MAURICIO Me quedé con un sabor amargo en la boca cuando entre al departamento sabiendo que Lina estaba yendo con otro hombre a cenar. Ella debía cenar conmigo, con su hija, con su mamá, no con ese imbécil con cara de renacuajo baboso. Si tenía hígado en ese momento era un milagro. Don lentes de lupa podría tener cara de estúpido, pero de eso no tenía nada. No sabía qué tratos se traía con mi esposa, pero me hacía estar alerta. No eran celos los que estaba sintiendo eso era seguro, pero no podía ir de aquí para allá con esposas ajenas. "Mauricio no seas idiota y comportate" me regañé yo solito. Ay madre, lo peor de todo es que no podía hacer algún reclamo como esposo, todavía, porque no quería que Lina entrara en pánico y me tratara como un demente. No la culparía si ella lo hace, po