Isaías Machado se sentó en la esquina de su restaurante favorito disfrutando felizmente de un momento tranquilo. Sabía que sería breve. Su cita había ido al baño y su incesante parloteo lo hacía desear haber venido solo.
Noté una actividad frenética de mi equipo de seguridad en lados opuestos de la habitación y luego miré sorprendido cuando una mujer que no conocía se sentó en el asiento que mi cita acababa de dejar vacío.
"¿Puedo ayudarte?" levantó una mano para frenar a sus hombres. Estudió a la mujer. La conocía de algún lugar pero no lograba ubicarla.
Ella deslizó un USB a través de la mesa. "Sé que no me conoces. Tampoco te conozco, aparte de lo que mi esposo, o pronto a ser ex esposo, me ha contado. Considerando lo asqueroso que resultó ser, no me sorprendería si la mitad de lo que dijo fuera mentira, pero de todos modos es irrelevante."
"¿Qué es esto?"
"Información"."
"¿Es esto un intento de extorsión?"
"No," la hermosa morena con ojos delineados con kohl oscuro y labios rojos negó con la cabeza. "Es lo contrario. Mi ex me jodió. Mal. Dejó información en mi computadora sobre transacciones comerciales que podrían interesarte. No quiero extorsionarte, Sr. Machado. Quiero sobornarte para que me ayudes a arruinar al bastardo."
"¿Cómo quieres sobornarme?" Quería reírse de la vehemencia de ella.
"Merlin McGrath es mi ex."
Se incorporó. ¿Esa comadreja está casada con esta mujer tan hermosa? Se inclinó hacia un lado y dejó que su mirada recorriera todo su cuerpo y silbó bajo. "¿Cómo te jodió, me atrevo a preguntar? Por favor, no digas que te engañó."
"Con mi hermana."
"¿Son gemelas?"
" No."
"Entonces, ¿por qué? Eres un diez sólido."
Se ruborizó bajo su escrutinio, y a él le gustó el color en sus mejillas. Observó cómo ella lentamente negaba con la cabeza como si intentara despejar las telarañas.
"Escucha. No puedo hablar sobre su motivación. La hipótesis de mi hermano es que le cayó en la cabeza de niño. Mi teoría es que es un bastardo ambicioso que no está contento con lo que tiene, así que quiere el de los demás también. Dejó embarazada a mi hermana durante su recepción de boda."
"Sabes que podría arruinar su reputación solo con esta información."
"Adelante. Puede que haga llorar más a mi madre, pero en este punto, no me importa demasiado. Se casan mañana. Me ha llevado un mes filtrar la información que dejó en mi computadora portátil. También estúpidamente olvidó cambiar su dirección de correo electrónico, así que he estado mirando sus correos todos los días. Tiene un odio hacia ti como nunca he visto en nadie. Toda su familia también."
"¿Qué quieres?" Estaba intrigado. Una mujer despreciada era aterradora, pero esta tenía un rencor personal y una puntuación que saldar.
"Busca la información en el USB. Mi información de contacto está en él. Si quieres más información, te la proporcionaré, pero hay un trato."
"Siempre lo hay."
"Arruínalo. Destrozalo y haz de su vida un infierno viviente."
"¿Eso es todo?" Lo haría con gusto.
"Cuando su hijo cumpla los dieciocho años, el niño tendrá derecho a un fondo fiduciario. No quiero que un niño sufra innecesariamente. No me importa lo que hagas con él y mi hermana, pero no quiero que el niño pierda lo que le corresponderá. Pongo límites cuando se trata de dañar a un niño. No pidió nacer. ¿Sabías que hay una mujer que demandó a sus padres por no haberle pedido permiso para nacer? Tengo ganas de enviarle al niño todos sus videos en el momento en que cumpla dieciséis años. El pobre desgraciado va a pasar por un mal momento con mi egoísta hermana como madre."
"¿Él no te paga pensión alimenticia? Si le quito todo, tú también perderás."
"No me importa. Lo odio. Quiero que se queme."
Una discusión cerca de los baños llamó su atención y miró para ver a su cita regañando a otro cliente del restaurante.
La mujer frente a él se rió, "oops, parece que mi distracción no fue lo suficientemente larga. Te dejaré volver a tu cita. Si crees que la información en el dispositivo es algo que puedas usar, llámame. Podemos negociar." Se levantó rápidamente de su asiento y salió directamente del restaurante.
Le entregó la memoria USB al jefe de seguridad y le hizo señas para que la tomara. "No sé qué hay en ella. Podría ser nada. Podría ser todo. Mantenla segura hasta que estemos en la oficina y necesitaremos a IT para asegurarnos de que no esté cargada con un virus para acabar con nosotros. Además, averigua todo lo posible sobre la ex esposa de Merlin McGrath. Quiero cada detalle."
"Sí, señor." El hombre se alejó mientras su acompañante volvía a aparecer en la mesa.
"Isaías, alguna tonta derramó agua sobre mi falda de seda en el baño y luego cuando salí, otra chocó conmigo con otro vaso de agua. ¿Cómo puede ser este tu restaurante favorito cuando la clientela es tan torpe?"
"Estoy seguro de que es simplemente una serie de circunstancias desafortunadas. Yo pagaré por tu nueva falda." Trató de no sonreír al darse cuenta de que la morena había arreglado para que su cita se empapara. Probablemente ya le debía una.
"El restaurante debería pagar", bufó, lanzando su cabello rubio sobre su hombro enojada.
"¿Fue el personal del restaurante quien te derramó agua?"
"¡No!"
"Entonces, ¿por qué deberían pagar?"
"Deberían tener mejor control de sus invitados."
"Estaremos de acuerdo en no estar de acuerdo," indicó hacia el vino, "bebe tu vino. La cena llegará pronto."
"Está bien," bufó.
"¿Quién era la dama?"
"¿Cuál dama?"
"¿La que vi sentada en la mesa?"
"Se sentó en la mesa equivocada", mintió con total facilidad. "Estaba bastante avergonzada."
"Entonces, ¿por qué se fue?"
Se inclinó hacia adelante, "Creo que su cita la dejó aquí cuando ella estaba en el baño."
"¿Se fue sin pagar?"
"No lo sé. Realmente no me importa. Lo que me importa es no continuar esta conversación."
Veinte minutos más tarde, la había ignorado por completo. Ahora estaba luchando por recordar su nombre, mientras disfrutaba de los platos que le habían puesto delante. La mujer se quejaba del sabor a pescado de su plato principal y del contenido calórico de su postre. Se hizo una nota mental de que la próxima vez que cenara allí, vendría solo.
Cuando llegó la cuenta, se sorprendió al ver al dueño del restaurante acercarse y decirle que corre por cuenta de la casa.
"Entiendo que hubo un percance en el baño de mujeres, y nunca me perdonaría si tuvo una mala experiencia en mi restaurante."
"Mientras aprecio el gesto, te aseguro que no hay resentimientos por un pequeño incidente, y estoy dispuesto a pagar por mi comida. No me disuadirá de volver, te lo prometo."
"Gracias, Sr. Machado, pero debo insistir. Usted es un cliente valioso y aprecio su patrocinio. Por favor acepte esto como mi forma de disculpa."
"Entonces acepto, pero la próxima vez, yo p**o. Gracias, Mara."
"De nada. Por favor, disfrute el resto de su noche."
"Estoy seguro de que lo haré." Cuando salieron, miró a su chofer. "Por favor lleva a mi acompañante a casa o a donde quiera ir. Yo iré con seguridad y regresaré a mi finca."
"¿No vienes a casa conmigo?" Ella deslizó sugerentemente su mano por su brazo.
"No," él la miró con una triste sacudida de cabeza. "La verdad es que tu constante queja y gemido y tu necesidad incesante de criticar, quejarte y discutir todo esta noche ha hecho que mi polla quiera retirarse permanentemente. No vamos a follar. No esta noche ni ninguna otra noche. Buena noche."
Se alejó mientras ella se quedaba parada con la boca abierta. Se deslizó al asiento delantero del coche que normalmente conducía su jefe de seguridad. "Llévame a casa". Tenía una unidad USB para diseccionar y un plan de venganza para contemplar. A pesar del giro extraño de su noche, Isaias se sentía bastante satisfecho con el resultado.