, esta niña no lo parece.
_No, es la primera vez que hago esto.-Sí que parece sincera, y lo compruebo cuando me adentro más, es estrecho pero húmedo, me aprieta de una manera provocativa, no lo sabe pero me está matando con eso. Sigo entrando y ella clava sus uñas en mi espalda movida por el dolor. Es placentero, demasiado, creo que esto va a ser increíble y voy a querer repetir.
Me voy moviendo cada vez más rápido, quiero más, y ella también. Lo noto al mirarme con esa expresión de que está excitada, que le encanta como me la cojo.
_Vamos pequeña, tu nombre, necesito saber tu nombre.-Para decirlo mientras me corro dentro de tí, pienso excitado por la idea.
Tras devorar de nuevo sus labios y mantenerme dentro de su estrechez, comienzo a marcarla, ella se estremece con un grito que me descoloca pero que me excita más. Sí, esta noche será larga pero memorable, quizás nunca más la vuelva a ver después de esto, pues yo solo tengo en mi corazón a una chica prohibida, una que quizás ya se haya casado y este dirigiendo las empresas de su familia en América.
Y cuando termino de venirme en ella, su nombre me desestabiliza por completo.
_Kira, soy Kira.-Me dice y me quedo observando cada facción de su rostro. Es imposible, por supuesto que es imposible, pero que tenga el mismo nombre que la pequeña niña con la me masturbaba en mi época de estudiante en Nueva York, me hacen alucinar.
¿Y porque no?
Deja de importarme que esta loca mujer es virgen y pienso que es ella, que porfin es mía apesar de todo.
Sí, es imposible que Kira Favre, sea esta mujer.