When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
Capítulo XXIX Sobre las ocho y media de la mañana Bryce aparcó en la universidad. Había dejado a Weintraub cien metros atrás, para que no se viera que llegaban juntos. No quería iniciar chismorreos molestos. A él le había parecido bien, era comprensivo, y caminaba la distancia que le quedaba. Iba relajado, con las manos en los bolsillos, y se sentía feliz como no recordaba haberlo estado nunca. ¡Qué mujer, Megan Bryce! Una persona increíble, indescriptible, por encima de todo canon convencional. Estaba locamente enamorado de ella, y le sorprendía poder estarlo a sesenta y un años, pero era la realidad. Era así, y no podía hacerle nada. Volvería a verla a las nueve, durante la reunión organizada con los demás para comprobar los documentos que habían redactado. No podía esperar. Ya