ALINA
— ¿Tan mal te sientes? —Le pregunté al verlo un poco pálido.
Tomó la taza de café entre sus manos e intentó darle un sorbo al líquido, pero se lo quité antes de que pudiera dar un trago.
— Hey, ¿no ves que me estoy sintiendo mal? —protestó de inmediato al quedarse con las manos vacías.
— Es por eso que no puedes tomar café. Si es un problema de presión sanguínea no puedo dejar que tomes café. Sería peor para ti. —Le alcé una ceja. Dejé la taza sobre la mesa alejada de él para que no tomara. Llevé una de mis manos a su frente y lo comencé a palpar en la cara para saber si tenía temperatura.
— Estás bien de la temperatura. ¿Qué es lo que sientes? —Lo observé a los ojos intentando averiguar si tenía algún otro síntoma grave.
— No lo sé. —Tragó saliva. Me incliné hacia él para
