ALINA Nunca me hubiera imaginado que Mauricio sintiera incertidumbre por el futuro, ni mucho menos que me fuera a decir que él también tenía miedo de lo que pudiera pasar entre los dos. Yo no quería enamorarme. No quería creer más en el amor, pero él me lo ponía difícil. Era carismático, atento, amable, protector, todo lo que una mujer podía soñar, pero mi desconfianza y las heridas que Leandro me dejó me hacían sentir nerviosismo de que me vieran la cara de nueva cuenta. Sin embargo, sus labios me nublaban el juicio y terminaba accediendo a las caricias que él me daba con sed de devorarme por completo. Me sentía tan deseada, que por primera vez en mi vida me sentía especial. Nada comparado con Leandro. Respondí a sus labios en automático, que me tomaron por sorpresa mientras sus pala