El día llegó y la cantidad innecesaria de invitados no parecía perturbar a la morocha quien terminaba de arreglar su vestido bajo la atenta mirada de Pierre el cual estaba bastante nervioso. —Tranquilo, Pierre, todo irá bien — Calmaba al pequeño terminando de acomodar su, muy abultada, falda de excesivas capas. Claramente el vestido era el más parecido al de una princesa de las películas, más precisamente al de Cenicienta en aquella versión con personas reales y un vestido extremadamente amplio. La falda del atuendo de Anna era ridículamente grande, el corsé le apretaba con fuerza el pecho y resaltaba sus senos, logrando un efecto en la cintura de la morocha la cual parecía afinarse infinitamente. Anna se dedicó una última mirada al espejo antes de abandonar la habitación junto al pequeñ