ALINA No supe qué decir o cómo reaccionar, pero había salido de la nada a arrancarme del lado de un extraño. — Tranquilo hombre, no sabía que tu chica venía acompañada. —Dijo el tipo subiendo las manos como si fuera un ladrón cachado en plena movida. Me vio con cierto resentimiento y yo me sentí como la zorra del año. Mauricio me tomó de la mano para llevarme a la terraza donde la música se escuchaba menos. — ¿Se puede saber qué haces aquí? —me interrogó. Hijo de los dolores. — Lo mismo que tú haces aquí. ¿Qué te pasa? Solo estaba bailando, y no tengo porqué darte explicaciones. Así que regresa de donde saliste y sigue con tu noche loca. — No salí de ningún lado, y ya que estás aquí ¿por qué no pasamos la noche juntos? —Me preguntó.— En plan de amigos. Deja que te invite una copa